Virgen de las Angustias

'Domingo de gloria' en Granada: la ciudad se echa a la calle para venerar a la patrona

  • La misa del cuerpo de palieros pone fin a un mes de cultos en honor a la Virgen de las Angustias

  • El arzobispo de Granada pide calma a los cofrades: "Tan pronto como podamos, celebraremos la fiesta de la Virgen de las Angustias por la ciudad"

  • La ciudad se echa a la calle para venerar a la patrona

'Domingo de gloria' en Granada:  la ciudad se echa a la calle para venerar a la patrona

'Domingo de gloria' en Granada: la ciudad se echa a la calle para venerar a la patrona / Diego Sevilla (Granada)

“¡La patrona a la calle!”. Desde bien empezada la mañana del domingo en toda la Carrera de la Virgen pareció resonar como un estruendo esa frase que, nueve días antes, durante la ofrenda floral, había irrumpido entre los vítores del público. Aquella sincera petición, a caballo entre el fervor, la devoción y la justa reivindicación de quien ve recuperar el latido normal de las cosas, fue nuevamente una de las máximas en este 26 de septiembre. Y es que como si de un último domingo de septiembre al uso se tratara, Granada volvió a vivir y celebrar la jornada como siempre: con la ilusión y la fe borboteando a pie de acera; peregrinando desde los pueblos para reencontrarse con la devoción de sus mayores, la de la Virgen de las Angustias, la que vive en la carrera.

Cuando se abrieron, de mañana, las puertas de la basílica la imagen de la patrona amanecía vestida con las piezas más escogidas del ajuar: la corona de coronación, una de las mejores joyas conservadas de principios del siglo XX; el manto del pueblo, una de las grandes donaciones hechas por los granadinos a finales del siglo XIX, a instancias de los marqueses del Salar; las mejores alhajas para exornar el pecho de la Virgen y las condecoraciones civiles y militares que completan la presentación de la madre en su día grande. Todo ello mientras las varas de nardo perfumaban y engalanaban el frontal de las andas de la madre.

Desde que se abrieron las puertas de la basílica no faltaron a la cita los miles de granadinos que no dejaron pasar la ocasión para tributar sus respetos a la patrona de Granada. La devoción popular dio paso a la programación litúrgica del día, con las celebraciones que se desarrollaron a lo largo de la mañana hasta concluir con la tradicional misa del cuerpo de palieros, presidida por el arzobispo de Granada. Monseñor Fernández no dejó pasar la ocasión para recordar las circunstancias que han rodeado a la suspensión de la procesión pidiendo a los fieles un poco más de paciencia: “Tan pronto como podamos, celebraremos la fiesta de la Virgen de las Angustias por las calles, con su procesión, lo mismo que con todo lo que nos hemos podido celebrar en este tiempo”.

El trasiego de esmóquines se dejó sentir en los alrededores de la basílica en torno a las cinco de la tarde, momento en el que una representación del cuerpo de horquilleros y palieros estaba citado en el interior del templo. Si su presencia y complicidad constituyó uno de los atisbos de normalidad en este atípico último domingo de septiembre, mucho más importante por su significado fue el cortejo que antecedió a la patrona a lo largo del templo, con representantes de todos aquellos colectivos que han resultado esenciales para la sociedad en estos tiempos de pandemia. La expectación se dejó sentir desde el primer momento. Y es que no cesaron los aplausos desde que sonó sobre el mármol la campana del paso de la Virgen. Cuando la mecida de las andas hizo cimbrear los nardos de las esquinas. Cuando la devoción de Granada se acercó hasta las plantas del pueblo que allí esperaba. No faltó su himno, sostenido en el canto por el respetable, ni tampoco los vítores desde que hizo presencia la imagen en las calles.

Y así, oficiosamente, se inauguró, el otoño en Granada. Con el sol de septiembre resplandeciendo sobre la Virgen y con el pueblo esperando que llegue el momento de verla procesionar. Mientras llega ese momento, la ciudad, fiel a la cita, cumplió con la tradición, postrada ante las plantas de su patrona.

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