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Cajasol ultima su integración en el Sistema Institucional de Protección (SIP) de Banca Cívica, integrado por Caja Canarias, Caja Navarra y Caja de Burgos, en una operación que descarta por completo la fusión con Unicaja, según fuentes financieras, aunque la entidad sevillana ni confirmó ni desmintió ayer esta operación. Con la unión de Cajasol a Banca Cívica, el volumen de activos de la entidad resultante se acercará a los 80.000 millones (78.700), gracias a los 33.000 de Cajasol. Será la sexta caja española, justo detrás de la fusión resultante de las dos grandes cajas gallegas, y podría recibir 1.100 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Con esta operación, apoyada por el Banco de España, la entidad gana dimensión y podrá acometer proyectos de mayor envergadura en su territorio de actuación.

Hasta ahora, Banca Cívica estaba integrada en un 41% por Caja Navarra, en un 30% por Caja Canarias y en un 29% por Caja de Burgos. Pero con la incorporación de Cajasol el equilibrio de poder cambia de forma importante, ya que la caja andaluza será protagonista. Así, Antonio Pulido, presidente de Cajasol, será copresidente de la entidad junto a Enrique Goñi, el actual presidente del SIP. Además, la sede institucional y fiscal estará situada en Sevilla -aunque puede que la sede operativa esté en Madrid- y Cajasol tendrá mayoría de bloqueo en la asamblea. Ninguna decisión sería tomada en Banca Cívica sin el beneplácito de la entidad sevillana.

Fuentes del sector financiero próximas a la operación señalan que la incorporación de Cajasol a Banca Cívica está avalada por el Banco de España. Una de las ventajas, dicen, es que el coste laboral no sería excesivo, ya que no habría solapamiento de oficinas al ser entidades con ámbitos de influencia diferentes. En total, sólo sería necesario prejubilar a 400 trabajadores. Una cantidad mínima teniendo en cuenta que, sumando Cajasol, Banca Cívica contaría con 9.700 empleados. Tendría, también, 1.700 oficinas (900 de Cajasol) y 4,3 millones de clientes (2,8 de Cajasol y 1,5 del resto). Según las fuentes consultadas, si Cajasol y Unicaja hubieran emprendido el proceso de fusión, la entidad resultante habría tenido que hacer frente a un excedente laboral de 2.200 personas.

Esta operación se produce justo cuando se conoce que Unicaja y Cajasol descartan su fusión, una operación impulsada desde la Junta, que no ha podido llevarse a cabo. Ambas entidades habían emprendido cada una por su cuenta estudios sobre la viabilidad y los efectos económico-financieros de la operación, y finalmente las dos han desistido del proceso porque "no se ha llegado a un acuerdo para hacer una fusión paritaria y entre iguales entre ambas cajas". Asimismo, otras fuentes consultadas han atribuido esa negativa a la existencia de un "excesivo" solapamiento de sucursales, han indicado un "alto coste laboral" y algunos aspectos sobre retribuciones, entre otras cuestiones.