Corpus

El Fandi abre su 45 puerta grande en Granada

  • El granadino continúa siendo profeta en su tierra después de 17 temporadas Talavante también corta tres orejas y corrobora el buen momento por el que atraviesa

plaza de toros de granada Ganadería: Se lidiaron seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, el que salió en segundo lugar fue devuelto, muy flojos, deslucidos y descastados, de desigual presentación. También se lidió un sobrero de la ganadería de Luis Algarra. TOREROS: David Fandila 'El Fandi': (de blanco y plata). Oreja y dos orejas. José María Manzanares: (de purísima y oro). Palmas, tras aviso y oreja. Talavante: (de marfil y oro). Oreja y dos orejas. INCIDENCIAS: Tercera corrida de Feria y segunda de abono. Más de tres cuartos de entrada, buena temperatura. Los toreros David Fandila 'El Fandi' y Alejandro Talavante salieron a hombros por la puerta grande. Presidió el festejo Ana Belén Álvarez Abuín. Jueves 26 de mayo.

Si una de las exigencias capitales de cualquier espectáculo es el divertimento del público, todos los participantes en la corrida de ayer tarde en la Maestranza de Granada pueden quedar tranquilos. Objetivo conseguido.

Varios fueron los factores que ayudaron, pero se pueden destacar dos sobre los demás: las actuaciones del torero local David Fandila 'El Fandi' y de Alejandro Talavante. Ambos consiguieron que los aficionados, que prácticamente llenaron la plaza, disfrutaran del día grande de la Feria del Corpus.

Son 48 veces las que ha actuado El Fandi en Granada y, con la de ayer, son 45 las ocasiones que ha salido a hombros por la puerta grande. No es fácil. Es muy difícil. Por eso y, con todo merecimiento, es el ídolo de la afición granadina. Es un torero de época, de leyenda. Torear cerca de cien corridas durante diecisiete temporadas, y mantener la ilusión, las ganas, la atención, la entrega y el saber estar que mantiene David, es digno de estudio.

Se lidiaron seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo y uno de Luis Algarra, que sustituyó al segundo. En la báscula dieron los pesos: 508, 509, 497,492,469,455 y 497, por orden de salida.

Madamero, un negro multado, fue el toro que abrió plaza, y fiel a su costumbre, el Fandi lo recibió con el capote con aseo, tres largas, tres verónicas rodillas en suelo, otra incorporado para acabar con una chicuelina. Fue bastante para levantar a todos de sus asientos. Antes de coger las banderillas, un quite por lopecinas. Tres pares, de poder a poder, la moviola y el violín, de nuevo el delirio en el tendido. Brindó el toro al público. Escaso de fuerza, consciente El Fandi, lo cuidó y le oxigenó para conseguir que la nobleza del astado le sirviera para realizar una buena faena con ambas manos. No faltó la serie de adornos que tanto gustan. Estocada casi entera y el toro cayó a sus pies. Una oreja con petición de otra.

Su segundo toro, cuarto de la tarde, otro negro mulato de nombre Aguaclara, fue más rajado. Pero El Fandi no había salido para lamentaciones, sino para buscar soluciones. Una fue un majestuoso tercio de banderillas, que levantó al público de sus asientos y echaron humo las manos dando palmas... y corear el clásico "Fandi, Fandi, Fandi como nunca". Cerró el tercio con el dos en uno, ejecutado con maestría. "¿Qué más quieren? ¿Quieren más?", se escuchaba en el tendido. No bajó el nivel superlativo en el que había entrado la faena. Con la muleta ofreció tandas estupendas con ambas manos, mandando sobre un toro que quería rajarse, pero David no se lo permitió, aunque tuvo que acabar la faena junto a las tablas. No se le podía escapar el éxito. Se tiró a por todas tras la espada. De nuevo el toro a sus pies. Dos orejas con fuerte petición de rabo.

José María Manzanares no tuvo suerte con su lote. Su primero, segundo de la tarde, de nombre Curilla, fue devuelto por flojo. Lo sustituyó Niñero, un negro burraco, que no dejó lucirse en toda la faena. Sin fuerza y renegón, y por si fuera poco, cuando se disponía a torear al natural, se rajó huyendo a tablas. Estocada muy defectuosa, y otra entera junto a tablas. Palmas.

En el cuarto, segundo de su lote, Guerrita de nombre, tampoco tuvo mucha fortuna. Un toro muy parado, sin apenas recorrido, al que tuvo el torero que inventar una faena, eso sí, recordando al mejor Manzares. Pinchazo y estocada y como premio una oreja.

Talavente fue la otra gran alegría de la tarde. Con el tercero, un precioso jabonero que levantó el clamor en la plaza a su salida, estuvo muy justo de fuerzas, aunque lo suplió en parte con calidad. Lo cuidó el extremeño para que le sirviera, y cuajó una interesante faena, en los medios, con ambas manos. Pinchazo y estocada. Una oreja.

Al sexto, último de la tarde, de nombre Berlanguete, lo recibió con una serie de verónicas magistrales a las que selló con una media de encanto, siguió unas series con la mano derecha de cine, bajando la mano, arrastrando la muleta, con mucho sentimiento, con profunda hondura, y con gusto torero. Un pinchazo sin soltar y estocada entera, que le sirvió para que le concedieran dos orejas.

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