Toros

Alegría navarra en la de rejones

El espectáculo de rejoneo de la Feria del Toro 2013 transcurrió en tono medio, con un público festivo que aplaudió a rabiar todo lo que sucedía en el ruedo, tanto lo bueno como lo malo. El veterano Pablo Hermoso de Mendoza, con la competencia justa y que abría un cómodo cartel para él, salió a hombros tras cobrar dos orejas generosas. Sergio Galán, que se estrenó ayer en la presente temporada, también salió a hombros tras una actuación seria y en la que le premiaron, de manera excesiva, con dos apéndices, su segunda labor. Y Roberto Armendáriz recibió un trofeo generoso gracias al paisanaje. Todo ello con una corrida de San Mateo y San Pelayo, que en conjunto dio buen juego.

Pablo Hermoso de Mendoza, que contó con el lote menos boyante, realizó una faena desigual con el que abrió plaza, un manso y flojísimo animal, que embistió con calidad. Al estellés le sobró prender un segundo rejón de castigo al astado. Lo más brillante lo logró en banderillas, con un sensacional Viriato, toreando hacia atrás, con el equino dando el pecho y rotando la grupa en la misma cara del burel. Por contra, una cogida y alguna pasada en falso deslucieron el conjunto. Tras un rejón trasero, abrió la espita orejil.

Con el cuarto, distraído, suelto e incierto, lidia meritoria de Hermoso. Acertado sobre Disparate, seguro en banderillas montando a Pirata, lo más granado fue un par a dos manos con las cortas. Pese a dos pinchazos previos al rejón de muerte, le concedieron una oreja, pasaporte para la puerta grande.

Sergio Galán perdió al menos un trofeo en su primer turno, debido a que falló con los aceros. La faena, con ese manejable segundo, fue buena, encelando en el primer tercio al astado en un palmo de terreno. Jugueteó mucho con el toro desde la cabalgadura Ojeda. Creció la labor con un buen par de poder a poder y cerró con tres rosas. Como punto negro, le enganchó el toro al caballo en la suerte suprema, en la que para más inri falló.

Con el quinto, de generosas embestidas, Galán se mostró seguro desde el recibo junto a toriles hasta el término de la faena. Acertado en banderillas, tuvo como cénit un gran par a dos manos. Mató al segundo envite y fue premiado con dos orejas -sobraba la segunda-.

Roberto Armendáriz, con el tercero, el de mayor peso -620 kilos-, también con gran cantidad de arrobas en cuanto a su calidad, realizó una faena medida y con muchos guiños a la galería. Una labor que comenzó con un gran par al quiebro y que continuó con Delirio, caballo que desató precisamente la locura al público por sus piruetas ante el toro. Aunque mató al tercer envite -dos pinchazos y rejón- fue premiado con una benévola oreja.

Con el que cerró plaza, con buen tranco, hubo ajuste en el toreo de Armendáriz a lomos de Grano de oro. En banderillas también destacó en un palo al quiebro y epilogó su entonada labor con una rueda de tres cortas y el toro prácticamente muerto. Tan parado, que el torero y su caballo tuvieron que llegar muy próximos al embroque de la suerte suprema, en la que volvió a fallar con cuatro pinchazos.

Como suele suceder en los festejos ecuestres, los premios fueron benévolos. El mocerío calentó ayer sus gargantas y también hubo alegría del público navarro en la concesión de trofeos en este festejo de rejones, con una doble salida a hombros en este ciclo en el que ya comienzan las corridas de toros, pruebas de fuego para el escalafón superior por la habitual seria presentación de la materia prima que se suele servirse en Pamplona.

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