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Facebook pone en marcha su junta de supervisión independiente

  • Juristas, premios Nobel o la ex primera ministra danesa componen esta suerte de tribunal que decidirá, por ejemplo, qué contenidos deben permanecer y cuáles deben ser eliminados de la plataforma

El icono de 'me gusta' en Facebook.

El icono de 'me gusta' en Facebook. / Pete Linforth, Pixabay

Fue una de las medidas anunciadas por Mark Zuckerberg en 2018 para dar respuesta a las críticas por la aparente arbitrariedad en la moderación de contenidos en Facebook: una junta de supervisión independiente que sea la que decida, por encima de la propia red social, qué cosas pueden publicarse en la plataforma y cuáles no.

Dos años después la compañía ha presentado a las primeras 20 personas que compondrán esa suerte de tribunal, que estará liderado por un cuarteto compuesto por la ex primera ministra de Dinamarca (y ahora consejera delegada de Save The Children) Helle Thorning-Schmidt, la ex relatora para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Catalina Botero Marino y los profesores de Derecho estadounidenses Michael McConnell y Jamal Greene.

En la composición actual (en el futuro se ampliará el número a 40) cuatro miembros proceden de Europa, otros dos del África subsahariana, dos de Oriente Próximo y el Norte de África (entre ellos el Nobel de la Paz yemení Tawakkol Karman), dos de Latinoamérica, dos de Asia Central y Sur, tres de Asia-Pacífico y cinco de Estados Unidos.

Tanto Facebook como Instagram tienen unas guías de uso sobre contenidos permitidos y prohibidos por las que el departamento de moderación de contenidos (que combina inteligencia artificial con revisores humanos) se rigen para eliminar todo lo que no se ajuste a ellas. En ocasiones esas decisiones son poco razonables, o hacen una interpretación demasiado literal de las normas, o son simplemente injustas. No son pocos los usuarios que han denunciado que, por ejemplo, la red eliminase imágenes de mujeres amamantando a sus bebés porque en ellas se veía un pecho mientras se permitían páginas de grupos racistas.

En esos casos lo único que podía hacer el usuario afrentado era presentar una queja, que con frecuencia era rechazada y la reclamación moría ahí, dentro de la propia empresa. 

Lo que esta junta de supervisión pretende es proporcionar a esos usuarios una instancia más (sin llegar a los tribunales) ante la que plantear su caso. Y sus dictámenes son vinculantes para Facebook, salvo que supongan una violación de la ley. Según ha indicado la compañía, los supervisores tendrán en cuenta tanto las normas de uso como "las normas internacionales de derechos humanos sobre libertad de expresión", o el "impacto sobre los usuarios y la sociedad".

La junta comenzará a trabajar en los próximos meses y en un primer momento debatirá solamente sobre publicaciones eliminadas tanto en Facebook como en Instagram, para más adelante pasar a decidir si deben ser retirados contenidos que han sido publicados y aprobados por las propias plataformas.

Y quién sabe si, en un futuro más lejano, tal vez podrá analizar también las normas de uso de la compañía, tanto en lo referente a los contenidos como en lo que respecta a lo que hace con los datos de sus usuarios.

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