Toros

El Juli y Manzanares alcanzan la gloria en la Maestranza

  • El madrileño consigue su segunda Puerta del Príncipe y el alicantino su primera, con un indulto añadido.

La Feria de Abril 2011, con el preámbulo del Domingo de Resurrección, ha quedado grabada para los anales de la tauromaquia en la Maestranza por el pleno poderío de Julián López El Juli y la sublime sinfonía de toreo a cámara lenta de José María Manzanares; así como el indulto del toro Arrojado, de Núñez del Cuvillo. En la Maestranza, en el siglo XX se indultó un novillo, Laborioso, el 12 de ocubre de 1965 por el sevillano Rafael Astola. Para toros indultados hay que remontarse al siglo XIX. Con una normativa y tauromaquias muy distintas -según recoge Manuel Bernal y me confirman los descendientes de estos ganaderos- se indultaron Zancajoso, de José Anastasio Martín, lidiado el 3 de mayo de 1861, que mató 11 caballos y tomó 33 varas; y Playero, de Joaquín Murube, lidiado el 18 de abril de 1897 y que recibió seis varas y le perdonaron la vida porque en el campo se dejaba acariciar e incluso montar. Se lidió nuevamente en Lisboa, el 20 de junio del año siguiente, volviendo a la dehesa, donde murió de viejo.

En el cuadro de honor, El Juli y Manzanares salieron por la Puerta del Príncipe, el toricantano Esaú Fernández cortó sendas orejas el día de su doctorado, tratado cariñosamente por el público y El Cid y Luque consiguieron cada uno un trofeo.

Manzanares, artífice del indulto de Arrojado, cuajó una feria histórica. Dejó patente su entrega el Domingo de Resurrección. Pero fue el sábado 30 de abril cuando toreó con una despaciosidad sublime al citado toro, al que inmerecidamente indultó el presidente, Julián Salguero. Astado de nobleza extraordinaria en la muleta, pero sin llegar a la misma altura en los otros tercios. El diestro alicantino fue premiado con las dos orejas simbólicas y rubricó su triunfo histórico con otra faena en la que prevaleció el temple, coronada con una gran estocada y premiada con dos orejas. Abrió, por primera vez en su carrera, la Puerta del Príncipe. Y redondeó su fantástica Feria de Abril en la corrida de Jandilla, con dos faenas pletóricas, por encima de su lote; aunque, por la espada, el premio quedara en una oreja.

El Juli, tras una soberbia faena, en la que desorejó a un toro de Daniel Ruiz el Domingo de Resurrección, cortó un total de tres orejas y abrió la Puerta del Príncipe -segunda vez en su trayectoria- en su segundo compromiso, y en su última tarde no tuvo opción al lucimiento. Pero, independientemente de trofeos y honores, demostró una capacidad lidiadora sublime, con valor y conocimientos plenos en la selección de terrenos y distancias, con una técnica que raya la perfección y un poderío lidiador pleno.

Esaú Fernández fue la sorpresa de la feria. Cortó dos orejas en su alternativa -una a cada toro- a un buen lote de El Pilar. Con ambición y temple dio la talla en su primera corrida de toros, apoyado por un público que le trató cariñosamente.

El Cid, en su primer compromiso, se enfrentó a un lote desigual; en su segundo pecó de desconfianza y sólo en su última tarde consiguió un trofeo de un buen toro. Morante bordó el toreo a la verónica en un par de actuaciones; pero, en conjunto, aunque no tuvo suerte con sus lotes, tampoco estuvo a la altura esperada. Ponce, en su única tarde, decepcionó. Perera se justificó, con creces, en su doblete. Talavante tampoco tuvo suerte con un mal lote de Fuente Ymbro y dio una imagen de torero con firmeza en su segunda tarde. Cayetano continúa muy lejos de las expectativas creadas; si bien dio una vuelta al ruedo en su segunda comparecencia, en la que gustó su variedad capotera y realizó una buena faena a un manso. En su primera oportunidad estuvo mal.

Daniel Luque dio una imagen muy distinta a la del año pasado. Aunque sin buenos toros, se le vio centrado, con confianza y autoridad. Se la jugó ante un peligroso lote de El Ventorrillo y cortó una oreja en su segunda tarde, en la que de estar acertado con la espada, hubiera conseguido más trofeos. Salvador Cortés brilló en el toreo al natural ante un nobilísimo victorino, pero malogró la faena con la espada. Oliva Soto tampoco remató con la espada una buena faena. Fandiño se jugó la vida sin contemplaciones ante un toro peligrosísimo. Vilches no obtuvo frutos ante su lote. Barrera fue ovacionado por una labor épica. El debutante Alberto Aguilar se estrelló con un lote difícil. Y Mora y El Fandi no contaron con opciones claras para el lucimiento. Juan José Padilla propinó una soberbia estocada, digna de premio. También Pinar recetó otra contundente. Tendero porfió con un mal lote. Y Tejela pudo sacar mayor partido a uno de sus toros.

El cierre, ayer, fue como una película de terror con una peligrosa corrida de Miura, en la que Rafaelillo estuvo colosal en valor; Moreno cumplió y el mexicano Israel Téllez, que debutaba, lo pasó francamente mal, incapaz de matar al último toro de la feria, que fue devuelto a los corrales tras los tres avisos reglamentarios.

En rejones, el plato fuerte, con un cartel de lujo -Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Diego Ventura-, la terna decidió suspender la función ante el temor de lluvia. En la matinal, con un sexteto, emotivo adiós de Antonio Domecq tras un cuarto de siglo en el toreo a caballo. Rui Fernandes, Cartagena, Hernández y Palha cortaron una oreja cada uno.

En el aspecto ganadero, lo más destacado fue la excelsa nobleza del citado toro indultado de Núñez del Cuvillo, Arrojado. La corrida de Cuvillo, fue muy dispar tanto en presentación como en juego. También con nota, la corrida de El Pilar, con un lote bueno. Pero en conjunto, el tono fue bajo. Dolores Aguirre sucumbió en su presentación en la Maestranza. El Ventorrillo, una de las triunfadores del año anterior, fue una ruina. Victorino Martín, Fuente Ymbro y Manolo González, descastadas. Alcurrucén naufragó. Jandilla, con complicaciones. Garcigrande, Daniel Ruiz, Conde de la Maza, Torrehandilla-Torreherberos, con encierros desiguales en presentación y comportamiento, dieron toros sueltos aceptables. Muy peligrosa la corrida de Miura y buen nivel de Bohórquez, única corrida lidiada en rejones.

La parte más dura y amarga llegó casi en el epílogo, con la cornada grave y fractura de peroné, que sufrió Curro Díaz, cuando desgranaba bellos naturales en la corrida del pasado 7 de mayo.

En conjunto, la Feria de Abril 2011, con un socavón muy grande en el aspecto ganadero, ha sido una de los más brillantes y espectaculares de los últimos años, donde dos diestros abrieron la Puerta del Príncipe desplegando dos tauromaquias muy distintas y dictando varias lecciones de auténtico toreo, El Juli -quien ya el año pasado saboreó la gloria de la Puerta del Príncipe- y Manzanares, quien la estrenaba y se consagró en Sevilla como uno de los toreros fundamentales en los anales de la historia de la tauromaquia en la Maestranza.

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