Televisión

Cosas que hacer en RTVE cuando estás de paso

  • Rosa María Mateo afronta un período breve en la corporación pública y con la programación 'atornillada' por su antecesor, José Antonio Sánchez

Rosa María Mateo actual administradora única de RTVE

Rosa María Mateo actual administradora única de RTVE / EFE

Puede ser por apenas unos meses o, quién sabe, un par de años, pero no ha habido en la historia reciente de RTVE alguien con tanta concentración de poder y decisión como la veterana periodista Rosa María Mateo, desde este viernes administradora única de la corporación audiovisual. Quien fuera uno de los iconos de credibilidad en los años de monopolio del entonces ente público debe encargarse de tutelar Prado del Rey y Torrespaña en esta etapa provisional. Una transición que va desde la actual situación de descrédito en los informativos, con una redacción desmotivada y una programación generalista sin vocación de servicio público, hasta el inicio de una fase con un consejo de administración respaldado por profesionalidad y consenso, período que no presume de ser la panacea ni tan idílico como parece.

Mateo ha de tantear el timón, enderezar sin causar problemas mayores a una casa ya prendida con alfileres. De su lado tiene un presupuesto de 1.000 millones de euros y una plantilla de más de 6.500 trabajadores; en su contra, una oposición hostil, formada por Ciudadanos y PP, y una parrilla hipotecada por su antecesor, José Antonio Sánchez, causante de agravar esta pérdida de credibilidad que colea en TVE. Al menos Sánchez no aumentó más los números rojos de la casa, aunque sea a costa de esa figura tan dudosa de los patrocinios culturales y con publicidad encubierta como ha denunciado Competencia.

Mateo tiene mucho poder pero poco margen en tiempo y maniobra. Su labor, como le sucede al gobierno que la ha nombrado, pasa más por los gestos que por las grandes obras. Su prioridad se encuentra en los informativos. Prácticamente la han nombrado por ésto. Es una persona con criterio y experiencia aunque dejara la misma casa hace más de 25 años. La destitución de la cúpula de José Antonio Álvarez Gundín es el punto de arranque para templar ánimos con la redacción y confiar en un personal surgido de esos mismos equipos, puliendo estilo y escaletas. Lo ha de hacer en Informe Semanal, donde la administradora destacó, tras los cuestionables reportajes de la batuta de Jenaro Castro, candidato a ser presidente de RTVE por el PP.

Estos ceses son lo más brusco, pero también lo más urgente, que se plantea a la dirigente temporal. Los informativos de TVE en cuestión de seguidores están empatados con Telecinco y Antena 3. Con los medios que tiene la pública sería obligado tener más influencia y posición en este ámbito. Ser líderes sobrados, sin trampas con los minutos. TVE no es líder porque cuando estallan jornadas de conflictividad política la cadena más vista es La Sexta.

Audiencia en mínimos

La muestra de la mala etapa que ha sido la gestión de los populares González-Echenique y Sánchez se traduce en los mínimos históricos de audiencia. A fecha de mayo, sin la interferencia del Mundial, los canales de RTVE fueron vistos sólo por el 16,6% de la audiencia. La 1 luce un 10,7%, La 2 vegeta en el 2,6% y el infantil Clan (el mejor valorado por su labor hacia las familias) sobre el 1,6%. El informativo 24 Horas es invisible en su 1% de share, como un Teledeporte de indiferencia, 0,7%.

El esqueleto de la parrilla de otoño de La 1 está atornillado por su antecesor, pero Mateo juega con la reforma del inicio de la temporada y puede suspender el access prime time que presentaría Raquel Sánchez Silva y colocar el inicio del prime time a las diez de la noche. Al menos puede relegar programas ya presupuestados como el ahora semanal Hora punta o Centro médico, contenidos de desprestigio.

La 1 no puede convertirse en una cadena de documentales y eruditos pero se pueden poner en marcha otro tipo de contenidos de actualidad y entretenimiento, abrir ventanas que sean alternativas a Operación Triunfo y Masterchef, clones en formato y duración a espacios de las cadenas privadas. Han de erigirse formatos con compromiso y los modelos con más audiencia se encuentran, mal que le pese a la oposición, en La Sexta con La Sexta Noche, El objetivo o Equipo de investigación. La propia cadena pública tiene espacios valiosos como Repor, Crónicas, En portada, Documentos TV, La noche temática enviados a la madrugada y que al menos pueden ser bandera en el prime time en La 2, una cadena sin espacios en directo y con un informativo errante.

Entre los gestos de Mateo puede estar el echar mano de las series ya producidas y censuradas por el PP como La República, El precio de la libertad o Volveremos. Siempre serán mejor que Socios y sabuesos o el talent Pura magia, ahora en antena. Lo más visto de las noches de La 1 no puede ser El paisano o Lazos de sangre, que en Telecinco era Hormigas blancas. En la franja matinal y en los fines de semana de La 1 es donde más se puede hacer arriesgando menos, dando mordiente a un magacín mañanero que no sea la ristra actual, aprovechando las tardes de sábados y domingos con producción propia en lugar de tantos insulsos telefilmes alemanes.

En Antena 3 y La Sexta es donde Mateo puede encontrar inspiración de su estilo. En las hermanas de las cadenas autonómicas, sin embargo, no puede encontrar mucho, al menos en el prime time de Canal Sur con Yo soy del Sur peques o La báscula. Pese al evidente talento en Andalucía, la actual cadena socialista del sur no puede ser ejemplo para Madrid. Con lo interesante que sería si así fuera.

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