Sociedad

El volcán no apaga el humor de los islandeses

  • A diferencias de los colapsos bancarios, las erupciones pertenecen a la vida cotidiana en Islandia Por ello los conservan la serenidad, pese a todos los chistes sobre volcanes que circulan en el otro lado del océano.

El volcán que colapsó el tráfico aéreo en Europa debería llamarse Kreppa, lo que en islandés significa crisis financiera. Se trata de una propuesta cargada de  ironía publicada por estudiantes en el foro social de internet Facebook. 

Y es que, en realidad, la crisis por el monumental endeudamiento  de Islandia ha asestado a los descendientes de vikingos un golpe  mucho más duro que la lava y la ceniza del volcán glaciar. 

A diferencias de los colapsos bancarios, las erupciones pertenecen  a la vida cotidiana. Por ello los islandeses conservan la serenidad,  pese a todos los chistes sobre volcanes que circulan en el otro lado  del océano: "Pedimos cash'", dice un juego de palabras entre los  términos ingleses cash (efectivo) y ash (ceniza). 

En Islandia casi todo el mundo habla un inglés muy bueno. Lo  demostraron también los agricultores en la región del desastre  natural, en el glaciar de Eyjafjalla, en numerosas entrevistas con  los reporteros que se desplazaron al país. Su reacción al chiste del  cash está cargada de humor: "Fue el último deseo de la economía islandesa: que sus cenizas se esparcieran sobre Europa". 

Los islandeses reían a carcajada limpia cuando a comienzos de  semana llegó la noticia breve a través de Breaking News emitida por  el canal televisivo estadounidense MSNBC, que afirmaba: "El Hekla  entra también en erupción". El canal creía saber más que todos los  vulcanólogos del mundo y difundió la información como aviso de Twitter. La contestación de Reykjavik: alguien ha debido de entender  mal el rótulo en islandés de las imágenes por cámara web en Internet. 

 Hekla (cofia, también conocido como Puerta al infierno) es el  mayor de los alrededor de 30 volcanes activos en la isla. Lleva  dormitando desde hace diez años y no da la menor señal de que vaya a  entrar en erupción. 

 En caso de que lo hiciera, entonces el Katla (Gran cazuela),  contiguo al Eyjafjalla, podría volver a activarse, lo que desataría  una erupción a gran escala. 

 "Ahora tenemos un cráter de 500 metros. El del Katla podría tener  unos diez kilómetros", explicó en televisión un residente que vive  cerca del volcán la preocupación de los islandeses al respecto, en  vista de que una erupción del Katla constituye el verdadero peligro  en la actualidad. 

 Sin embargo, en este momento otros peligros arrebatan el sueño a  algunos de los en total 800 islandeses directamente afectados. Annika  Rosén, granjera que desde hace casi dos décadas reside junto al  Eyjafjalla, libra junto a su marido y su hija de 16 años una batalla  tanto con el teléfono como con la ceniza que lo invade todo: "El  volcán todavía no nos ha quitado el sueño. Eso lo hacen los  periodistas que aún no conocen ni siquiera la diferencia horaria  entre su país e Islandia".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios