José Luis Moreno dio ayer la noticia taurina del año de manera sorprendente al anunciar, al filo de las dos y media de la tarde a través de Twitter, que deja de torear en público. El torero de Dos Torres, 1974, pone fin a 20 años de trayectoria profesional en la que sólo la mala suerte le ha impedido alcanzar el éxito que se merecía. Pasada la primera impresión, el matador hacía llegar un comunicado a los medios en el que señalaba que "después de un periodo de intensa y meditada reflexión, quiero compartir con vosotros mi decisión de dejar de torear en público de forma profesional". El matador de Los Pedroches afirmaba que ha tomado "una decisión nada fácil porque el toreo es mi razón de ser, tanto es así que sólo entiendo mi profesión con la máxima entrega".

Con estas palabras, Moreno ponía fin a una carrera que arrancó como becerrista en Pozoblanco el 22 de septiembre de 1990 y que tuvo su epílogo con la puerta grande que abrió en la plaza de Los Califas durante la tarde del 31 de mayo del pasado año en la que fue su única actuación vestido de luces de toda la temporada 2013. Esta falta de continuidad en el desarrollo de su carrera, que se había hecho especialmente evidente en los dos últimos años, puede estar detrás de la decisión de abandonar los ruedos de manera definitiva.

En el mismo comunicado, el torero señalaba que "en estos momentos mi ilusión se ha mermado y por respeto a todo lo que me han dado los toros y mi propia trayectoria he decidido apartarme de mi actividad profesional". Fuentes consultadas por El Día señalaban ayer que los desencuentros de Moreno con los empresarios podrían estar en cierto modo detrás de la opción que ha tomado, ya que el de Dos Torres nunca ha querido torear por debajo del caché que le corresponde y la crisis que vive en la actualidad el panorama taurino nacional encamina la situación hacia un abaratamiento de costes. Quizás por ello, el matador señalaba que "ahora mismo, desde mi más profundo interior, no siento la fuerza necesaria para desarrollar todo lo que llevo dentro". El torero cordobés concluía sus palabras agradeciendo el apoyo recibido en estos años de trayectoria profesional "de mis compañeros, de los aficionados, de los ganaderos amigos, de los medios de comunicación y de todas y cada una de las personas que hasta el día de hoy han compartido conmigo el dilatado camino que comenzó con la ilusión de aquel niño que quiso siempre ser torero".

José Luis Moreno debutó con picadores en Priego de Córdoba en abril de 1993 y tomó la alternativa en Córdoba el 30 de mayo de 1996 con Enrique Ponce como padrino y Finito de Córdoba como testigo. Precisamente, la plaza cordobesa es la que le ha dado mayores éxitos en su carrera profesional, ya que ha sido capaz de abrir la puerta de Los Califas hasta en siete ocasiones, un hito sólo al alcance de los más grandes que han pasado por la ciudad. Considerado un torero de depurada técnica, ha sido muy respetado por su capacidad de destilar el arte más puro y "bajarle la mano" a los toros de las ganaderías más complicadas, como Miura, Dolores Aguirre o Victorino Martín. Precisamente, el ganadero salmantino le daría una de sus mayores tardes de gloria el 29 de septiembre de 2009, cuando lidió en Los Llanos un encierro completo ante el que desgranó toda su capacidad y dejó para el recuerdo un amplio abanico de la tauramoquia que atesora en su muleta.

Con una carrera que arrancó con grandes éxitos en sus primeros años, entre 1996 y 2002 triunfa en casi todas las plazas grandes de la geografía española -Madrid, Valencia o Castellón- e incluso en Nimes, si bien también sufre varias cornadas graves que frenan su trayectoria. Lastrado por su punto débil a la hora de utilizar los aceros y víctima en cierto modo de su capacidad para destilar arte con las ganaderías duras, en ocasiones se ha visto encasillado entre los matadores destinados a torear exclusivamente con este tipo de reses.

Tras unos años difíciles y con pocas actuaciones, la carrera de Moreno sufre otro punto de inflexión a partir del año 2009. Corta cuatro orejas en Córdoba, sale a hombros en Valencia y suma un nuevo éxito en Madrid. Ese año lo culmina con la citada victorinada en Pozoblanco. Sin embargo, la crisis en la que se ha visto inmersa la fiesta y su negativa a plegarse ante lo que muchos otros sí lo están haciendo pueden haber hecho que el diestro haya decidido dejar finalmente su profesión.

Los amantes del toreo de Córdoba recordarán siempre su porte espigado, su refinada técnica y una mano izquierda que ha dibujado grandes trazos toreros por las plazas de todo el mundo. Gracias por todo, maestro.