Sociedad

La mitad de los alimentos agrícolas podrían ser biotecnológicos en 2015

  • Expertos de 18 países convocados por la OCDE prevén que la bioeconomía será una pieza clave del futuro desarrollo global · La agricultura, la salud y la química industrial son los vectores de fuerza

El mundo necesita soluciones. Siempre las ha necesitado. Pero es responsabilidad de cada generación la identificación y el abordaje de desafíos concretos. Ahora, el horizonte a veinte años vista es un planeta medioambientalmente estresado que incrementará su población en un tercio, hastal alcanzar los 8.300 millones de personas. Habrá que dar comida, agua, energía, cuidados de salud y otros recursos a toda esa gente sin provocar un cataclismo. En ese escenario, la biotecnología va a ser clave. No ya como un lujo, sino como una condición de supervivencia. La OCDE convocó el año pasado a un grupo de gurús de diversas áreas pertenecientes a 18 países -en la lista no estaba España- y ahora han presentado sus conclusiones en el informe The Bioeconomy to 2030. Designing a policy agenda, que identifica tres ámbitos biotecnológicos claves a potenciar: agricultura, aplicaciones industriales y salud. Para ya. De hecho, según los cálculos de los expertos de la OCDE, "en 2015, aproximadamente la mitad de la producción mundial de alimentos agrícolas podrían proceder de variedades vegetales desarrollados mediante algun tipo de biotecnología". A tenor de este informe, debates como el de la prohibición de los transgénicos pronto quedarán superados, dejando paso a nuevas cuestiones como las regulaciones legales, los derechos de propiedad intelectual y el establecimiento de prioridades políticas a escala global.

En torno al 75% de la contribución económica y de los beneficios medioambientales de la biotecnología (crisis de combustibles fósiles, ascenso de la biomasa) vendrá de la agricultura y de las aplicaciones industriales. Sin embargo, actualmente, más del 80% de los esfuerzos en I+D biotecnológica se concentran en el sector salud, muy condicionado por el alto riesgo de las inversiones y por los límites del acceso a esos beneficios de la mayor parte de la población mundial. Esa situación, en opinión de los expertos de la OCDE, debe dar un vuelco: es necesario más apoyo público a la biotecnología agrícola e industrial y eliminar obstáculos regulatorios, además de potenciar la alianza con el medio ambiente -cambio climático- yendo hacia el establecimiento de "mercados sostenibles" como los que empiezan a desarrollarse alrededor de la acuicultura o la recuperación de pesquerías esquilmadas.

Los redactores del informe identifican dos características propias de este sector emergente, que permiten una cierta seguridad en las predicciones relativas a su comportamiento futuro. Por un lado, el fuerte control administrativo de las principales aplicaciones biotecnológicas en la agricultura y la salud permite tener percepciones fiables sobre el comportamiento del mercado "en los cinco o siete próximos años". Por otro lado, la biotecnología fundamental ya está insertada en los procesos productivos de artículos cotidianos, como combustibles, plasticos o variedades de semillas; ello simplica, según la valoración de los expertos, que la plataforma para lanzarse a la investigación de nuevos productos (por ejemplo, en el ámbito de la salud, buscando nuevas generaciones de medicamentos) es realmente sólida; fiable.

El escenario más probable para los expertos es el definido por el incremento del peso relativo de las biotecnologías de vanguardia en el rendimiento productivo mundial. Así, se estima que la biotecnología contribuirá en un 35% a la producción industrial (especialmente la química), en un 80% a la producción de nuevos medicamentos y sistemas diagnósticos y en un 50% a las cosechas agrícolas. Todo ello supondrá una contribución en 2030, según el informe, del 2,7% del PIB de la OCDE. Ese porcentaje podría ser mucho mayor aún en los países en vías de desarrollo que no forman parte de esta organización supranacional, dado el gran peso relativo de los sectores industrial y agrícola en esas economías.

Para ver hecha realidad esa previsión, además de redistribuir los esfuerzos inversores en I+D, los expertos de este informe consideran importante, además de una mayor presencia financiera de lo público para respaldar los esfuerzos empresariales hacia ese horizonte, un nuevo compromiso de los gobiernos con la biotecnología a través de dos herramientas fundamentales, entre otras: la articulación de legislaciones que apoyen, en vez de obstaculizar, el desarrollo de este tipo de proyectos y el diseño de planes de formación específicos que hagan posible la aparición y la consolidación de investigadores profesionales entrenados en estos ámbitos.

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