Homenaje a 'La bola de cristal'

Esta bola de adivina, pone música divina...

  • 'Cachitos' en La 2 dedica su entrega de este martes al espacio matinal de TVE de mediados de los 80, de Lolo Rico

Virgina Díaz conductora de 'Cachitos de hierro y cromo' a lo 'Bola de cristal'

Virgina Díaz conductora de 'Cachitos de hierro y cromo' a lo 'Bola de cristal' / RTVE

Es la segunda parte, estelar, del programa dedicado a las canciones infantiles de varias generaciones de niños españoles. Esta noche Cachitos de hierro y cromo, a las diez en La 2, el homenaje es por todo lo alto al matinal de los sábados más reconocido en la historia de TVE: La bola de cristal, con las criaturas y el estilo concebidos por la recientemente fallecida Lolo Rico.

Las canciones de La bola de cristal

Con Alaska al frente, Virginia Díaz hoy se mete en la piel de aquella anfitriona que a través de la bola trajo la movida a los espectadores mocosos y con ellos a sus hermanos mayores, que confirmaron sus gustos musicales por Santiago AuserónKiko Veneno o José María Cano, que compusieron canciones para el programa.

Kiko Veneno en 'La bola de cristal'

Cachitos reconoce así la trayectoria musical de un programa emitido entre 1984 y 1988 que rompió moldes en el tratamiento a la audiencia menuda y dio oportunidad a grupos musicales y también a actores y cómicos como Faemino y Cansado y Pablo Carbonell.

"Viva el mal..."

En aquel programa La Bruja Avería proclamaba "Viva el mal, viva el capital", una  consigna que sería una osadía en un contenido dirigido a los niños de hoy. Sería también igual de incómoda su ironía entre los adultos españoles de hoy, tan infantilizados. La bruja de maldad inofensiva de La bola de cristal reunía los conceptos fundamentales de cómo Lolo Rico concebía sus programas: inteligencia, humor y entretenimiento. 

Rico  dejaba huérfanos a una generación de cuarentones (y unos cuantos años más) que veían en pijama los sábados matinales de una TVE que terminaba de sacudirse de la tripa las migajas del franquismo y se convertía en una televisión pública europea, acorazada ante la futura presencia de las privadas. La bola,  formó parte del período glorioso del felipismo, vacunado entonces contra el desencanto y el desaliento. Todo lo que se planeó en los 80 españoles funcionó mientras duró la fiesta. En los 90 el plan se trastocó por completo sobre lo previsto. Hoy toca apelar a lo mejor que dio de sí la cadena pública como estimuladora de las nuevas generaciones.

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