TV-Comunicación

Regresar para prevenir

  • Al cumplirse el 25º aniversario de 'Regreso al futuro' se ha reeditado la trilogía en los nuevos formatos, mientras Cuatro aprovecha para programarla en este puente

Que la trilogía de Regreso al futuro, cuya plausible cuarta entrega -o quizá el remake de la primera- muchos sueñan en la actualidad, ya es un clásico mítico lo confirma la legión de fans que llena internet de páginas webs en las que se analizan las películas hasta el mínimo detalle, se popularizan secretos de rodaje o se hacen rimas curiosas entre ellas; seguidores que, claro, recelan de cualquier crítico que opine sin saberse al dedillo las tres películas que relacionaron al adolescente Marty McFly y al excéntrico científico Brown y en las que un De Lorean ochentero hacía de improvisada máquina del tiempo. Ellos, sin embargo, son los que están de enhorabuena, pues antes de que las televisiones se hicieran eco de la efeméride (los 25 años que se cumplen del estreno del largometraje matriz) y decidieran volver a emitir las películas, algo que, por otro lado, no han dejado de hacer desde mediados de los 90, se comercializaba en EEUU una nueva y definitiva edición de la trilogía en DVD y Blu-Ray con todos los extras imaginables. Entre ellos bastante material inédito o al menos difícil de ver, como las secuencias rodadas para la primera entrega por Eric Stolz, el actor que empezó el rodaje como McFly y al que el canadiense Michael J. Fox, por entonces dándose a conocer en la serie Family Ties, sustituiría debido a, así reza la versión oficial, su falta de vis cómica y su extraño apego a los métodos del Actor's Studio.

Siempre se ha señalado a Spielberg, principal productor ejecutivo de la trilogía, como motor del éxito de estas películas, sobre todo de la primera, que recaudó 210 millones de dólares, costando apenas 19. Sobre todo por la pericia y buen ojo demostrados a la hora de poner al frente del proyecto, como director, a un entusiasta Robert Zemeckis; una elección que, por entonces, le recordaba al crítico Roger Ebert a las grandes comuniones artísticas de la producción clásica. Pero si la presencia de Spielberg parece fundamental, no lo es menos la ausencia en la serie del principal de sus vicios: la deriva sentimental, en ellas muy poco pronunciada, lo que nos parece ha contribuido de manera decisiva a afianzar estas películas entre los jóvenes de las siguientes generaciones. Claro que Spielberg y Zemeckis nunca se pasaban de la raya -cosa que sí le ocurrió, por ejemplo, a John Hughes y su Todo en un día (Ferris Bueller's day off), filme de 1986, es decir de un año después de Regreso al futuro, que ponía al cine de adolescentes de instituto en el umbral de ruptura. En este caso se interrelacionaban géneros (comedia juvenil y familiar con ciencia ficción) con imaginación y talento, apoyándose en el respaldo cultural (Wells, Twain, Bradbury, Konnegut) para ampliar el espectro de la audiencia y ganarse su respeto, sin por ello olvidar que era a los jóvenes a los que había que volver a llevar al cine. A ellos, desde luego, se les miraba a los ojos desde el primer título, pues era al adolescente McFly a quien el azar cargaba con la misión de trabajar en el pasado para arreglar el presente y consolidar el futuro, propia de los padres, aquí algo ridículos.

La ironía y el humor que al avanzar la serie se fueron minimizando mientras ganaban en espectacularidad los efectos especiales y la fórmula se desgastaba en la repetición y la reflexividad, terminaban encauzadas por el cine de género y el giro final, que abría la posibilidad de la primera de las secuelas. La situación convertía a McFly y a su pareja en potenciales padres ya histéricos por solucionar los problemas futuros de sus hijos por nacer, lo que suponía el regreso al orden natural de la jerarquía, responsabilidad y la vigilancia. No se debe olvidar que bajo las ficciones siempre yacen los documentales, y aquí, bajo el filme de aventuras y ciencia ficción familiar, late otro, con terroristas libios en busca de plutonio. Desde este ángulo oblicuo a lo mejor se entiende mejor por qué Reagan y Bush padre fueron fans declarados de Regreso al futuro y la introdujeron en algunos discursos presidenciales.

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