Toros

La terna, con ganas en Madrid

  • Joselillo, Joselito Adame y Pepe Moral, de vacío ante un pésimo encierro

GANADERÍA: Toros de María Cascón, Javier Pérez Tabernero, un sobrero de Domínguez Camacho y otro de El Sierro. TOREROS: Joselillo, palmas y silencio tras aviso. Joselito Adame, silencio tras aviso y silencio. Pepe Moral, silencio y silencio.

Poco balance artístico en el festejo celebrado en Las Ventas, en el que falló el ganado, por lo que sólo cabe destacar la disposición de los tres toreros actuantes, con ansias de triunfo, pero con un ganado imposible para lograrlo.

Hasta cuatro hierros se lidiaron y ninguno funcionó, si acaso el cuarto, segundo del lote de Joselillo, tuvo mejor tranco que el resto del envío; pero sólo aguantó dos tandas a derechas, y por ahí lo toreó el hombre con largura pero poquito ajuste.

Por el izquierdo protestó más el animal, que además empezó a apagarse poco a poco, y Joselillo ya no pudo remontar. Y por si fuera poco no estuvo nada acertado con los aceros.

El que abrió plaza, un toro pegajoso y andarín, sin raza y soso a más no poder, tan sólo permitió a Joselillo hacer una faena tesonera pero sin emoción, por culpa de la poca transmisión del astado, que iba y venía con nobleza pero sin humillar y sin decir absolutamente nada.

El mexicano Joselito Adame volvía a Las Ventas después de la buena impresión que dejó en la tarde de su confirmación en la pasada feria de San Isidro, y, aunque no pudo obtener el triunfo deseado, al menos dejó apuntes interesantes, sobre todo serenidad y valor. Tuvo guasa su primero, sobrero de Domínguez Camacho con el que se lució de capote en un vistoso quite por lopecinas, pero en la muleta llegó muy orientado el animal. Sin embargo, no se amilanó el torero azteca. Toro muy corto de embestida, que se vencía por los dos pitones, cabeceando y volviéndose en un palmo. Lo mejor de Adame fue el arrojo y sentido de la colocación, dando siempre las ventajas al animal, que le llegó a propinar un volteretón sin consecuencias en el epílogo. Poco reseñable en lo artístico, a pesar de la decisión que mostró el torero en su quehacer desde el cambio por la espalda con el que empezó la faena hasta las manoletinas finales. El inválido sobrero de El Sierro que hizo quinto, que anduvo más por los suelos que de pie, tampoco brindó la más mínima posibilidad a Adame, que tras probarlo por alto tuvo que abreviar. Un despropósito presidencial mantener semejante birria en el ruedo, perjudicando sobremanera al torero y desesperando al personal, que no cesó de protestar durante toda la faena.

Otro torero que volvía a Las Ventas a refrendar las notables sensaciones que dejó a principios de mayo era Pepe Moral, que tampoco tuvo opciones con el incómodo tercero, primero de su lote, que calamocheaba una barbaridad en la muleta y con el viaje muy corto. Quiso mucho el sevillano, que dejó algún pase aislado de buen aire dentro de un conjunto que no fue a ninguna parte por culpa del deslucido comportamiento del astado.

El sexto, remiendo de Javier Pérez-Tabernero, tuvo mejor aire, pero las pocas fuerzas que tenía y el excesivo castigo en varas, mermó mucho sus facultades. Moral trató de sujetarlo sin obligarle demasiado, e incluso firmó algún muletazo suelto de buen trazo, pero a la faena, y pese a la voluntad del torero, le faltó unidad.

Se volvió a la cruda realidad de la temporada estival en Las Ventas: ganado de saldo, calor y poco, muy poco, bagaje artístico.

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