Toros

David Mora alumbra un nuevo triunfo con 'Fosforero'

  • El madrileño corta otra oreja en el sexto festejo de la Feria del Pilar, en el que había entrado como sustituto · Enrique Ponce y Sebastián Castella, en blanco

GANADERÍA: Toros de Las Ramblas, desiguales de presentación y juego. El mejor para el torero, el tercero, un animal noble, ovacionado en el arrastre. TOREROS: Enrique Ponce, de tabaco y oro. Dos pinchazos y estocada (silencio tras dos avisos). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio). Sebastián Castella, de salmón y oro. Estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (saludos tras ovación y petición de oreja). David Mora, de rosa y oro. Estocada (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada (saludos tras ovación y aviso). Incidencias: Plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza. Martes 11 de octubre de 2011. Casi lleno. En cuadrillas, Félix Rodríguez y Víctor Manuel Martínez saludaron tras banderillear al tercer toro.

La sexta corrida pilarica transcurrió casi en penumbra. Por supuesto, nos referimos a la ausencia de luz torera. Si acaso, David Mora iluminó el festejo en el tercero. El madrileño, con más ambición que sus compañeros -Enrique Ponce y Sebastián Castella-, se alzó como triunfador y cobró el único trofeo en un espectáculo tibio, en el que sustituyó al lesionado Jesús Martínez Morenito de Aranda. Sin duda, Mora, al que todavía le queda un trecho largo en la cimentación de su técnica, ratificó su buen momento y desplegó varias de las cualidades que le han convertido en una de las grandes revelaciones de las últimas temporadas, entre ellas un buen corte de torero con gusto.

En un encierro desigual en su juego, destacó el tercer toro, Fosforero, un colorao noble, de 580 kilos, que cumplió en los primeros tercios y al que le faltó brío en la muleta.

David Mora, que se encuentra en un momento dulce, supo sacar partido tanto en unos lances de recibo con clase -¡con una verónica sentado en el estribo!-, como en una faena bien estructurada. Tras un inicio de trasteo con torería, consiguió muletazos con ritmo, especialmente en dos series con la izquierda. Por encima del toro, cogido con alfileres en cuanto a sus fuerzas, Mora dio la sensación de torero con solvencia y que tiene un corte excelente; además de una buena cabeza. Porque el diestro consiguió sacar lo mejor del astado gracias a una distancia adecuada y a series cortas. Mató de una estocada certera y fue premiado con el único trofeo del festejo.

Con el sexto, David Mora volvió a entregarse y en esta ocasión, además de otro manojo de buenos lances, consiguió algunos pasajes meritorios con la diestra, aunque la labor decayó tras un desarme.

Sebastián Castella se la jugó ante el quinto, de alirada cornamenta. Sin probaturas, con fibra, comenzó la faena junto al estribo. Fue una labor en la que derrochó ese valor sereno que apenas se percibe, sufriendo varios tornillazos. En esta ocasión, el público maño vivió con emoción el trasteo, por un peligro evidente que se adueñó del tendido, con los espectadores entregados. El francés precisó de un pinchazo antes de la estocada y la presidencia no concedió la oreja solicitada por parte del público.

Con anterioridad, Castella quedó inédito ante el serio y descastadísimo segundo, que acometía gazapón.

Enrique Ponce, ante el que abrió plaza, un animal voluminoso, manso y sin fijeza, realizó una dilatada faena de profesional avezado, que no remató con la espada. El valenciano no acabó de pasar la línea roja ante el serio e incierto cuarto.

El festejo se desenvolvió prácticamente entre una penumbra torera. Únicamente David Mora alumbró un nuevo triunfo en Zaragoza con el noble Fosforero.

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