Toros

Muere a los 83 años el matador Rafael Soria Molina 'Lagartijo'

  • Descendiente de Lagartijo y sobrino de Manolete, era el decano de los toreros cordobeses

Nació en Écija pero era cordobés por los cuatro costados. Y último eslabón de una enorme linaje taurino: Rafael Molina Sánchez Lagartijo era su tío-bisabuelo, el banderillero Juan Molina Sánchez su bisabuelo y Rafael Molina Martínez Lagartijo Chico su abuelo. Manuel Rodríguez Sánchez Manolete, además, era su tío materno. Ayer murió a los 83 años Rafael Soria Molina Lagartijo, conocido por Rafalito Lagartijo en el ambiente taurino cordobés, donde era querido y respetado. La misa funeral será esta tarde (16:30) en San Miguel.

"Era encantador, sencillo y entrañable, un hombre con quien me encantaba hablar de toros, escuchar lo que contaba de su tío Manolete", señaló a este periódico Rafael González Chiquilín, que coincidió con "el maestro" en multitud de ocasiones, una de ellas en el Alcázar de los Reyes Cristianos el 17 de octubre de 2011 con motivo del homenaje que se le dedicó por el 60º aniversario de su alternativa, en la plaza de Montoro, inaugurada ese día, tal como se relata en Cordobapedia. Era el año 1951 y Soria llevaba ya casi una década labrándose un nombre y adquiriendo experiencia en el mundo taurino, primero, cuando aún era un niño, en becerradas y tentaderos, y posteriormente en novilladas (la primera con picadores fue en Almendralejo el 13 de agosto de 1946). Era novillero, por tanto, cuando Manolete, su tío, maestro e ídolo, murió.

1948 y 1949 fueron años de progresión para él, con presentación en Madrid incluida. En la temporada de su alternativa toreó siete corridas, y otras siete en la siguiente. A pesar de sus cualidades no consiguió llegar a los primeros niveles del escalafón y optó por retirarse. No llegó a confirmarse en Madrid como espada de alternativa. Su última actuación como matador fue en la corrida pro-monumento a Manolete, celebrada en Córdoba el 21 de octubre de 1951. "Me tuve que retirar por una depresión a los 22 años", confesó en una entrevista a este periódico en 2003.

"No lo vi, pero me han contado cosas de él y fue un torero de arte. No había más que verlo andando por la calle, yo lo veía y pensaba: ahí va un torero, y eso se puede decir de muy pocos", indicó Chiquilín, que recuerda también los encuentros con Soria en Semana Santa, "en nuestro paso de Jesús Caído, cuando él iba siempre a mi izquierda". "Ahora se torea muy bien y hay una baraja de figuras muy interesante", reconocía Soria, que no obstante señalaba que el ganado de ahora y el de su tiempo no tienen "nada que ver".

El homenaje en el Alcázar hace menos de dos años supuso un merecido reconocimiento para el que era valorado como el decano de los matadores de toros cordobeses, que estuvo rodeado por sus compañeros de varias generaciones, entre ellos Manuel Benítez El Cordobés. Un torero que a pesar de su corta trayectoria engrandece la ya de por sí solemne historia de su familia.

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