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Tenía que llegar la ruptura

  • Bajo el frenesí colectivo, cuando el desgaste abrió las líneas, alguien debía irrumpir con pausa para salvar la zaga adelantada del Atlético, y ya al final lo hizo Fazio

Pocos partidos deparan la intensidad que ofreció el Sevilla-Atlético. La primera hora se jugó en una franja de poco más de 30 metros y la precipitación fue constante. Había que mantener la guardia alta con el balón tan vivo como impreciso y el Sevilla lo hizo. Luego, el desgaste y la entrada de Maxi y Agüero abrió una rendija en la retaguardia colchonera por la que se coló el hombre que puso esa necesaria pausa, Fazio. Pase a la espalda de la zaga atlética, y definición de Jesús Navas. Tenía que llegar.

Defensa

Si el Atlético plantó de salida la defensa lejos de Leo Franco, la zaga sevillista no renunció a su paso adelante. En ese espacio tan comprimido, era fundamental estar muy atentos y anticiparse a Forlán, el hombre más adelantado, y a los hombres que le apoyaron más desde atrás, Maniche y Raúl García por el medio y Simao por la derecha -Antonio López estaba más pendiente de ayudar a Pernía-. Fazio y los centrales sujetaron bien a Forlán, que casi nunca recibió con tiempo para pensar, y Maniche sólo inquietó en algún rechace cazado al borde del área.

Pero Simao sí hizo daño de verdad. Adriano partió con la idea de romper la línea defensiva del Atlético desde atrás, como hizo ante el Espanyol la semana pasada, pero pronto se dio cuenta de que el portugués le podía coger las vueltas. En el minuto 28 fue así, el luso se anticipó y se plantó en el área, centró raso y fuerte y a Forlán se le fue el tiro a bocajarro al larguero.

Tras el descanso, Abel metió a Maxi por la derecha, quitó a Pernía, retrasó a Antonio López y reubicó a Simao por la izquierda. Mosquera le aguantó el pulso al luso mejor que Adriano. Maxi apareció por allí en una falta indirecta que desvió Palop. En juego, el argentino creó peligro cuando entró Agüero, Forlán retrasó su posición y los tres engarzaron una jugada de cracks, en el minuto 72. Forlán recibió una pelota entre líneas, Agüero se desmarcó, Maxi trazó una diagonal desde la derecha y el Kun le asistió como una centella. La defensa reaccionó pero Maxi conectó el tiro como un rayo. Por poco no fue gol.

Ataque

La primera parte requería alguien que pusiera pausa, la mínima serenidad para mover a un lado u otro y ver ese pase a la espalda de la valeinte defensa dispuesta por Abel. ¿Hubiera sido Romaric? Es fútbol-ficción y estas líneas están para contar lo que sucedió: Renato y Fazio se sumergieron en esa atropellada dinámica, con la pelota rebotada de un lado a otro y todos metiendo la pierna con ansiedad. Los laterales no desmadejaron el partido: Mosquera no está llamado para eso y Adriano quiso, pero se atascó y además Simao le fijó atrás.

Perotti tuvo mucha intención en sus conducciones, pero también le faltó calma en alguna acción. Acusó el desgaste del partido y cuando entró Acosta, en el minuto 55, el Atlético ya concedía más metros entre líneas. Había que ser listo para ver la ocasión, y lo hizo el más sereno, Fazio.

Virtudes

Intensidad colectiva, anticipación atrás. Fazio ya es Fazio.

Talón de aquiles

Faltó el freno en muchas jugadas.

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