El diestro sevillano Paco Lama de Góngora inicia una nueva etapa en México con nuevos apoderados -Alfonso Tapia y Paco Olvera- y el objetivo de confirmar el próximo diciembre en el Coso de Insurgentes.

-Paco, en concreto, ¿quiénes le apoderan y cómo nace esta representación?

-Me apoderarán dos taurinos de México, Alfonso Tapia y Paco Olvera. Me los presentaron José María Manzanares y Lolo de Camas. Llevan varias plazas en México, como Juriquilla y Doxey. Me vieron torer aquí en septiembre y me ofrecieron la presentación en México el pasado diciembre, toreando un festival en el Cortijo San Rafael, donde corté dos orejas a un toro de Pepe Marrón y eso me abrió las puertas para después de Navidades torear dos corridas de toros en San Gabriel, en las que en las dos corté un rabo. El objetivo es confirmar en la México. Hoy viajo allí, donde viviré en Aguascalientes, con la familia de los empresarios Ávila Salcedo.

-¿Cuántas corridas tiene programadas?

-Torearé quince como mínimo. Tengo seis firmadas, como Juriquilla y Jiquilpan, y el resto aplabradas.

-¿Y el debut en la Monumental?

-Lo tengo apalabrado. Es pronto y todavía no lo tiene nadie cerrado. Pero hay muchas posibilidades.

-Para 2017, ¿su idea es continuar en México o volver a España para hacer aquí temporada?

-Venir aquí. Tengo que entregar a Sevilla todo lo que se merece. Como cualquier planta autóctona, me siento autóctono de aquí. Quiero torear en Sevilla y confirmar en Madrid.

-¿Por qué esta aventura?

-Después de septiembre, con la ruptura con mis apoderados, yo psicológicamente terminé mal. Tuve varias semanas en las que fui al psicólogo. No me importa decirlo. Me fui a México, pasé allí todo diciembre y Navidades. La aventura en América me ha servido como terapia y me ha llenado el vaso de la ilusión. Me he sentido torero y he vivido la grandeza del toreo tanto por el público como por la embestida del toro de allí. Es una relación muy bonita.

-¿Cuáles fueron las razones por las que lo pasó tan mal?

-Yo me sentía torero delante de los animales, pero estaba vacío interiormente como persona. Con el fracaso, el torero se comió a la persona. Los sueños iban por delante de lo que yo era capaz de desarrollar como persona. Y yo no tenía equilibrio para torear. Estaba desensibilizado. Allí he crecido y creo que cuando vuelva voy a sorprender.

-En cualquier caso, ha toreado no hace mucho en España.

-Hace una semana y media en Colmenar de Oreja, con toros de Victorino. Corté una oreja a un toro.

-¿Se veía toreando 'victorinos'?

-No. Pero me he dado cuenta en este tiempo de que sólo hay una pequeña diferencia de ser cobarde a ser valiente y no me refiero a arrimarse. La diferencia está en querer cambiar.

-En este periodo, ¿ha cambiado su visión del toreo?

-Mucho. Ahora tengo sed de triunfo y de que me vean torear con el sello de siempre y con más frescura, ya que torear es un estado de ánimo y ahora estoy feliz.

-Cuando tomó la alternativa, ¿esperaba que su camino iba a ser tan duro?

-Yo nunca creí que el toreo me iba a deparar estos puertos tan extraños y que iba a ser tan duro.

-¿Cree que hubo fallos por parte suya?

-Por supuesto. Yo no culpo a nadie.

-¿En qué consistieron?

-Fallé en que no escuchaba lo que decía mi corazón y me dejé aconsejar por personas cuyos consejos no me vinieron bien en ese momento. Por suerte, todo el que ha estado a mi lado, para bien o para mal sé que me quiere mucho, me sigue queriendo y cree en mí.

-Ha salido una nueva ola de toreros jóvenes que se están situando arriba. ¿Le costará más hacerse un hueco en el escalafón?

-No. Creo que es muy positivo para mí. Yo también soy muy joven y tengo muchísimo que aportar. Considero que mi toreo es diferente al de ellos. El público también demanda un torero como yo. Es cuestión de unos meses.

-¿Cuál es su meta y el plazo para cumplirla?

-Torear este año en América con tanto ruido que suene en España y venir para entregarle a mi afición de Sevilla todo lo que me ha dado. Me voy por ello.