Sociedad

El 96% de las españolas nunca se ha sentido discriminada por ser mujer

  • Aquellas que percibieron el machismo también tenían peor percepción de su salud, peor salud mental y fumaban más.

El 96 por ciento de las españolas asegura no haberse sentido discriminada nunca por ser mujer en ninguno de los ámbitos de su vida, según se desprende de un estudio realizado sobre 10.927 mujeres entre los 20 y los 64 años de edad por la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que será publicado próximamente en la revista Journal of Women's Health y del que se han adelantado hoy los primeros datos en el III Encuentro organizado por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), bajo el título 'La Salud de la Mujer en tiempos de crisis'. En dicho documento se explica que aquellas que si han padecido machismo tienen una peor percepción de su salud, peor salud mental y fuman más.

La encargada de presentar estos resultados en este foro, que contó con la colaboración del Instituto Novartis, fue la profesora de la Red Temática de Investigación de Salud y Género (RISG) de Barcelona Carme Borrel, autora principal del estudio, quien hizo hincapié en las mujeres inmigrantes de países pobres, donde sólo cuatro de cada 10 perciben las consecuencias del machismo en sus vidas, a pesar de que, por ejemplo, ocho de cada 10 sufren malos tratos en el hogar.

Del nimio porcentaje de mujeres que se reconocieron víctimas de discriminación por motivos sexistas (3,4%, un total de 372 casos) -en su mayoría pertenecientes a jóvenes de clases sociales más altas- cerca del 53 por ciento reconocen que esta situación la sufren en el ámbito laboral, sobre todo porque suelen cobrar sueldos más bajos que los hombres por el mismo trabajo, tienen menos poder y deben  encargarse de tareas que se le asignan sólo en función de su sexo.

Para la profesora Borrel, la escasa percepción del machismo que muestran las mujeres del estudio se debe a que, en sociedades como la española, la portuguesa o la griega, que son "patriarcales" y han pasado recientemente por una dictadura, "el machismo está legitimado, se ve como normal y se declara poco". "No reconocen el machismo porque no lo sufran, sino porque lo tienen interiorizado", aseveró.

También según esta investigación, la primera dedicada en España a averiguar la percepción del machismo entre las mujeres y sus consecuencias de salud, aquellas que reconocieron sentirse discriminadas presentaron indicadores de salud más negativos que el resto, ya que consideraban peor su salud, tenían peor salud mental, fumaban más y mostraban una mayor incidencia de lesiones físicas, bien por accidentes o por maltrato, en los últimos 10 meses.

"Confirmamos que aquellas mujeres que sufrían más sexismo eran también las que declaraban peor salud. Fue más común entre mujeres jóvenes, separadas o divorciadas y también, entre inmigrantes procedentes de países poco desarrollados", señaló Borrel, resaltando que, las discriminadas, presentaron "más del doble" de problemas mentales que el resto y más necesidades sanitarias no cubiertas. 

A su juicio, "la sensación de sentirse discriminada en estas mujeres genera estrés y nerviosismo, que el cuerpo asume como un problema físico y acaba incorporando en forma de enfermedades, lo que genera peor salud mental, como ocurre en otros casos, cuando alguien se siente discriminado por razones religiosas, de clase o raza, un problema este último muy descrito en Estados Unidos".

Según la profesora María del Carmen Maroto, catedrática de Microbiología y Parasitología de la Universidad de Granada, "este proceso se llama somatización y consiste en trasladar los aspectos negativos psicológicos al plano físico, convirtiéndolos en enfermedades del propio cuerpo, como cansancio, cefaleas, sensación de malestar y depresión general o problemas digestivos. "La persona se siente mal, pero sin patología específica detrás", indicó.

Para esta experta, la concienciación social en la igualdad y el trabajo de la mujer por formarse para conseguir "las mismas igualdades que los hombres" son la clave para cambiar la situación actual, que está mutando rápido y a pasos agigantados -como muestra el hecho de que el 71% de los estudiantes de Medicina hoy son mujeres-, pero que notará realmente los resultados "en 30 años".

No obstante, este crecimiento de la mujer en el ámbito intelectual y laboral -que a su entender no tiene que hacer a las mujeres renunciar a ser madres- no debería pasar "por cuotas obligatorias de admisión para mujeres, sino por méritos y por inteligencia", ya que mejorar en este campo "es cuestión de neuronas y no de hormonas". 

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