Su cantera fue el musical Plastic, un programa de la Segunda Cadena que recordarán los jóvenes de los años 80. Allí se curtió su visión del entretenimiento televisivo que se fue confirmando en trabajos de su sello como Operación Triunfo. Regresó a la productora a la que estuvo unido durante muchos años, Gestmusic, y en su actual andadura lleva seis aciertos sobre seis, tras la buena entrada del concurso Avanti. Tinet Rubira es un nombre fundamental en el prime time.

-Desde Plastic usted demostró que ha sido el chico listo de la clase...

-No, más que listo más bien no tengo vergüenza. Soy muy pudoroso con mis cosas, pero le echo cara a la profesión de comunicar y entretener. No me cuesta nada hablar en público y eso ya me venía de fábrica. Ponerme ante una cámara nunca me incomodó. Con 19 años me convertí en director de Plastic. El encargo era hacer un programa juvenil diferente con actuaciones musicales y un concurso. Trabajamos con la idea de dirigirnos de otra manera al público y esta programa fue una escuela para todos, porque hacíamos una versión diaria de una hora para Cataluña y grabábamos una hora semanal para España.

-Se acostumbró ya entonces a vivir en un plató

-Yo entonces hacía también mi programa de radio de noche. Durante dos años estuve trabajando de ocho de la tarde a dos de la mañana en la radio y en la televisión desde por la mañana hasta la tarde. En el núcleo duro de Plastic estaban Montse Claros (directora de Atrapa un millón o Avanti), que es la persona que más sabe de concursos en este país; Jordi Rossell, que ha sido director de programas como Supervivientes o de Baby Boom, David Bagés, Marisol Galdón… éramos un grupo de gente joven y muy trabajadora.

-Y con impacto. Aún se les recuerda, por ejemplo, por su número en Telepasión.

-Fue el primero de aquellos especiales, el de 1991. El tema El puente, que se revalorizó en aquel verano, lo elegimos nosotros. Siempre he tenido mucha música en la cabeza.

-Usted, por ejemplo, fue el descubridor de Risto Mejide.

-Sabía que necesitábamos en OT a alguien muy crítico y a Risto lo rescaté de uno de esos programas que me duraron muy poco (Operación Tony Manero, por ejemplo), El invento del siglo, en Antena 3. En OT necesitábamos huir del buenismo. Después me enteré que había producido discos, que tuvo un grupo, que tenía fundamento musical...

-Y acabó mal con Jesús V-ázquez.

-Se enfadaron de verdad. Yo siempre digo a todo el mundo que hay que herirse pero sin hacer sangre. Llegaron a un punto en el que se ofendían y eso no beneficiaba.

-¿Pasó factura ese conflicto al programa, aunque usted no dirigiera la última edición en Telecinco, sin Jesús Vázquez?

-No, la polémica nunca viene mal. Ese no fue el factor.

-Lo de OT hace diez años ¿fue un éxito inesperado?

-A raíz del fenónemo de Gran Hermano desde el grupo Endemol se trabajó para cubrir todos los formatos posibles de telerrealidad y así nació OT. Era un programa para todos los públicos que sigue siendo una referencia.

-Y tras fallar OT hace un año ¿Cómo es la audiencia de estos tiempos?

-En estos momentos la audiencia está muy fragmentada. Lo que intentamos hacer en el prime time son productos que gusten al mayor número posible de espectadores. ¿Qué cosas pueden aglutinar? La rivalidad, como la del fútbol; el humor, que ahora es muy importante; siempre con cosas que gusten a una mayoría y que provoque el menor rechazo posible... Éstos son tiempos de programas familiares. La ficción está mal, porque se puede ver en cualquier otro momento. Con Tu cara me suena o El número 1 lo que pretendemos es que la gente vea la televisión en compañía. El gran gancho además es seguir el programa en directo para entrar en debate en las redes. Ese va a ser un nuevo objetivo. El resto del día la audiencia está muy fragmentada y está complicado invertir en nuevas ideas. Es tiempo no arriesgar, de pensarlo todo mucho porque lo normal en la televisión es fracasar.

-¿Está acostumbrado al fracaso?

-Son las reglas del juego. Por eso valoro mucho que hayan sido un éxito nuestros últimos programas, Atrapa un millón, Ahora caigo, Tú sí que vales… Todas las cadenas saben lo difícil que es acertar y sufren travesías del desierto. Fíjate el dinero que se invierte hasta dar con una fórmula estable. Y cuando la encuentras, tienes que insistir.

-¿No hay ideas nuevas?

-Lo difícil en estos tiempos no es tener ideas, sino venderlas, recibir el beneplácito de una cadena. Tu cara me suena fue un encargo de Antena 3 y unimos dos ideas: La de los programas con famosos, que es un género que está triunfando en todo el mundo, y por otro lado, el éxito de los talent shows.

-Costaría bastante el casting...

-Sí, mucho. Desde abril hasta de agosto. Y era más difícil porque la gente no sabía dónde se metía.

-¿Habrían fracasado si hubieran sido ocho Franciscos?

-No sé, pero yo diría que Francisco fue el que hizo más esfuerzo, al que más le costó cambiar de registro porque es el que tenía un estilo muy definido. Trabajó muchísimo.

-¿A quién le costó más fichar?

-A Santiago Segura. Yo veía que tenía hueco, que era clave. Pero también me costó incluir a Carlos Latre porque no tenía días libres.

-¿Qué diferencia Nº1 de OT?

-En Número 1 los participantes ya saben que quieren dedicarse a la música. Quieren ser números 1. En OT estaban más en una fase de preparación. Eso sí, en primera línea o interpretando musicales todos los que querían triunfar de verdad, están ahí. El triunfo era no dormirse y trabajar mucho. Como mejor ejemplo, David Bisbal.

-¿En Andalucía hay más talento que en otras partes?

-Diría que es donde se encuentra más gente que se expresa cantando Se guardan mucho las raíces musicales. Por eso me sorprendió que en los últimos castings en Andalucía para El número 1 el 85% cantó en inglés. Yo daría la voz de alarma, porque no era lo que buscábamos.