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Repaso histórico a la postguerra albaicinera

  • El presidente de la Gremial del Taxi, Ramón Alcaraz, presentó ayer su obra 'Alea jacta est'

  • En sus ratos libres ya ha escrito dos novelas

Repaso histórico a la postguerra albaicinera

Repaso histórico a la postguerra albaicinera

Entre carrera y carrera, el actual presidente de la Gremial del Taxi, Ramón Alcaraz, ya ha escrito dos novelas. La última gracias a un portátil que le acompaña cada día y que utiliza cuando un viajero baja del coche y a Alcaraz le da la inspiración. Bajo el título de Alea jacta est, (La suerte está echada), la novela fue presentada ayer por Alcaraz en la Gremial del Taxi, su actual segunda casa desde que fue elegido presidente de los taxistas granadinos aunque el pasado mes de junio ya la dio a conocer en el Cuarto Real de Santo Domingo.

En esta apasionante historia Alcaraz repasa la vida en el corazón del Albaicín en los años de postguerra gracias a la narración en primera persona de Manolín, un señor octogenario que vive ya en una residencia y que cuenta cómo era su vida en la adolescencia. Así, presenta una oportunidad para conocer cómo era la vida en el Bajo Albaicín en este periodo de contrastes donde la pobreza y la riqueza convivían a pocos metros. "La historia transcurre en la postguerra. Hay que tener en cuenta que Granada se entregó a la primera de cambio pero el Albaicín resistió durante tres semanas. Después ocurrieron muchos hechos que marcaron el barrio con la presencia por ejemplo de los hermanos Quero, que también se rebelaban o el sargento Colomera en el que está inspirado uno de los personajes de la obra", detalla Alcaraz. "Fueron aquellos años de leche en polvo americana, harina rancia, estraperlo, prófugos que se ocultaban en las sierras, chivatos, emboscadas, represión y miedo", añade Alcaraz satisfecho de haber regresado y reabierto la historia de este periodo a través de más de 600 páginas en una novela editada por Dialéctica.

Además de su protagonista Manolín, son importantes otros personajes como Amalia, la maestra de la escuela, una mujer querida por todos, o el guardia civil que llega al Albaicín con unos rasgos inspirados en el sargento Colomera. Pero, para Alcaraz, también es reseñable la presencia de Esperancita, la hija del "rico, riquísimo" del barrio, una muchacha a ojos del autor "extremadamente inteligente pero también con muchos defectos" que da fuerza en la historia, precisamente al citado contraste que marca el tono de la narración.

"Gitanillos descalzos, recuas de burros, automóviles, prostitutas, emboscadas, represión y miedo" junto con guitarras, mármoles de los cármenes, muros encalados, iglesias y barro (...) forman parte también de la estampa que Alcaraz describe en esta obra donde las gentes "que viven en una situación calamitosa y otras menos desdichadas" conviven. Un pasado descrito gracias a un proceso de documentación pero también gracias a los diez años que lleva viviendo en la zona de forma comprometida participando en la Asociación de Vecinos de la que fue tesorero y formando parte de SOS Albaicín y, en definitiva, trabajando en defensa del barrio.

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