Se crió en los peores años de Carabanchel y el boxeo fue su vía de escape y su redención personal. Triple campeón nacional en boxeo, kick boxing y full contact, su profesión es formar a deportistas, profesionales y aficionados, pero su realización es a través de su Fundación de Ayuda a la Integración a través del Deporte para ayudar a jóvenes con problemas. Era inevitable que si existía un hueco en Hermano mayor, con la marcha de Pedro García Aguado, el campeón Jero García se convirtiera en el coach de este programa de Cuatro que esta noche estrena temporada y, por tanto, conductor de los casos.

-¿Usted forma a luchadores?

-Yo formo a boxeadores, que no son peleadores. Aunque sea un deporte de contacto se puede formar en las técnicas de boxeo sin llegar a entrar en combate. La mitad de mis alumnos están en el gimnasio para elevar la autoestima y desestresarse a través del boxeo. Para disfrutar con el fútbol no hace falta prepararte para jugar en el Bernabéu, pues en el pugilismo igual.

-¿Hay que tener cualidades concretas para ser un boxeador?

-Como todo en la vida, sólo es cuestión de tener ganas. Yo puedo marcarte el camino, pero después los logros los haces tú con constancia y control. Es lo mismo que pasa en Hermano mayor y de la manera en la que el equipo asume los casos.

-¿Cuál sería el denominador común de los jóvenes que aparecen en su programa?

-La falta de objetivos en la vida. Son personas que no tienen faros en la niebla. Vamos a ayudar a que los tengan.

-¿Cómo se llega a ese extremo de no tener ningún objetivo ni esperanza en la vida?

-Hay mucha gente, de todas las edades, sin motivación, frustradas. En cada fracaso el motivo es distinto. Predomina la falta de comunicación, la falta de responsabilidad.

-La responsabilidad y las consignas de responsabilidad recaen en las familias...

-Aquí todos somos responables y todos somos víctimas. En el caso de los tiranos, los jóvenes deben comprender que efectivamente ejercen la tiranía contra los suyos. Es cuestión de ejemplarizar, de que tomen ejemplo de lo que deberían hacer viendo a los demás. Lo importante es que se den cuenta de su actitud. En el programa tenemos facilidades, con un equipo maravilloso, para ejercer nuestra terapia.

-¿Qué protocolo suele seguir?

-Es relativo. La complejidad hace de cada caso un asunto distinto. Insisto en que lo importante es que reconozcan el mal que están haciendo y para combatir y mejorar depende cada uno.

-¿Cambia Hermano mayor con su llegada?

-No hemos cambiado el formato en nada. Hay un gabinete psicopedagógico que ya hacía antes un gran trabajo. Yo sólo soy la punta de lanza, hay un equipo fantástico. Yo ya era un fan incondicional de Hermano mayor. Hemos aplicado cosas en la fundación con esquemas que salían en el programa.

-¿Cómo ha sido la reacción de los jóvenes que han tratado?

-Todos han reaccionado bien, pero necesitan tiempo. Nosotros les hemos abierto la puerta y depende de ellos el camino que sigan.

-¿Qué le parecía el trabajo de su antecesor, García Aguado?

-Hacía un gran trabajo, pero yo no me comparo con él. No me gusta compararm e nunca con nadie.

-¿No diría que se hace espectáculo con la violencia doméstica?

-Este es un programa divulgativo, interesante en el que puedes ejemplarizar mucho. Hermano mayor es un programa para que lo vean los padres y los hijos juntos.

-¿Que recomendación hace a los padres con hijos adolescentes?

-La cuestión es comunicarse siempre con los hijos. Da igual la edad. En la antiguedad los adolescentes llegaban a manejar el mundo: eran reyes, conquistadores. Tienen una gran capacidad de adaptación y aceptación. Hay que demostrar que tú les quieres y darles la información de que necesitas que ellos te quieran. No hay que tener miedo a decirles que lo han hecho mal. Cada adolescente y cada padre es un mundo, pero la adolescencia no es un problema. Hay que inculcar valores...