Causa criminal

La historia de Elena, la enfermera que drogó a sus compañeros por venganza

Torre del centro penitenciario de Huelva

Torre del centro penitenciario de Huelva / EFE

Elena Martínez, de 46 años y enfermera de profesión, trabajaba en la cárcel de Huelva desde hacía algunos años. Había luchado en varios ocasiones por obtener el puesto de supervisión de enfermería en el centro penitenciario pero no lo consiguió. En julio de 2018 ésta decidió vengarse y comenzó a suministrar un cóctel de drogas a sus compañeros que les ha dejado secuelas que siguen notando cuatro años más tarde.

Durante el verano de 2018, Domingo Camacho, quien ya era supervisor en el centro, probó la comida que llevaba en una fiambrera y le supo amarga, pero no le dio mayor importancia. El 9 de noviembre el médico de la prisión llevó lentejas para comer, al igual que el enfermero jefe, y sufrió la misma intoxicación aguda, pero no sospecharon nada.

Sin embargo, unos días después, el 15 de noviembre, seis enfermeros sintieron mareos y comenzaron a vomitar tras desayunar juntos. Se hicieron tests de drogas y descubrieron que todos habían sido envenenados a través del café. Denunciaron lo ocurrido a Instituciones Penitenciarias y a la policía, que abrió varias líneas de investigación.

Un mes después Martínez fue detenida por haber drogado a sus compañeros con un cóctel de metadona (opiáceo sustituto de la heroína), nordiazepam (un tranquilizante) y pregabalina (medicamento para el dolor). La unión de todas las sustancias diparan los efectos de cada una de ellas y pueden resultar mortales o dejar consecuencias graves.

Tras lo ocurrido, en diciembre de 2018 se dio de baja médica, más tarde pidió el traslado a la prisión de la capital andaluza, y el pasado enero el instituto armado la detuvo en la Operación Estempel por falsificar recetas de Muface tras suplantar la identidad de una médica.

Martínez, madre de dos hijos con una vida aparentemente normal y que vivía a unos kilómetros de la capital onubense, carece de patologías mentales según los informes que se le realizaron y ha negado en todo momento los hechos por los que se ha acabado siendo condenada.

Camacho aportó a los jueces de la Audiencia de Huelva un análisis de su pelo que demostró que había ingerido metadona durante el verano de 2018, mucho antes de los tests realizados en noviembre, lo que reforzaba la tesis de que los episodios de envenenamiento se prolongaron durante meses. Identificaron tres fechas en las que podría haber sido envenenado porque sufrió secuelas, pero podrían haber sido más.

Siempre sucedieron en mañanas y mediodías en las que la enfermera procesada estaba saliente de guardia y podía acceder al armario donde se guardaba la metadona sin que nadie la viera.

Dado que la investigación no pudo determinar las dosis exactas, fue imposible durante la instrucción saber si la intención era causar lesiones o varios asesinatos frustrados. Los enfermeros intoxicados padecen actualmente de insomnio, ansiedad y estrés postraumático.

El 28 de noviembre se celebró el juicio por el que se ha condenado a Elena Martínez a 21 años de cárcel por 10 delitos de lesiones y deberá indemnizar con 61.840 euros a los seis enfermeros y el médico intoxicados. Las acusaciones pedían que fuera condenada por un delito contra la salud pública (por administrar irregularmente metadona) pero finalmente los magistrados no han atendido esta petición.

 

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