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La guerra de las promesas

  • Marcelino se encuentra con la oposición de Pernía a un acuerdo en la primera reunión · El técnico arguye la inestabilidad del club y el impago de parte de su ficha y el dirigente del Racing se agarra al contrato firmado.

De momento, no hay fumata blanca en cuanto al entrenador. Marcelino García Toral, acompañado por su cuerpo técnico, el segundo entrenador Rubén Uría y el preparador físico Ismael Fernández, se reunieron a mediodía de ayer con Francisco Pernía en las oficinas del Sardinero y allí se encontraron con la negativa de éste a negociar. Ambos se echaron en cara las promesas incumplidas, en una guerra de compromisos rotos. Por un lado, Marcelino arguyó que es verdad que él se comprometió a continuar en el Racing y cumplir su contrato, pero siempre que el club tuviera estabilidad y pudiera garantizarle un proyecto. Y por otro, el dirigente se agarra a lo que firmó el asturiano en febrero, cuando se comprometió hasta el final de la pasada campaña y la entrante. Hoy hay previsto otro intento de acuerdo, aunque Pernía es hombre duro de pelar.

"No hay negociación y es verdad que la libertad es que vaya cada uno donde quiera, pero no hay negociación -dijo el dirigente racinguista al salir de la reunión-. No va a haber denuncia al Sevilla, pero es verdad que no son formas". Y arguyó algo difícil de entender en esta época en la que ni siquiera comenzó el verano: "El Sevilla se ha interesado por nuestro entrenador en un tiempo en donde no es tiempo de terminar. No es tiempo de negociar. Para nosotros que esté aquí el año que viene es muy importante".

Marcelino, ante la primera negativa de su todavía presidente a rescindir su contrato y, más aún, a ni siquiera negociar, envió un mensaje escueto y pesimista: "Está muy difícil, puedo entenderlo más o menos y puede entender la negociación de cada cual. El Racing no quiere negociar". El asturiano teme que el Sevilla no lo espere, aunque lo hará, por el momento.

En la madrugada de ayer, Marcelino por primera vez se confesó públicamente sobre la oferta recibida por parte de José María del Nido y Monchi, en la Cadena Ser. "Mi deseo es entrenar al Sevilla. Es una oportunidad única la que tenemos tres familias -dijo en referencia a sus dos ayudantes-, porque podemos ir a un gran club, a un equipo que aspira a ganar títulos y no se puede dejar pasar este tren. Espero que en Santander lo entiendan y que entre las tres partes podamos llegar a un acuerdo". "Ojalá podamos entrenar al Sevilla. Somos un cuerpo técnico joven y es difícil renunciar a una propuesta de un club así", añadió en otro momento.

Detrás de todo está la complicada situación de desgobierno que reina en el Racing desde que Ali Syed acometió la compra del paquete mayoritario de acciones, cuyos plazos de pago no ha cumplido antes de desaparecer. Tampoco ha cumplido con respecto a los pagos a la plantilla y al entrenador. El técnico tiene pendiente el 50% del pago de su ficha, que en principio debía cobrar de aquí al 30 de junio. Pero no se fía ni un pelo de lo que está viendo en Santander.

Es cierto que Marcelino se comprometió al final de la pasada temporada a cumplir su contrato con el Racing, con la condición de que le pusieran por delante un proyecto serio asentado sobre la tranquilidad institucional. Y actualmente en Santander hay una enorme inquietud. Por otro lado, Pernía es un negociador duro. El Sevilla ya lo pudo comprobar con la tardanza que hubo en el traspaso de Duscher, por cerca de un mes.

En puridad, Marcelino tiene contrato en vigor y, al no haber cláusula rescisoria firmada, Pernía puede pedir una indemnización si no hay acuerdo, según el artículo 16.1 del decreto 2006/85, que regula la extinción del contrato por voluntad del profesional. Marcelino quiere evitar tener que acudir al juez de lo laboral. Los 950.000 euros, correspondientes a la ficha del curso próximo, que pide Pernía es a todas luces un exceso para evidenciar su postura de fuerza. El Racing espera que el Sevilla realice este esfuerzo indemnizatorio de algún modo, pero en Nervión confían en que Marcelino resuelva por sí mismo la rescisión vista la situación de desgobierno del club cántabro y la deuda que tiene pendiente con él. Hoy habrá contraataque.

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