Píñar

En taparrabos a la caza del turista

  • La localidad de Los Montes disfrutó ayer de un sinfín de actividades y eventos relacionados con la época Neanderthal, en un festejo que ya es tradición en el municipio

La Fiesta de la Prehistoria cuenta con varias ediciones de gran éxito a sus espaldas.

La Fiesta de la Prehistoria cuenta con varias ediciones de gran éxito a sus espaldas. / pepe torres / efe

Píñar ofreció ayer un viaje a su pasado troglodita gracias a una nueva edición de su exitoso programa diseñado para cazar visitantes que garanticen un presente y un futuro plagado de turistas, una fiesta prehistórica para divulgar su riqueza patrimonial que tiene el "taparrabos" como etiqueta de moda.

Como si se tratase de un viaje al mundo animado que popularizaron Pedro Picapiedra y compañía, Píñar presumió durante todo el día de su historia Neanderthal y se aferró a su pasado para ganarse su futuro.

Lo hace en taparrabos para cumplir con los cánones de aquellas épocas en las que sus antepasados habitaron la Cueva de las Ventanas del municipio, uno de sus principales atractivos turísticos y que hoy tiene entrada gratuita para todo el que luzca según los cánones que marcó la prehistoria.

Durante toda la jornada, vecinos y visitantes de este municipio de algo más de 1.100 habitantes trabajaron el esparto, hicieron cerámica con barro, pagaron sus consumiciones con europiedras y aprendieron a embellecer las prendas que estaban de moda hace 30.000 años con abalorios artesanales.

De los atuendos que marcan los cánones prehistóricos no se libró nadie, como explicó la concejal de Cultura, Carmen Giménez, que como el resto de miembros de la corporación municipal sustituyó la ropa protocolaria por los trapitos neandhertales.

Varios cientos de niños se entregaron por completo a talleres de otros siglos y aprendieron a fabricar flechas y construir azagayas, conocieron el significado de los maquillajes tribales y simularon a sus antepasados inmortalizando sus dotes artísticas con un gran mural de pintura rupestre que nada tiene que envidiar a los modernos grafitis.

Para reponer fuerzas, el Ayuntamiento preparó un tentempié troglodita, unas brochetas al estilo prehistórico cocinadas en el fuego de antaño, sin utilizar moderneces como la vitrocerámica o las pastillas de barbacoa.

Y así, tirando del pasado, Píñar avanzó en su aventura de cazar turistas y logró sumar a su repertorio de actividades prehistóricas a más de un millar de participantes, "una amplia mayoría gente de fuera", según la responsable de Cultura, que luego divulgarán en sus municipios el patrimonio de esta localidad.

Para que nadie tuviera excusas ni llamase la atención vestido de manera diferente y que rompiera con los cánones prehistóricos, Píñar ofreció por doce euros un atuendo adecuado a la fiesta, modelito que también permitió refrescar el día con un pase gratis a la piscina municipal.

El Ayuntamiento y los hosteleros locales llevaron a cabo su particular feria de la tapa, todo con platos cocinados como antaño aunque con alguna que otra trampa tecnológica pero tirando siempre del recetario troglodita.

La fiesta continuó toda la tarde con competiciones también prehistóricas, un especie de olimpiadas para demostrar la habilidad con las flechas, el tiro con azagaya o la elaboración de fuego mediante el clásico método del frota que te frota y que sustituye a la guerra de clanes de otros años.

La tradicional fiesta terminó ya bien entrada la noche con una gran barbacoa para recordar las comilonas que se daban los antepasados como premio al esfuerzo de sobrevivir, cazar y vivir en sus cuevas.

Giménez recordó que esta festividad reivindica el valor de su Cueva de las Ventanas, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) y Monumento natural de Andalucía, un recurso Neanderthal que recibe más de 30.000 visitas al año con el que Píñar quiere apresar más turistas.

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