-Francis, ¿había pensado alguna vez en verse ante el atril del Lope de Vega dando un pregón taurino?

-Es una sorpresa. Algo increíble. Sobre todo porque no tengo lazos personales con Sevilla.

-¿Cuáles serán los pilares de su discurso?

-Como cualquier otro pregón, está basado en el amor. En este caso en el amor al toro, a la Fiesta y a los sevillanos. La relación taurina entre Francia y Sevilla es más profunda de lo que a simple vista parece. Ése es el espíritu de mi pregón. El contenido no se lo puedo desvelar por respeto a la Maestranza y a mí mismo, ya que no sería una sorpresa lo que diga.

-¿Podría resumir en tres lances su último líbro, '50 maneras para defender los toros', que presenta mañana en Sevilla?

-Para defender la corrida podríamos en primer lugar responder a los ataques antitaurinos, demostrando que los toros no son una tortura; el toro no es una víctima; los aficionados no somos unos sádicos. Pero todo eso no es lo más importante. Entre el torero y el toro existe una relación de valores éticos, como el dominio que tiene el torero de sí mismo. También hay valores estéticos, culturales, ecológicos y económicos. Y el tercer argumento sería contraatacar. Porque existe un grave peligro ante tanta prohibición; hoy es el toro, luego vendrá la gastronomía, la caza, la pesca...

-Contemplado desde la ética, ¿cómo justifica un filósofo los espectáculos taurinos en el siglo XXI?

-Los espectáculos taurinos, pese a lo que algunos creen, nacen en la modernidad, a mitad del siglo XIX, justo cuando también lo hacen las sociedades protectoras de animales. Pese a ellas y sus ataques, los toros han continuado creciendo en número de espectáculos. Por otro lado, la reacción animalista contemporánea es una imagen de los autollamados ecologistas, pero que no son ecologistas, puesto que tienen una idea falsa y urbanizada de la naturaleza y de los animales. Tratan a los toros como si fueran animales de compañía. El toro de lidia es criado en las mejores condiciones posibles y en el ruedo expresa su bravura. Se debería mejorar la vida de los animales destinados para carne antes que la del toro de lidia.

-El debate en el Parlamento catalán, donde ha participado, ¿ha sido más una controversia sobre maltrato animal o una farsa política?

-Creo que las dos cosas. Los toros están politizados; más en España que en Francia. En Francia sucede lo contrario. Es una cultura minoritaria, arraigada en el sur, que lucha contra el centralismo parisino. En Cataluña hay un movimiento animalista, ajeno a la cultura mediterránea.

-¿Cómo están organizados en Francia los aficionados?

-Hay una Unión de Ciudades Taurinas. En cada una, sean políticos de derechas o de izquierdas, se apoya a la Fiesta al ser una cultura de la ciudad. En el norte hay movimientos antitaurinos, que no lo toman como algo prioritario, ya que no hay tradición.

-¿Cuándo y cómo nació su afición?

-Nació por azar. Cuando era estudiante. Pasé por Nimes en 1969, compré una entrada. A pesar de que llovía, me gustó mucho el espectáculo. No se asemejaba a nada. Desde entonces hasta hoy he visto corridas todos los años, salvo en una parte de la década de los ochenta en que trabajé en Brasil.

-¿Qué plazas son sus preferidas para ver toros?

-En España, Sevilla y Bilbao; y en Francia, Nimes y Mont de Marsan.

-¿Desde cuándo asiste a la Maestranza?

-Desde 1972. He venido casi todos los años. En total -ojea sus notas-, he visto en la plaza de Sevilla 164 corridas.

-¿Cuál de las aficiones francesas es la más parecida en sentimiento a la de Sevilla?

-Nimes.

-¿En qué momento se encuentra el toreo?

-En cuanto a toreros, extraordinario. En cuanto a ganaderías, no. El año pasado decepcionaron la mayoría de las toristas.

-¿Qué le parecen los carteles de la Feria de Abril?

-A pesar de la ausencia de José Tomás, son bastante interesantes.

-¿Y el del Domingo de Resurrección?

-Excepcional. Morante es el artista con más valor que he visto; Manzanares es la expresión del clasicismo ordoñista y Perera la visión de una personalidad muy singular con el ojedismo de los 80.

-¿Cuáles son sus toreros predilectos?

-José Tomás, porque reúne el equilibrio entre pureza estética y pureza ética; Morante, por lo que ya le he indicado; y El Juli porque es el torero más dominador.

-¿Tiene futuro la Fiesta?

-No tengo preocupación sobre su futuro. Sólo me preocupa el momento de la ganadería brava y la transmisión de la afición a nuevas generaciones. En Francia hay un público más joven. En España ha habido una generación que ha dejado de transmitir el legado del toreo a los suyos. No sé si por algún complejo o porque lo veían como algo anticuado.