Pretemporada - RIVER PLATE-SEVILLA

El arco contrario antes que el propio (1-3)

  • El Sevilla de Sampaoli esboza su idea ofensiva, con un dibujo temerario y asimétrico a veces. Posesiones verticales y cortas, sin excesivo manoseo.

"Se trata de pensar más en el arco contrario que en el propio". Con esta frase se presentó Jorge Sampaoli como entrenador del Sevilla, el pasado 4 de julio. Aquel señalado día dejó el nuevo técnico sevillista esta máxima como carta de presentación y, claro, en su puesta en escena, precisamente en EEUU, no iba a faltar a su palabra. El nuevo Sevilla de Sampaoli alzó el telón, con la cautela que requieren los amistosos, y lo hizo cumpliendo esa promesa de divertimento. Para bien o para mal, según sea el encaje de las piezas y según apriete el rival de turno.

El Sevilla que se atisbó en la alta madrugada estuvo mucho más pendiente del arco contrario que del propio. Y vio puerta bien pronto, en una eléctrica jugada por la izquierda entre Vitolo y Gameiro, lo que propició un obligado e inopinado repliegue ante el empuje de River Plate, porque el rival también juega. Quizá era lo que pedían los críticos de Unai Emery, pero también evidenció este Sevilla que, a poco que el puzle de Sampaoli no se engarce adecuadamente, todo ese entramado de piezas, movimientos, presión adelantada, permutas y siempre más gente por delante del balón que por detrás puede derivar en más de un susto importante cuando los partidos sean de veras.

Sobre la teoría, el Sevilla va a desenvolerse sobre ese arriesgado, a veces hasta temerario, dibujo de 3-1-3-3, o 3-4-3 en esencia, en el que un único medio centro defensivo hace de escudero de una defensa de tres integrantes, en la que dos centrales se abren casi a las posiciones de los inexistentes laterales para dejar como único y último hombre al líder de la zaga. La tarea defensiva corresponde a todos y empieza bien arriba.

 

En el caso del primer test, Carriço, Pareja y Kolodziejczak fueron los integrantes de una zaga que se benefició de la inteligencia táctica de Kranevitter, primer vértice del teórico rombo medular. Pero el River también atacó por el vértice izquierdo de ese rombo. Ésa era la posición de partida de N'Zonzi, que dejó huérfano más de una vez su lado teórico por la libertad de que gozó para crear. Por delante, una amplia panoplia con la que ejecutar el plan de buscar con avidez la puerta contraria. El resultado del primer test, 1-3 con muchas ocasiones de gol, atestigua que la idea va cobrando forma, pese a los riesgos asumidos.

 

Ante River Plate la moneda salió cara, gracias a la buena puesta en escena de un equipo muy vivo y mucho más vertical de lo esperado. Con tanta gente por delante del balón, N'Zonzi fue el galvanizador del juego, tanto en corto como en largos desplazamientos y cambios de orientación. El balón es la premisa, pero no se manosea tanto como cabría esperar. Entre otras cosas porque el que lleva el balón siempre encuentra a un par de compañeros cerca para combinar con rapidez. Las posiciones, además, no son inamovibles y eso hizo difícil a la defensa de River fijar a los atacantes sevillistas. Es la idea que quiere pulir Sampaoli.

 

Con el francés partiendo de la izquierda, Mariano en la derecha e Iborra ocupando el vértice superior del rombo, la línea ofensiva fue ocupada por Sarabia, Gameiro y Vitolo, cuya vocación de carrilero va a ayudar mucho a que sea una pieza clave en ese asimétrico y anárquico dibujo en que a veces se convierte este temerario Sevilla. Aun así, por su flanco se produjeron las mejores llegadas de River Plate, con dos claras ocasiones antes del descanso que pusieron en aprietos a un desasistido Kolodziejczak. N'Zonzi, omnipresente casi siempre, dejó algún agujero por ahí. Mariano, en cambio, más hecho a a la cal, taponó su flanco.

 

El primer once, no obstante, fue de circunstancias. Faltaban muchos refuerzos y aún no está claro el rol de jugadores como Iborra, que actuó en las dos posiciones centrales del rombo, como 10 primero y como 6 cuando descansó Kranevitter -un error en una salida a presionar del argentino ocasionó un agujero enorme, ejemplo del riesgo asumido-. Aun así, la idea sí quedó esbozada. Y quizá lo más sorprendente fue que el Sevilla fue mucho menos sobón y mucho más vertical con el balón de lo esperado. Ahí N'Zonzi se encontró como pez en el agua, al muy técnico Sarabia, pujante en las combinaciones rápidas y en la presión, hasta le costó acoplarse a tan elevado ritmo, Vitolo tiene cancha para hartarse y Gameiro se confirmó como el ejecutor ideal del plan ofensivo, por su dinamismo.  

 

En el carrusel de cambios salió Konoplyanka, en su línea: participó en todos los goles, a favor y en contra, y olvidó alguna vez que la idea es el colectivo. Correa ocupó el vértice superior con libertad, y dejó detalles. Y Escudero jugó a pierna cambiada. El laberinto de opciones es infinito y acertar las alineaciones será otro de los divertimentos de la era Sampaoli.

Ficha técnica 

1 - River Plate: Batalla; Mayada, Maidana, Vega, Casco (Olivera, m. 78) ; Ponzio (Domingo, m. 71), Fernández; D'Alessandro (Pisculichi, m. 66), Martínez (Andrade, m. 66); Mora (Driussi, m. 66) y Alario (Simeone, m. 66). 

3 - Sevilla FC: David Soria; Carriço (Ivi, m. 78), Pareja, Kolo; Kranevitter (Correa, m. 46), Mariano (Coke, m. 46), N'Zonzi, Iborra (Cotán, m. 78); Sarabia (Konoplyanka, m. 46), Vitolo (Escudero, m. 68) y Gameiro (Boutobba, m. 83). 

Goles: 0-1, m. 3: Gameiro; 0-2 m. 59: Konoplyanka; 0-3 m. 65: N'Zonzi; 1-3 m. 73: Giovanni Simeone. 

Árbitro: Esteban Rosano (estadounidense): Amonestó a los argentinos Martínez y Ponzio, y a los sevillistas Vitolo y Pareja. 

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