Toros

Serafín Marín y Cayetano puntúan en Barcelona

  • El barcelonés y el madrileño cortan una oreja cada uno · El valenciano Enrique Ponce, que cuaja una buena faena, pierde trofeo por el fallo con los aceros

GANADERÍA: Se lidiaron toros de tres ganaderías distintas. De Germán Lorenzo, primero y segundo bis; de San Mateo, cuarto, quinto y sexto; y con el hierro de Yerbabuena saltó el tercero. Todos ellos correctos de presentación y de bonitas hechuras. El primero, un gran toro; el resto muy justos de fuerzas. Y el sexto, complicado. TOREROS: Enrique Ponce, saludos tras un aviso y silencio tras un aviso. Serafín Marín, que sustituía a Miguel Ángel Perera, saludos tras dos avisos y una oreja tras un aviso. Cayetano, silencio y una oreja tras aviso. Incidencias: Plaza de toros Monumental de Barcelona. Menos de media entrada.

Los matadores de toros Serafín Marín y Cayetano cortaron una oreja cada uno en la corrida de toros que se celebró en la Monumental de Barcelona, un festejo que sirvió para que Enrique Ponce se reencontrase con la afición de la Ciudad Condal.

Ayudó el gran toro de Carmen Lorenzo que sorteó Enrique Ponce para abrir boca, al que el de Chiva cuajó una faena cadenciosa y desmayada, que fue ganando profundidad conforme avanzó el trasteo, muy conjuntado todo. El toro hizo buena pelea en varas y dio importante juego en la muleta, repitiendo incansable.

La faena alcanzó sus cotas más altas con la diestra, aunque al natural no bajó el tono. Terminó con bellos remates genuflexo. Hubiera podido tocar pelo de haber andado fino con la espada. Remachó de un pinchazo hondo y dos descabellos.

El diestro valenciano trató de lucirse y justificarse con el cuarto, un toro que apenas se mantenía de los cuartos traseros.

Sí acerto con los aceros Marín en el quinto, un toro sin fijeza y justo de fuerzas, protestado por el público de la Monumental, y consiguió los mejores pasajes sobre el pitón izquierdo. Puso muchas ganas y dio distancia. Al final, con un arrimón. Las cercanóas y más de media que recetó pero efectiva, le permitieron pasear el trofeo.

Con el segundo, Serafín, que sustituía al convaleciente Miguel Ángel Perera, hizo un esfuerzo con un toro que embestía sin clase y pegaba derrotes. Supo taparle los defectos al toro y estuvo firme el catalán, acertando a embarcarle en la muleta. Sin embargo, se le atragantó el descabello y ensució una muy digna labor.

Menos historia hubo en el tercero, un sobrero de Yerbabuena inválido y que se echó en varias ocasiones. Cayetano tuvo que desistir pronto. El sexto fue un toro complicado y Cayetano no terminó de coger aire hasta mediada la faena, cuando se vino arriba a raíz de una voltereta sin consecuencias. Entonces, el torero se encorajinó y comenzó a torear cruzándose al pitón contrario, con valor y entrega que reconoció el público catalán. El toro tampoco servía para gran cosa. Se volcó con fe al matar, le recetó un estoconazo y fue premiado con una oreja.

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