Espanyol | sevilla · a ras de hierba

La dictadura de la cal

  • Como el año pasado, el Sevilla ganó en Montjuïc desde las bandas · Diego Capel y Jesús Navas volvieron a ser protagonistas con una roja provocada y dos asistencias

La queja de Jiménez ya la querrían para sí muchos entrenadores. Dijo en la víspera algo así como que viajaba a Barcelona con cuatro hombres de banda y sin apenas delanteros. Cuando pronunció esa frase no se acordaría el entrenador de Arahal de un detalle: la temporada pasada en Montjuïc el Sevilla ganó el partido en las bandas. En aquella ocasión, Adriano cuajó un excelente choque como lateral derecho y Jesús Navas hizo lo que quiso con los dos marcadores que le pusieron, David García y Chica, gol incluido. Pero es que después Diego Capel terminó de reventar el partido en la segunda parte, con otro gol.

Por eso, continuando con el recurso de recordar manifestaciones de los protagonistas, bien que puede contestarle Jesús Navas a Luis García. Si el delantero espanyolista le hizo una vez un hat trick al Sevilla y anotó algún gol más en Nervión, al palaciego sí que se le da bien este campo. En el 2-4 de la campaña pasada, la banda derecha fue un ciclón que provocó los pitos del respetable hacia los laterales propios. Ayer Kanoute celebró dos asistencias del palaciego, una de ellas en una jugada que podría ser calcada a la del gol que firmó en la final de Glasgow. Definitivamente, el Espanyol es uno de los rivales preferidos de Jesús Navas. Puede que porque sea uno de los equipos de la Liga BBVA que peor defiende en los costados. Montjuïc ha sido sitiado dos temporadas consecutivas por la misma vía -y eso que la campaña pasada tampoco estaba Daniel Alves-, aunque al Sevilla ayer le costó entenderlo.

Y es que la banda marca. Es la zona en la que el fútbol está más cerca del espectador y eso en un estadio con pistas de atletismo como el que se encontró ayer el Sevilla se agradece. Se aplaude como al torero que acerca la faena al tendido que uno ocupa. Se ven mejor los detalles, se aprecia la velocidad de los toques, se escucha el fútbol, se ve la calidad... y también se agrandan los defectos. Es la dictadura de la cal y se juega con ese riesgo.

Mosquera sigue siendo un dolor en la banda. Desentona estridentemente en este equipo de estrellas. A Pochettino no le hace falta tener mucho conocimiento de la Liga española para saber que lo que tiene que hacer es ordenar a su gente buscar al colombiano. El padre de un recurso táctico que ayer empleó Jiménez, cambiar a los extremos de banda, fue Johan Cruyff. No se conoce de momento la autoría de aquél que se decidió a adaptar a un central al puesto de lateral, pero sin duda no lo hizo con uno como Mosquera. Hay que contar con un mínimo de cintura, de velocidad de reacción, capacidad para revolverse, oficio para meter el cuerpo, esconder el balón, jugar con los brazos y jugar con la cal, con esa raya que delimita el final de los terrenos en los que es válido tocar. El ejemplo puede estar en Sergio Sánchez. Como el Sevilla, el Espanyol ha suplido la marcha de un lateral diestro -Zabaleta- con un central. Es joven, pero es rápido, buen marcador, listo, va bien por alto y, sobre todo, parece futbolista.

Adriano no tiene las aptitudes de Daniel Alves, pero se tapa en el lateral, ya sea el perfil que sea. Si el año pasado hizo en Montjuïc un gran partido en el derecho, ayer le tocó salir para jugar en la izquierda y contribuyó para provocar esa ruptura necesaria. El soplo definitivo para aprovechar las acciones puntuales que ganaron el partido. La expulsión provocada por Capel -en la banda- y las dos asistencias de Navas. La dictadura de la cal.

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