Toros

José Tomas reaparece en la Feria de Jerez con una lección de toreo al natural

  • El diestro madrileño cortó tres orejas pese a la lluvia y el viento reinante Salió a hombros del coso jerezano junto a Manzanares, Padilla y el mayoral

tercera corrida de abono de la feria de jerez Ganadería: Seis toros de Joaquín Núñez del Cuvillo, bien presentado y de buen e interesante juego, sobresaliendo el segundo, premiado con la vuelta al ruedo. Galoparon todos y fue más complicado el sexto y a menos el quinto. Aplaudidos además primero, tercero y cuarto. El mayoral salió a hombros Matadores: Juan José Padilla de marino y oro, estocada SALUDOS y estocada caída DOS OREJAS José Tomásde verde macareno y oro, estocada DOS OREJAS Y RABO y muy buena estocada OREJA Manzanares de narino y oro, estocada recibiendo DOS OREJAS y estocada tendida y caída con tres descabellos echándose el toro SILENCIO TRAS AVISO. La terna salió a hombros INCIDENCIAS: Lleno en tarde nublada y fresca con llovizna desde el cuarto. El Rey emérito asistió en una barrera acompañado de la infanta Elena y doña Leonor. Padilla y Manzanares brindaron al rey sus primeros toros. Hubo manifestación antitaurina frente a corrales

Respondió a las expectativas José Tomás en su regreso a los ruedos españoles, ausente desde 2014, y sublimó el toreo cortando tres orejas y un rabo tras ligar dos faenas de sensación frente a un gran encierro de Núñez del Cuvillo, tarde que se redondeó con las puertas grandes de Juan José Padilla y Manzanares. Un torero tocado por los duendes que vuelve con fuerza y sitio y que ofreció un indescriptible recital al natural con un primer toro extraordinario de Núñez del Cuvillo, justamente premiado con la vuelta al ruedo.

La lluvia y el viento no hicieron que la de ayer fuera la mejor tarde, ni para los toreros ni para el público, para disfrutar de un festejo que había despertado tanta expectación como el de la vuelta a los ruedos españoles de José Tomás. Pero, terminada la corrida, todo el mundo dio por bien empleado el esfuerzo y las incomodidades después de haber sido testigos de una buena tarde de toros y, sobre todo de una auténtica lección de toreo al natural impartida por el gran torero madrileño.

La cátedra tomasista se vivió especialmente con el segundo de la tarde, un ejemplar con clase, al que José Tomás toreó siempre con la mano izquierda, creando y cuajando una faena de sublime intensidad, sencillamente clásica. Y es que el diestro de Galapagar se limitó a mostrar la auténtica esencia de la más profunda y honda tauromaquia, sin importarle, con ese seco y sereno valor que atesora, que el viento descontrolara su muleta en más ocasiones de la cuenta y no le permitiera macizar algunas series.

Aun así, hubo varias decenas de naturales de una brutal autenticidad, con los talones del torero asentados en la arena y dejándose ir tras la embestidas con la cintura en muletazos largos y profundos, cada vez más y mas templados, ralentizando cada arrancada con los simples vuelos del engaño.

Ese toreo esencial, sin aditivos ni colorantes, fue el que marcó las diferencias de la tarde, y no sólo porque José Tomás cortara el rabo del toro tras una gran estocada, sino porque ya no se volvió a ver, ni de lejos, una faena similar en el resto de la corrida, a pesar del desmedido corte de trofeos. El mismo José Tomás lo logró sólo en momentos aislados ante el quinto, un toro sin clase y rajado, al que sujetó con inteligencia y sin brusquedad alguna, pero que no agradeció tan buen trato del madrileño, que le cortó finalmente una oreja tras otro espadazo.

El torero reaparecido, el que centró ayer todas las miradas del mundo del toro y de los medios de comunicación, salió finalmente a hombros junto a sus dos compañeros de cartel, a los que el público jerezano premió con dos orejas en uno de los toros de sus lotes, aunque de las segundas de poco peso específico.

A José María Manzanares le correspondió la pareja de toros más completa de la buena corrida de Núñez del Cuvillo, especialmente su primero, con el que tardó demasiado tiempo en acoplarse entre tirones y dudas.

Sólo una serie estimable a final de obra y una espectacular y letal estocada en la suerte de recibir pudieron ameritar ese doble corte de trofeos. En cambio, al alicantino se le vio desbordado y sin ideas ante la más exigente bravura del sexto.

Por su parte, el local Juan José Padilla protagonizó el momento más duro de la tarde, al ser volteado aparatosamente cuando banderilleaba a su primero. Cayó inerme en la arena el jerezano, que fue trasladado así a la enfermería, de donde salió minutos después sin lesiones aparentes.

Quizá por las secuelas del percance, le costó centrarse con ese mismo toro, manejable por el lado izquierdo, pero Padilla salió mucho más decidido con el cuarto, otro de los grandes ejemplares de la corrida.

Le banderilleó con más acierto en esta ocasión y logró ligar una soberbia serie con la derecha, con las dos rodillas en tierra, en la que estuvo a la altura de la calidad del "cuvillo", pero para darse luego a un toreo populista que sus paisanos le premiaron con creces.

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