Pocas veces un entrenador ha logrado tanto en tan poco tiempo. A José Ramón Sandoval le han bastado poco más de tres semanas, en concreto son los 23 días que han pasado entre el 1 y el 23 de mayo, para convertirse en el nuevo súper héroe rojiblanco. Ighalo, Fabri, Roberto, Lucas Alcaraz... a los iconos de las últimas temporadas, a la lista de personas que han escrito páginas inolvidables en la historia más cercana del club, todas ellas encabezadas por Quique Pina, se ha unido en este mayo milagroso el técnico de Humanes.

Los números están ahí, lo explican todo, son lapidarios e irrefutables. Tras perder contra el Espanyol por 1-2 en el Nuevo Estadio Los Cármenes la noche que el mes de abril pasaba a mejor vida, cuando, como Piti reconoció el sábado en plena celebración por la permanencia, había jugadores llorando en el vestuario y convencidos del descenso a Segunda, Pina decidió que la etapa de Abel había terminado, que el toledano ya no creía, como casi todos, en una salvación que el dirigente aún si veía posible. Y el presidente llamó a Sandoval, que volteó la estadística cuando ya nadie lo esperaba.

Hasta ese día, los números del Granada eran, los cogieras por donde los cogieras, los peores del club en una temporada en Primera División. Había recibido más goles que nunca, había marcado menos goles que nunca, jamás había estado tantos partidos sin ganar, ni había sumado menos puntos. Y así podríamos seguir, aportando datos negativos, hasta meternos en la columna del otro lado de la foto, pero afortunadamente llegó Sandoval y todo varió.

Joaquín Caparrós, el técnico que empezó la temporada, ganó con el Granada dos encuentros de Liga de los 18 en que estuvo al frente del equipo, logrando un total de catorce puntos de 54 posibles. Abel Resino, su sustituto, que llegó después de que Joseba Aguado dirigiera a los nazaríes en la derrota de la primera vuelta ante el Atlético de Madrid, tampoco pudo pasar de los dos triunfos en la competición doméstica, en este caso en los quince encuentros dirigidos en el primer conjunto granadino, para alcanzar los once puntos de 45 posibles.

A Sandoval, para empezar, le han bastado cuatro compromisos ligueros para mejorar a sus antecesores al alcanzar los tres triunfos. Tras las victorias ante Getafe, Córdoba y Real Sociedad, el empate ante el Atlético de Madrid, en un encuentro que de disputarse en condiciones normales pudo haber concluido de cualquier forma, el preparador madrileño ha conseguido terminar su periplo en el Granada invicto, sumando diez puntos de doce posibles.

Las cifras goleadores también han cambiado, a mejor, de forma considerable. El Granada recibía tanto con Caparrós como con Abel más de dos tantos de media por partido de Liga disputado, promedio que ha bajado al 0.25 goles en contra por choque, vamos que ha encajado solo uno en 360 minutos de juego. En ataque el conjunto ha pasado de marcar menos de un tanto por encuentro en cada partido a llegar casi a dos de promedio al lograr siete en los cuatro disputados, y eso sin querer hacer ninguno frente al Atlético.

Calificó Pina de "milagro deportivo" lo hecho por Sandoval porque cuando el técnico llegó al Granada el equipo estaba a seis puntos de la salvación. La permanencia le ha servido, además de para convertirse en un nuevo súper héroe rojiblanco, para pasar a ser el mejor posicionado de cara a dirigir al primer equipo la próxima temporada.

Tras muchos meses sin entrenar y casi en el anonimato, el técnico ha saltado de nuevo a la palestra. Ha vuelto, y lo ha hecho a lo grande. No parece complicado que se quede. Pina ya ha mostrado su predisposición a que continúe y él no ha perdido la oportunidad de declarar que está encantado en la ciudad y que desea seguir al frente del Granada en cada una de las comparecencias que ha ofrecido ante los medios desde que se asentó en la ciudad.