La Unión Deportiva Las Palmas le mostró al Granada la cruda realidad en la que ha vivido este verano. Este 5-1 refleja fielmente el estado de semiderribo de un equipo que, pese a las buenas intenciones de los nuevos propietarios, está muy lejos de ser competitivo en Primera División. Y eso para un proyecto tan ambicioso como el que vende la directiva es un drama. Los canarios, con sólo dos campañas en Primera seguidas por seis de los granadinos, sacaron todas las carencias del equipo y del club. Porque es así.

El Las Palmas dobló en todas las facetas al Granada. Sobre todo en las ofensivas, donde más duele, donde en teoría los estilos de Setién y Jémez se parecen. 25 llegadas al área locales por sólo 12 visitantes, de las cuales 8 fueron ocasiones flagrantes para el equipo canario... Y sin contar con los goles. La cifra de disparos a meta es para echarse a llorar, aunque sea la jornada número 2. De los trece lanzamientos a meta de los amarillos, diez fueron entre los tres palos y la mitad, por simple estadística casi debía ser así, acabaron dentro del marco de Ochoa. Esa es otra. Al mexicano le cascaron cinco goles, tres de ellos a puerta vacía, pero realizó cinco paradones que de no hacerlos hubieran elevado un marcado de sonrojo.

No hay datos buenos para el Granada tras lo visto en el estadio de Gran Canaria. La defensa es un colador y se mostró con toda su crudeza. Y aunque sea un dato que suene a ventajista, entre los cinco goles recibidos ayer y el del Villarreal el otro fin de semana, la media de tantos encajados es de tres por partido. Un desastre en toda regla. E imaginen si los dos palos de los castellonenses hubieran entrado: ocho goles. Se buscan extremos. Falta defensa. O actitud defensiva. Números cantan.