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Lopera, el pueblo con perfil fotogénico

  • El artista Pepe Tomás Rojas ha captado con su cámara a medio centenar de vecinos para una muestra que ya es un reclamo turístico de la localidad

El artista Pepe Tomás Rojas ha fotografiado a medio centenar de vecinos de Lopera, casi la totalidad de habitantes del que fue su pueblo natal, y ha colgado cada imagen de unos dos metros junto a sus cuevas y viviendas en una muestra permanente que se ha convertido en un reclamo turístico.

Lopera es un núcleo del municipio de Cortes y Graena (Granada) que afronta su despoblación acurrucado entre el río Fardes y la presa Francisco Abellán, uno de esos pueblecitos que hace perenne un cartel de autovía que señala un destino en el que se siguen censadas 167 personas, aunque no todas vivan allí.

Las imágenes se exponen en las puertas de las casas y cuevas de los propios retratados

Este Lopera, ubicado a casi dos horas de camino de su tocayo jienense, fue el pueblo natal del artista Pepe Tomás Rojas, un enfermero que pasó su infancia en las calles de este anejo conocido también como el cortijo, el que levantaron sus abuelos, empeñado en inmortalizar sus raíces.

"Llevo más de treinta años haciendo fotos de forma semiprofesional y sentía que tenía una especie de deuda con Lopera, que quería hacerle un homenaje a sus vecinos, a sus tradiciones, aunque también me daba mucho miedo", explica el artista.

Superados los temores nació Lopera, vida de un pueblo en la pared, un proyecto que se ha convertido en la primera exposición permanente con fotografías al aire libre, una muestra que pone el marco a este pueblo de foto.

"Para nosotros ya es tarde todo, porque tenemos muchos años, pero esto queda ahí para los hijos y para los vecinos. Está viniendo mucha gente y al cortijo le está dando algo de salida y eso nos enriquece a nosotros", cuenta Francisca Ruz Ruz.

El fotógrafo, llamado allí Pepillo, captó su esencia y la inmortalizó para siempre en la puerta de su casa, con una imagen de dos por 1,5 metros que convierte a esta agricultora, ama de casa, madre y emigrante, "pobre pero muy honrada", en la artista de su calle.

Ese protagonismo lo comparte con otros 55 vecinos que, como ella, lucen para siempre en las puertas de sus cuevas o sus casas, con aperos o sillas de esparto de un siglo pasado, gracias a una muestra que pretende regalarles algo de futuro.

"Aunque censados hay 167 vecinos, el número de los que vive allí todos los días no llega a los noventa y yo quería regalarles algo de vida", recordaba el autor de esta muestra.

Y ese algo de vida se ha traducido en el reguero de curiosos que pasar por sus calles, que ven las imágenes y a sus protagonistas y así insuflan futuro a este pequeño núcleo de la comarca accitana. "Llega la gente y me conoce, y me dicen lo que bien que estoy con el cubo, y yo tan contenta", apunta Ana Huertas, otra valiente dedicada a cuidar animales, recoger aceituna y melocotones y que luce en esta gran galería que ocupa cada rincón de Lopera gracias a una exposición que ha llegado para quedarse.

"No había elegido el formato y fui haciendo las fotos poco a poco hasta que descubrí que mis miedos estaba infundados. Ahora, Lopera es un pueblo feliz, porque sus vecinos salen a la calle y ven gente que los mira", resalta el autor de la muestra.

Una de las imágenes de gran formato que firma retrata a su madre, Antonia, la maestra de pueblo que durante años enseñó mapas y letras y tuvo, incluso, a más de medio centenar de chaveas en un aula que bien quisieran ahora los vecinos de Lopera. "Él tenía mucha ilusión porque le tiene cariño a esto y una ilusión tremenda para que hubiera algo en Lopera que no se había hecho nunca en ningún otro sitio", destaca Antonia.

La exposición, acompañada de un libro con las imágenes y textos de la poeta Patricia de Arias, suma otras once colgadas en una nave en la que se proyectan más imágenes costumbristas y una última que incluye a todos los residentes de este pueblo de foto.

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