Sociedad

Seis años de la abdicación de Juan Carlos I

Los Reyes eméritos de España en enero de 2020 en una de sus últimas apariciones públicas.

Los Reyes eméritos de España en enero de 2020 en una de sus últimas apariciones públicas.

La rumorología ya había hecho acto de presencia, pero no por ello fue menos sorprendente el momento histórico que se vivió el 2 de junio de 2014. Juan Carlos I anunciaba la abdicación en su hijo el príncipe Felipe. Desde entonces, el cargo del monarca pasó a ser el de Rey emérito.

Los motivos para este hecho fueron variados. A juicio del propio monarca, era "el mejor servicio que se le puede hacer a los españoles". Su estado de salud, sus últimas acciones rodeadas de polémica y la necesidad de darle un nuevo aire a una institución como la monarquía pudieron ser las causas más evidentes.

"Una nueva generación reclama el papel protagonista para afrontar con renovada intensidad los desafíos" fue uno de los mensajes más claros del discurso televisado donde Juan Carlos I anunciaba su renuncia.

Retiro poco plácido

El cambio en el rol desarrollado por los medios de comunicación, cada vez menos 'respetuosos' con respecto a la Casa Real y con algunas de sus actividades sospechosas, provocaba que cada dos por tres se hiciera público un escándalo. Si Juan Carlos I pretendía guarecerse de la polémica y llevar una vida discreta tras su abdicación, la estrategia no le salido del todo bien.

Ya en 2014 la corona presentaba numerosos signos de debilidad debido al crecimiento del movimiento republicano en España y a momentos que causaron gran estupor como la cacería en Botswana de Juan Carlos I en plena crisis o el romance del monarca con Corinna.

Último escándalo

Y es precisamente Corinna zu Zayn-Wittgenstein, la que está presente en el último gran escándalo de la monarquía, que estalló justo al inicio de este período de confinamiento. Sus conversaciones grabadas y sus declaraciones son la clave para esclarecer el entramado financiero de la monarquía española. 

Las últimas investigaciones periodísticas revelaron movimientos de blanqueo de capitales en cuentas suizas pertenecientes al padre de Felipe VI.  La utilización de testaferros en diversas acciones bancarias, las fundaciones de las que Juan Carlos I es beneficiario o su intervención en negocios como el del AVE a la Meca, donde en teoría llegó a cobrar un regalo de 100 millones de dólares, son los frentes que tiene abiertos ahora mismo Juan Carlos I y, por ende, su hijo, el Rey de España.

El Rey de España en 2004, en el Gran Premio de Bahrein junto a Fernando Alonso. El Rey de España en 2004, en el Gran Premio de Bahrein junto a Fernando Alonso.

El Rey de España en 2004, en el Gran Premio de Bahrein junto a Fernando Alonso.

Además, publicaciones españoles y europeas publicaban una noticia hace apenas un mes que volvería a poner en entredicho las finanzas de la corona española. Supuestamente, Arturo Fasana, relacionado financieramente con el Rey emérito,ingresó en 2010 en una cuenta suiza del entonces monarca 1,9 millones de dólares. Un dinero que habría recibido unas semanas antes de manos del rey de Baréin, Hamad bin Isa al Jalifa, cuando asistió al primer gran premio del mundial de Fórmula 1.

Tan importante debe ser la cosa,  que su hijo Felipe, el actual Rey de España, decidió renunciar a la herencia que su padre pudiera legarle.

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