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Anita la Cortijera, la estrella rural de Instagram que defiende el campo

  • Esta joven granadina de 18 años de Cantarranas, pedanía de Baza, se convierte en un gran fenómeno de internet por su naturalidad al hablar de la vida en el campo con sus cabras y sus abuelos

"Aquí os dejo un resumen de cómo se hace el vino. Según mi abuelo, las mujeres si tienen la regla no pueden estar donde esté el vino porque se agrea" o "ayer tarde estuve encerrando cáscaras de almendra en la solana, hay que guardar comía (sic) pa’ las cabras ahora que hay, que el invierno es mu’ largo y los animales tienen que comer llueva , nieve o relampaguee". Estas son algunas de las consignas que Ana María Martos, conocida en el mundo entero como Anita la Cortijera, ofrece en su canal de Instagram que va camino de los 60.000 seguidores y que se ha convertido en un fenómeno de la divulgación de la vida en el campo al estilo del mallorquín Miquel Montoro (sí, el de "¡Hostia, pilotes! ¡Oh, que son de bones! ¡M’encanten!").

Pero Anita es granadina, para ser más exactos de Cantarranas –pedanía de Baza– y con su estilo natural, nada impostado, campechano de verdad de la buena y su simpatía al grito de "buenas, mi gente" ha conquistado los corazones de usuarios a lo largo y ancho de España apareciendo su historia en medios de prensa y televisivos nacionales.

Un eco que repite en su cuenta en Facebook, Twitter y ahora YouTube, cuentas que le lleva su hermana. ¿Su community manager? "Yo no sé lo que es eso, pero sí", cuenta la propia Anita la Cortijera por teléfono –"a mí que no me líen, yo sé usar el móvil para las llamadas, el WhatsApp y el Instagram"– en una entrevista con este periódico en la que explica lo que le motivó para hacerse Facebook e Instagram hace ya dos o tres años. Fue con su abuelo a comprar piensos y conoció a otro joven, "un muchacho al que le gustaba el campo como a mí", y buscando la magia de internet y conocerlo a través de conocidos se abrió las redes "intentando que se acercara a mi o yo a él".

¿Y funcionó bien? "Al final al muchacho lo encontré... Las cosas nunca son para mal" responde esquiva esta influencer agraria, una auténtica defensora del mundo rural y sus matices y un símbolo en época de España Vaciada.

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La burra Rosario

Una publicación compartida de Anita La Cortijera (@anita_la_cortijera_) el 20 Sep, 2020 a las 1:54 PDT

Su nombre de guerra no tiene mucha historia. "Lo de Anita la Cortijera pues como vivo en un cortijo...", apunta esta joven de 18 años que recientemente ha tenido que dejar su aldea, su querida cortijá de apenas 50 o 60 habitantes ("contando las cabras seremos unos 200"). Ha tenido que abandonar esta Granada Vaciada pero orgullosa, su barriada de Baza y a su mula Rosario, a sus abuelos que quiere con locura, a sus cabras, a la naturaleza y a sus cabras para irse a estudiar la carrera de Educación Social a Almería capital.

"Es muy cambiado todo. Me di una jartá de llorar como nunca porque esto es mi vida", señala quien se ha criado, con todo el significado de la palabra crianza, en el campo. Una vida que le gusta por todo, "por la cercanía, por la naturaleza, porque aquí en la ciudad nadie te mira mientras allí es todo ‘buenos días, buenas tardes, ¿cómo estás?' Todos nos saludamos", reconoce esta estudiante cuyo objetivo a largo plazo lo tiene muy claro: "Yo quiero vivir en un cortijo aunque a lo mejor para trabajar me tenga que desplazar", explica.

"Es muy fácil llegar a un supermercado y ver las frutas, las verduras y la carne puesta, pero si la gente supiera el trabajo que eso cuesto llevarlo”, recuerda sobre la importancia del campo del que "comemos, respiramos el aire de sus pinos y vivimos de él". Es por ello que esta instagramer guerrera se indigna cuando ve en las tiendas frutas y verduras con la etiquetas de países lejanos, "más como están este año las circunstancias que los precios no valen nada y lo tenemos que tirar" señala apuntando el ejemplo de cómo tuvieron que vender el kilo de sandia a cinco céntimos y luego en el súper sube por encima del euro.

Ella, por eso, se lleva todo de Cantarranas a su nueva vida: carne, embutidos, fruta y verduras le acompañan a Almería a esta detectora de urbanitas. Una mujer contenta y orgullosa de la respuesta en redes. "Me quedo con el que la gente aprenda. Hay gente que me dice oye pues he ido con mi abuelo al campo a ayudarlo. Si consigo eso pues me alegra la vida", afirma esta granadina que dice que más que famosa es conocida.

Hace poco tuvo que ir a Murcia a acompañar a su abuela al médico y paró a tomarse un café cuando apareció una horda de fans pidiéndole fotos. Aunque, eso sí, lo tiene claro: "Cambiaría toda la fama repentina porque ese muchacho me quisiera como yo quisiera que me quisiera", remata.

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El tamagochi y la abuela

Una publicación compartida de Anita La Cortijera (@anita_la_cortijera_) el 29 Ago, 2020 a las 7:47 PDT

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