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El quinto fichaje

  • Jesús Navas regresará después de su peor año con nuevos bríos y madurez para liderar el equipo · Ya dejó atrás su lesión de estrés y el club lo espera al 100%

Jesús Navas se reincorporará a la disciplina del Sevilla a principios de julio con nuevos bríos, como un verdadero refuerzo. A sus 25 años, ayer dio un paso muy importante en su vida, al contraer matrimonio en Los Palacios, que vivió el acontecimiento de forma especial. Eso se suma a su energía acumulada una vez superada completamente su lesión de fractura por estrés, producida en abril pasado. Los técnicos del Sevilla, Marcelino el primero, lo esperan con los brazos abiertos para que empiece la concentración en Costa Rica como uno más. Bueno, no exactamente como uno más, porque el palaciego, tras la marcha de Renato, ya es el jugador más antiguo de la plantilla del Sevilla. Por ello, está dispuesto a asumir los galones y a ser un referente dentro y fuera del equipo, con el brazalete de capitán bien asido. Es lo que espera de él el club, un Jesús Navas más maduro y dispuesto a relanzarse tras dejar atrás su peor año.

Después de disfrutar del título de campeón del mundo en Sudáfrica, Jesús Navas se topó con una realidad desconocida para él, la de las lesiones. El curso pasado apenas jugó entre todas las competiciones 28 encuentros, una cifra impropia para un futbolista que sólo en la temporada 2004-05, su primer año como fijo del Sevilla de la mano de Joaquín Caparrós, tuvo números similares: 30 encuentros. A raíz de esa temporada, su importancia en el Sevilla creció hasta el punto de llegar siempre al medio centenar de encuentros, excepto en la temporada 06-07, en la que una lesión menor lo tuvo de baja un pequeño periodo y sólo jugó 42 partidos.

Jesús Navas ha tenido dos lesiones distintas el curso pasado, una de tobillo y otra de peroné. El 16 de septiembre de 2010, ante el PSG, empezó su calvario. El infortunio medió para que se le partiera la bota y sufriera un esguince de tobillo con el que tuvo que terminar el encuentro. Reapareció fugazmente para jugar en Dortmund el 30 de septiembre, en el estreno de Gregorio Manzano, y aquello fue engordar para morir, porque se le recrudeció la dolencia en el tobillo, del que finalmente tuvo que intervenirlo quirúrgicamente el doctor Mikel Sánchez en Vitoria. Los meses de octubre, noviembre y diciembre los pasó en blanco y reapareció en enero. Volvió por sus fueros, convirtiéndose en un fijo, aun sin rendir a tope. Tras 8 partidos en enero, 7 en febrero y 4 en marzo, su rodilla dijo basta. Ante el Zaragoza se dolió de unas molestias y, tras diversas pruebas, la lesión dio la cara.

En un principio no hubo alarmismo, pero las molestias no remitieron y tuvo que ser una gammagrafía que se le practicó el 12 de abril la que descubriese que sufría una lesión interna en el peroné. El TAC al que se sometió anteriormente no había podido descubrir esta fisura interior por estrés. De ese modo, el extremo sevillista se perdió abril y mayo, le dijo adiós a la Liga. Desde ese momento, comenzó su recuperación, que ha concluido de forma satisfactoria.

Jesús Navas, después de su luna de miel, se reincorporará con el resto de compañeros el próximo 4 de julio. En su periodo de asueto, no tiene un plan específico de preparación más allá del habitual con el que marchan los futbolistas del Sevilla a sus vacaciones. Aun así, una vez que vuelva al trabajo continuará reforzando la musculatura de la zona, algo lógico después de un largo periodo de inactividad competitiva de casi tres meses. Dada su particular fisonomía, Jesús Navas viajará a Costa Rica como uno más y dispuesto a hacer olvidar su negro año. Con él, el Sevilla gana un refuerzo espectacular. De paso, gracias a su lesión, vivirá un verano tranquilo, ajeno a los rumores del mercado y centrado en partir de cero, en ser el quinto fichaje, quizá el más importante.

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