Causa criminal

Así continúa la búsqueda de los temporeros desaparecidos en Jaén

Una agente durante la búsqueda de los temporeros con ayuda de una perro

Una agente durante la búsqueda de los temporeros con ayuda de una perro / Archivo (EFE)

En diciembre de 2013 desapareció Tidiany Coulibaly, maliense de 22 años. En enero de 2021 lo hizo Ibrahima Diouf, senegalés de 31. Ambos hechos se produjeron en el mismo lugar y con circunstancias parecidas. Las fincas en las que a los dos temporeros se les perdió la vista pertenecen al empresario jiennense Ginés V.L., con quien los dos muchachos habían tenido una discusión tras la cual no se les volvió a ver.

El hallazgo del objeto personal de uno de ellos en una zona de las tierras en la que el trabajador nunca había estado, hicieron sospechar a la Guardia Civil y a la Policía hace nueve años. La nueva desaparición ha sido el punto de inflexión para que se iniciara una investigación más profunda en la que pretenden peinar toda la zona en la que los jóvenes podrían estar con retroexcavadoras.

La búsqueda se está centrando ahora en unos antiguos túneles y galerías subterráneas de la antigua e inacabada línea ferroviaria Baeza-Utiel que, con el paso del tiempo, se han convertido en escombreras y son de difícil acceso.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lleva desde el pasado 22 de noviembre removiendo la tierra con varias retroexcavadoras en este punto cercano a la localidad jienense de Villacarillo. Este rastreo se centra, sobre todo, en encontrar posibles restos óseos o textiles de, al menos, uno de ellos. Puesto que la desaparición de Diouf es la más reciente es más probable que sea de éste de quien se pueda encontrar algo. En principio se creyó que se iba a tardar menos en peinar la zona pero la búsqueda se está alargando más de lo estipulado debido a la dificultad que están teniendo para acceder a las citadas galerías. Para ello han requerido sustituir la maquinaria por otra más apropiada que es capaz de extraer tierra de un túnel de 400 metros y varías galerías paralelas. Son toneladas de tierra que hay que cribar y examinar "al milímetro" en busca de los posibles restos mortales de los trabajadores. Esto implica no solo el cribado, sino el análisis de cualquier tejido y huesos que vayan apareciendo en unas instalaciones que llevan en desuso más de medio siglo.

Fuentes de la investigación señalan que el lugar en el que se está llevando a cabo la búsqueda se ha escogido porque hay indicios concretos, que no han nombrado, de que se pueden producir hallazgos importantes. Si no se encuentran nuevas pistas, la investigación seguirá el calendario y las nuevas ubicaciones previstas, aunque la Guardia Civil no puede facilitar por el momento más información al estar la investigación abierta.

Hasta ahora solo han avanzando, según recoge el diario Público, que en los dos meses que llevan realizando nuevas búsquedas han descubierto algunas cosas que todavía no son concluyentes y que no pueden desvelar debido al decretado secreto de actuaciones.

Desde que comenzaron las investigaciones por la última desaparición, los equipos de la UCO y la Policía científica han registrado las instalaciones donde el empresario investigado suele alojar a sus trabajadores, varios garajes, la vivienda del investigado, unas piscinas naturales y varias pozas. Del mismo modo, se ha buscado en varias fincas aledañas, todas de difícil acceso y muy poco transitadas, donde se podrían haber trasladado los cuerpos.

De hecho, antes de comenzar a rastrear la zona de los túneles ferroviarios, las excavadoras y la unidad canina volvió a buscar con ayuda de un georradar más pistas en la finca La Moratilla, en el término municipal de Villanueva del Arzobispo. En ese enorme olivar fue donde en 2014 los investigadores encontraron unas orejeras de Coulibaly que también teníen restos biológicos del empresario. Fue por este hecho por el que lo detuvieron, aunque luego fue puesto en libertad por falta de pruebas respecto a la desaparición.

 

 

 

 

 

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