TV-Comunicación

Simon Baker: el 'lobby' australiano busca un nuevo 'Cocodrilo'

  • El protagonista de 'El mentalista' sigue la estela de Paul Hogan, que triunfó de aventurero en los 80

Casi nadie nos creería, suponemos, si dijéramos que el simpático y apuesto Simon Baker (al que muchos conocerán de la serie El guardián y otros lo estarán descubriendo ahora, gracias a La Sexta, en El mentalista, los jueves por la noche) lo tiene difícil para superar a Paul Hogan, el inolvidable señor australiano, todavía en activo, que creara y encarnara en varias ocasiones a aquel paleto indómito de nombre Cocodrilo Dundee. Pues, aunque Baker, nacido en Tasmania, lleve muchos años buscando un hueco en la selva audiovisual estadounidense y haya participado en películas -por ejemplo en L.A. Confidencial (1997), de Curtis Hanson, o Cabalga con el diablo (1999), de Ang Lee- que harían palidecer drásticamente las habituales estampas cinematográficas en las que Hogan conversa y comparte planos con animales, éste último dejó muy alto el listón para cualquier actor del hemisferio sur, y más si es del tipo fornido. Y es que el señor Hogan llegó a ser nominado (en los Oscar, no en su comunidad de vecinos) por el guión de Cocodrilo Dundee, película por la que, además, ganó un Globo de Oro al mejor actor y fue nominado, en la misma categoría, al prestigioso Bafta británico. Eran los 80, me dirán. Aún Obama era veinteañero… sí, pero ahí tienen, aún, al ya cano Hogan, que hasta tuvo el valor de prepararle otra secuela a Dundee el mismo año en que caían las Torres Gemelas.

Simon Baker, arropado por el lobby australiano (buen amigo de Nicole Kidman, y de influyentes australianos de adopción, como Russell Crowe o Guy Pearce, con los que coincidiera en L.A. Confidencial), tiene papeletas para convertirse en uno de los actores más populares de los cines y parrillas del mundo, e incluso, por afinidad física, sería un buen candidato para un plausible remake de las aventuras del Cocodrilo. Otra cosa será que logre hacer reír a tantísimas personas (de distintos países), porque eso fue lo que logró el bueno de Hogan, el Paco Martínez Soria de Oceanía.

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