Empresariado | El poder lo ostentan preferentemente dinastías

El oligopolio taurino

  • Un puñado de personas ejercen distintas labores –empresarios, apoderados, ganaderos– con intereses contrapuestos que desvirtúan la valoración de los participantes en el sistema

Ramón Valencia y Pedro Rodríguez Tamayo, de la empresa Pagés, que gestiona la plaza de Sevilla.

Ramón Valencia y Pedro Rodríguez Tamayo, de la empresa Pagés, que gestiona la plaza de Sevilla. / Antonio Pizarro

El negocio taurino es un oligopolio, como sucede en otros sectores, lo que conlleva como males mayores que un puñado de personas manejan el mismo ejerciendo distintas labores con intereses contrapuestos. Varias casas, durante varias generaciones, se reparten la tarta. Ejercen de empresarios, apoderados y hasta ganaderos. Y las licitaciones de las plazas más relevantes, para hacer frente al canon, se apoyan en socios capitalistas. Todos estos organizadores han apoderado y apoderan de manera directa o a través de personas a su servicio y como ya advertimos tiene la contrapartida de que 'sus' toreros a cambio de honorarios pactados antes de comenzar la temporada acaben siendo cromos –como se dice en el argot–, toreros intercambiables para las ferias a cambio de tener asegurado un mínimo de corridas antes de comenzar la temporada. Apuesta por las principales plazas y por las figuras, evitando riesgos. Pero, ¿quiénes son? ¿que cuotas de poder tienen actualmente?

Entre las casas dinásticas con más poder se encuentran Pagés, Chopera, Los Lozano, Choperitas y Matilla. Entre ellas se coló Simón Casas, sin antecedentes empresariales, y recientemente llesgó de México Baillères

Simón Casas, un francés en la Corte

Simón Casas es actualmente el más significativo del entramado taurino ya que dirige desde 2017 Las Ventas, epicentro del empresariado taurino. Este francés en la Corte, tras dos décadas persiguiendo la plaza madrileña, se presentó a su licitación por última vez en el último momento junto a la empresa Nautalia Viajes (al 50 por ciento) con un canon exorbitante y bajo el nombre de Plaza 1. Tienen firmada la contratación hasta 2020. Tras varios años de gestión en cosos franceses como Nimes, se introdujo en España. Hoy en día, además de la Monumental madrileña, mantiene el bastión de Nimes, primera plaza francesa, controla Mont de Marsan y en España sumó últimamente Málaga y Alicante. En su día postulaba por la independencia entre empresarios, toreros, apoderados y ganaderos para evitar los males citados del olipolio. Sin embargo, cuando alcanzó poder, además de todas esas plazas citadas, apodera a Sebastián Castella y Paco Ureña. A través de Roberto Piles también cuenta con Daniel Luque. Ha representado de manera directa o a través de otros a toreros como Emilio Muñoz, Curro Vázquez, Manzanares, Julio Aparicio o Daniel Luque.

Simon Casas, su socio Rafael García Garrido (Nautalia) y Curro Vázquez Simon Casas, su socio Rafael García Garrido (Nautalia) y Curro Vázquez

Simon Casas, su socio Rafael García Garrido (Nautalia) y Curro Vázquez / Chema Moya / Efe

Casas fue el paladín de que los empresarios taurinos debían unirse para no licitar con ofertas abrumadoras, como ha sido la suya, por plazas de toros públicas cuyas administraciones imponen canon enormes en su licitación, lo que hace muy gravosa su gestión. Pero tras romper con los Choperita, de quienes fue socio en Las Ventas y a quienes denunció, ganó la plaza monumental de Madrid elevando el elevado canon del que ahora el gestor francés se queja.

Sevilla, con Ramón Valencia al frente

Tras Madrid, como bocado más apetitoso en la tarta de beneficios, Sevilla es el otro coso más importante porque, aproximadamente, con la mitad de aforo ingresa muchos más beneficios. En este caso, la plaza de toros es de propiedad privada y pertenece a la Real Maestranza. Aquí, la empresa Pagés lleva desde el 16 de diciembre de 1932, cuando el catalán Eduardo Pagés Cubiña arrendó la plaza a la Real Maestranza –propietaria del coso– con una fianza de 100.000 pesetas y por cuatro años, con una renta anual de 150.000 pesetas. Pagés llegó a firmar la primera exclusiva en el mundo del toro y su poderdante de lujo fue nada menos que Juan Belmonte. En el siglo pasado, durante unas cuatro décadas, el añorado Diodoro Canorea, empleado de banca, quien accedió a la empresa tras contraer matrimonio con Carmen Pagés Prieto, impuso en Sevilla su personalidad en los carteles y ganaderías, con Curro Romero como base. Gestionó también una decena de plazas españolas, entre ellas Madrid o El Puerto y algunas de Francia, Portugal y Venezuela. A su muerte, el 28 de enero de 2000, a los 77 años, su hijo Eduardo junto a Ramón Valencia –casado con Carmen Canorea, hija de Diodoro– continuaron el legado. Retirado Eduardo Canorea, Ramón Valencia está al frente de la gestión. Como socio, entró en La Malagueta. Tras presumir que la empresa Pagés era independiente y no representaba a ningún torero, ha entrado recientemente en el mundo del apoderamiento y cuenta con el diamante del momento, Andrés Roca Rey –cuya representación comparte con José Antonio Campuzano– y el próximo año Pedro Rodríguez Tamayo y Santiago Ellauri –trabajan para Pagés– dirigirán a Miguel Ángel Perera.

Chopera: de Bilbao a Almería

La dinastía Chopera ha gestionado en los últimos años 19 plazas (8 de ellas de primera categoría) y ha organizado más de 2.000 espectáculos. Actualmente la componen Pablo y Óscar Marínez Labiano a los que se ha unido Manuel Martínez Azcárate, hijo de Pablo. Actualmente dirige las plazas de Bilbao, San Sebastián, Almería, Palencia, Salamanca y Logroño. Ha tenido también vocación de apoderamiento, aunque en los dos últimos años, en los que está asociado a la casa mexicana Baillères, no representa a ningún torero.

La saga la comenzó Severino Martínez Chopera en San Sebastián a comenzo del XX con una cuadra de caballos. El apodo no procede porque sean muy altos, como chopos -como algunos piensan-, sino porque junto a la cuadra de Severino montaron una cervecería holandesa. A las jarras típicas de cerveza con tapa de estaño se las denominaba chop. A partir de ahí, la gente le comenzó a llamar Severino el de la Chop hasta que derivó en Severino Chopera. Su hijo Pablo apostó por el empresariado taurino. Y el hijo de éste Manuel Martínez Flamarique Chopera (1927-2002) se consolidó como uno de los empresarios más importantes de la historia, consiguiendo que Las Ventas –entre 1981 y 1989– fuera puntal clave de un emporio en el que dirigió al mismo tiempo una treintena de plazas distribuidas entre España, Francia y América. Consiguió que los abonados de Las Ventas pasaran de 5.000 a 18.000 y creó la Feria de Otoño. Apoderó, entre otros, a Manuel Benítez El Cordobés y Paco Camino.

Choperita: Castellón, Valladolid y El Cid

Otro de los hombres que han tenido más poder en los últimos años ha sido José Antonio Martínez Uranga, quien ha gestionado Las Ventas hasta llegar Simón Casas. Su legado lo ha continuado su hijo Manuel Martínez Erice. La empresa familiar ha gestionado Las Ventas, junto a otros socios, desde 2005 a 2016 a través de Taurovent y Taurodelta. Manuel, quien actualmente apodera a El Cid, comenzó apoderando a El Capea, torero de la casa y posteriormente a Finito, Aparicio, Juan Mora, Amador, Caballero, Abellán, Hermoso de Mendoza, Luis Domecq y Antonio Domecq, Talavante y Miguel Tendero. Los Choperitas gestionan las plazas de Castellón y Valladolid –al alimón con Matilla– y han dirigido entre otras, Salamanca, Valladolid, Albacete, Murcia, Palencia, Badajoz, Zamora, Cuenca, Gijón, Santander, Burgos o Cáceres.

José Antonio Martínez Uranga, primo de Manuel Martínez Flamarique Chopera y nieto de Severino Martínez, iniciador de la saga, vivió la mejor etapa de su casa junto a su hermano Javier, quien falleció en abril de 2006, tras dejar la actividad profesional en 2001. Con Taurodelta S.A., desde 2004 a 2016, dirigió Las Ventas y junto a su hijo Manuel gestionó 73 plazas. De ellas, 61 en España, 5 en Francia y 7 América. A lo largo de esta trayectoria ha organizado más de 2.500 corridas de toros, además de otros festejos.

Lozano: Pontevedra, El Juli y Alcurrucén

Los hermanos José Luis, Pablo y Eduardo Lozano, procedentes de Toledo, han tenido el mundo del toro en sus manos en la etapa en la que dirigieron Las Ventas –desde 1990 hasta 2004–. Además, uno de sus hierros, Alcurrucén, está en primerísima línea en los últimos años. El legado lo continúan Luis Manuel y Pablo Lozano, ambos hijos de Pablo –matador de toros, conocido con el sobrenombre de La muleta de Castilla–. Tienen fuerza, ya que Luis Manuel dirige actualmente la carrera de El Juli y Pablo la del rejoneador Diego Ventura. En los últimos años han conseguido grandes resultados en la plaza de Pontevedra y han gestionado otras como Aranjuez y Toledo.

Aprendieron de la casa Dominguín y trabajaron en La oportunidad de Vistalegre a mediados del siglo pasado, en un ciclo de promoción del que salieron grandes figuras, como Palomo Linares, a quien apoderaron durante toda su carrera. Han llevado a otras máximas figuras, como Espartaco.

Matilla: ganaderos, Morante, Manzanares...

La casa Matilla –recibe este apodo por su procedencia: Matilla de los Caños– es actualmente la que más hilos maneja en la trastienda. Al frente de la misma está Toño Matilla –Antonio García Jiménez–, quien saltó recientemente a los medios tras su ruptura de apoderamiento con Talavante. La próxima temporada representará a Morante de la Puebla, quien tras su incursión como independiente en 2018, apuesta por la seguridad dentro del olipolio. Otras de sus piezas claves son José María Manzanares y El Fandi y lo ha sido en los últimos años Juan José Padilla, retirado esta temporada. Como plazas gestiona Jerez y Castellón y Valladolid (éstas junto a Los Choperitas). Posee los hierros de Hermanos García Jiménez, Olga Jiménez y Peña de Francia. Su emporio lo comenzó Teodoro Matilla, trabajando como veedor para la casa Balañá –propietaria de la Monumental de Barcelona–, una de las más importantes de la historia y que ahora posee los principales teatros y cines de la capital condal con el dinero que ganó del toro.

Baillères, la fuerza mexicana

El mexicano Alberto Baillères González, con 88 años –segunda fortuna de México, Forbes le atribuía un patrimonio cercano a los 21.000 millones de dólares en 2015– lleva mucho tiempo involucrado en la Fiesta. Antes de la plataforma Fusión Internacional por la Tauromaquia (FIT), que creó en 2015 junto a José Cutiño y Simón Casas para gestionar plazas en Francia, México y España, Baillères le había comprado a Fernando Domecq la ganadería de Zalduendo y a Miguel Báez Litri la finca Los Guateles. Llegó a tener en exclusiva mundial a Morante de la Puebla.

En algunas ocasiones se apoyan en socios capitalistas para hacer frente a los canon

En México comenzó con Espectáculos Taurinos de México (Etmsa), la mayor del gremio, gestionando Monterrey, Guadalajara, Aguascalientes, Acapulco, Guanajuato, Irapuato, León y Ciudad Juárez, y gestiona Mérida y Yucatán. Intentó hacerse con Las Ventas en su última licitación, presentándose a medias con los Choperita y se interesó por la plaza de Sevilla.

La afición a los toros la lleva Baillères en la sangre. Aunque nació en la ciudad de México, procede de una familia de Guanajuato que ya poseía ganaderías de bravo en el XIX. De sus tres hijos, Juan Pablo es quien mayor control tiene en los negocios taurinos, con ganaderías como Begoña, San Miguel de Mimiahuapam, Santa Teresa y San Martín.

Sin duda, el oligopolio taurino, que controla el poder y se reparte la tarta económica, no es algo nuevo, sino que impera desde el siglo pasado y se encuentra prácticamente en las mismas manos.

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