Sociedad

Diez detenidos en un prostíbulo de Barcelona por drogar y robar a clientes

  • Mezclaban sustancias estupefacientes en su bebida para sustraerles dinero en efectivo y cargar cobros fraudulentos a tarjetas.

Los Mossos d'Esquadra han detenido al dueño de un prostíbulo de Barcelona y a nueve trabajadoras acusados de robar hasta 4.500 euros a clientes del local, a los que aturdían mezclando sustancias estupefacientes en su bebida para sustraerles dinero en efectivo y cargar cobros fraudulentos a sus tarjetas. 

En declaraciones a los periodistas, el inspector jefe de la comisaría de Sarrià-Sant Gervasi, Jordi Silva, ha explicado que la investigación se inició en diciembre pasado a raíz de la denuncia de cuatro clientes que aseguraron, con un relato casi idéntico, que tras acudir al local se encontraron "peor que nunca", con una fuerte resaca y muy desorientados, pese a que no habían tomado drogas ni se habían emborrachado de forma consciente. 

Los denunciantes, un ciudadano francés residente en Barcelona y tres vecinos de la capital catalana de origen español, quedaron tan aturdidos por la ingesta de sustancias estupefacientes que les mezclaron en la bebida que no recordaban ni siquiera si habían llegado a mantener relaciones sexuales con las prostitutas, pese a que sí que les cargaron el servicio a sus tarjetas. El inspector Silva ha admitido que los investigadores temen que haya una "cifra negra" de víctimas que no se atreven a denunciar, como ocurre en casos parecidos vinculados a la prostitución, debido a su situación familiar o porque se trata de turistas que se dan cuenta de la situación una vez que han regresado a su país. 

Según el inspector de los Mossos, las cuatro víctimas, alguna de las cuales llegó incluso a quedar inconsciente en el local, han denunciado que tras robarles el dinero en efectivo y hacer cargos fraudulentos y reintegros con su tarjeta, les echaban del local, abandonándolos en la calle, desorientados y sin dinero. Para drogarles, las prostitutas y camareras del local detenidas mezclaban supuestamente sustancias estupefacientes en las bebidas, de forma que el cliente quedaba muy aturdido. Cuando la droga hacía efecto, le llevaban a la zona de habitaciones y allí le robaban el dinero en efectivo, el teléfono móvil y le cogían la tarjeta, aprovechándose de su estado. 

Una vez en poder de la tarjeta, cargaban importes en el datáfono del establecimiento y también hacían reintegros en un cajero automático de una calle cercana. Los investigadores sospechan que las prostitutas o las cámaras conocían el número PIN de la tarjeta porque cuando el cliente ya estaba medio drogado le hacían pagar algún importe y aprovechaban para fijarse en el número secreto que marcaban. Uno de los clientes se encontró tan mal que al día siguiente de ir al local fue al médico inmediatamente para hacerse una analítica, que constató que tenía en la sangre elevadas dosis de sustancias estupefacientes, como benzodiazepinas, anfetaminas, cocaína y cristal, entre otras, pese a que, como las demás víctimas, aseguró que no había consumido drogas voluntariamente. 

Ante estos indicios, los Mossos d'Esquadra registraron el prostíbulo -al que no le constaban denuncias previas- el pasado 3 de marzo, cuando comprobaron que de las 43 chicas que trabajaban en el local, ya fuera como camareras o como prostitutas, 23 de ellas llevaban sustancias estupefacientes encima, supuestamente para usarlas con los clientes. Por este motivo, los agentes levantaron 24 actas de denuncia por tenencia de sustancias estupefacientes y por tolerancia al consumo en el local y se intervinieron tanto las imágenes de las cámaras de seguridad como pequeñas cantidades de cocaína, cristal, éxtasis líquido y en pastillas, hachís y marihuana. 

De los diez detenidos, que no tenían antecedentes, el juez ha decretado el ingreso en prisión por robo con violencia para dos de las chicas -las que está más acreditado que drogaron a sus clientes, según el inspector- y ha dejado en libertad con cargos a los demás. 

El dueño del local es de nacionalidad alemana, mientras que las prostitutas y camareras, que tienen entre 24 y 41 años de edad, proceden de Ecuador, Venezuela y Colombia. Además, los Mossos han dictado una orden de búsqueda y captura para otras dos chicas, si bien se teme que han huido a Latinoamérica, de donde son originarias. 

Según los investigadores, los beneficios que los detenidos obtenían con estas actividades se los repartían entre las prostitutas, las camareras, el dueño del local, la empresa de datáfonos contratada y la persona que se encargaba de hacer el cobro de la tarjeta con el datáfono. Los Mossos d'Esquadra han puesto el caso en conocimiento de los Servicios Municipales del Distrito por si creen preceptivo adoptar alguna medida contra el local, que sigue abierto y que desde se produjeron las detenciones no ha vuelto a ser objeto de ninguna otra denuncia parecida. 

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