Toros

En El Puerto el Fandi abre la puerta grande que el palco le cierra a Padilla

  • La corrida de toros de Salvador Domecq ha dejado una excelente impresión en la Plaza Real

corrida nocturna de abono en la plaza de El Puerto Ganadería: Seis toros de Salvador Domecq bien presentados y de buen juego, con aplausos en el arrastre menos el mejor, el cuarto, porque entonces el público abroncaba al palco. TOREROS: Juan José Padilla de salmón y azabache, pinchazo y media PALMAS y estocada OREJA con bronca al palco por denegar la segunda Rivera Ordóñez Paquirri de añil y oro, dos pinchazos y estocada desprendida PALMAS y estocada baja con derrame SILENCIO El Fandi de carmín y oro, pinchazo hondo y descabello OREJA y estocada OREJA salió a hombros. INCIDENCIAS: Un tercio con buena entrada en las localidades baratas. Calor en noche de levante en calma saltando algo de aire en el tercero

Caracol el del bulto le servía los estoques a su primo Joselito el Gallo. Sangre vieja del arrabal de Santa María de Cádiz. Gitano para arriba, para abajo, para la izquierda y para la derecha.

Un día llegaba a Madrid, a la estación de Atocha, con el fundón en una mano y la caja de la montera en otra de uno que dijo que quien no había visto toros en El Puerto no sabía lo que era un día de toros. Al pasar junto a la locomotora, el maquinista abrió la válvula y bufó una chirriante nube de vapor hacia el andén, dando al flamenco un susto de muerte. Miró a la máquina y le chilló:

-¡Esos cojones para Despeñaperros!

Porque las locomotoras se venían abajo en aquellos tiempos para remontar el desfiladero que separa la zona de donde se torea de la que se trabaja, que diría el Guerra.

De aquello me acordaba yo cuando el palco le negaba a Padilla la segunda oreja del cuarto toro, corriéndole el cerrojo de la puerta grande y el triunfo del festejo. Ya se sabe que estos presidentes tienen una válvula para las presiones. No es que lo diga yo: ellos lo explican muy clarito. Incluso lamentan que en El Puerto los aficionados no protestan los toros que ellos aprueban bajo presión.

Pues eso, con un tercio de plaza y no siendo un torero de las alturas no hay problema. Se aguanta la presión. La válvula no salta. Con tres cuartos y siendo Ponce, un poner por remontarnos al festejo anterior sin ir más lejos, le damos dos orejas por hacer cuatro cositas pero que muy bien hechas, con un torillo feble. Me parece muy bien el rigor, lo aplaudo y lo exijo, pero de nada sirve y llevamos años viéndolo, querer arreglar el nivel del toreo en El Puerto negándole la oreja del presidente al resto del escalafón y dando bula a las figuras: Esos cojones para todos y sabremos a que criterio atenernos.

Eso sí, al presidente lo pusieron de lo que lo pusieron para arriba, para abajo, para la izquierda y para la derecha.

Un incidente que no debe tapar la buena calidad de la corrida de Salvador Domecq en presencia y juego. El primero fue un toro bravo y encastado. Como tocara la muleta o perdiera la distancia justa del engaño, protestaba y le salía el genio. Un toro con celo y movilidad, persiguiendo en banderillas y rematando en tablas. Padilla, cauto en el capote y al principio del tercio de muerte, por fin hizo sonar la música templando con la zurda.

El cuarto fue un espectáculo, por la lámina y por cómo recargaba, encelado en el caballo metiendo los riñones. Padilla lo había recibido con una larga de rodillas en el tercio y lo galleó para ponerlo en el caballo. Un toro bravo con el hocico desenterrando la boca de riego, que tras la pelea aguantó el quite por faroles, el espectáculo en banderillas de Padilla y la pausa en la faena de muleta, el torero congelando el cite, de un cante desde el tendido.

No era cualquier cosa ponerse delante de ese toro. La pelea en varas gastó al burraco, pero la raza le mantuvo en la lucha, tragando los naturales en el pasaje de más poso y asiento de una faena en la que el de Jerez puso mucho a su estilo, conectando con el público y cerrando con el arrimón final.

La actuación fue muy completa y la estocada ya era de premio en los tiempos de Gallito, pero la oreja que le dio el público le va a servir menos que la que le negó el presidente, que de esa sí que se habla. ¿Con ese listón un torero que ofrece al público ese corte puede cortar dos orejas en El Puerto?

Rivera Ordóñez, Paquirri en esta época de su carrera, tuvo una actuación decepcionante. ¿Qué pegas le ponemos a su lote para que no funcionara aquello? Su primero era suavón, noble y repetía pero lo movió por la plaza sin saber qué hacer con él. Su segundo se rajó avanzada la faena, pero antes hubo una brega muy cuestionable y una lidia inconexa. No nos extraña que el toro volviera grupas, nosotros no podíamos porque nos quedaba otro por ver.

Y el Fandi, triunfador del festejo sumando una oreja de cada toro. En ambos oponentes hubo variedad con la capa y espectacularidad en banderillas poniendo el público en pie. El primero de su lote fue otro toro que repetía con opciones, y el granadino lo lidió de rodillas y en pie, pero muy lejos de la segunda oreja del presidente.

En el sexto, diabluras en banderillas y faena al tendido de sol con un toro con menos empuje en el tercio final, que acusó el desgaste. La estocada, fue de premio y la oreja le abrió la puerta grande lo que era Plaza Real y ahora llaman Real Plaza.

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