Granada

Un vuelco electoral en toda regla

  • El PP logra su viejo anhelo de ser el partido hegemónico en la provincia tras unos espectaculares resultados en las municipales mientras que los socialistas, perjudicados por los pactos, pierden feudos tradicionales

El Partido Popular de Granada recordará siempre el año 2011 porque fue el del vuelco que tanto tiempo llevaba anhelando. Las elecciones municipales del 22 de mayo confirmaron, esta vez sí, los pronósticos que daban como favoritos a los populares y gracias a sus excelentes resultados se convirtieron en la fuerza mayoritaria en la provincia.

Las urnas ratificaron cosas que se daban por hechas de antemano, como que José Torres Hurtado revalidaría su triunfo en la capital y continuaría gobernando, además, con mayoría absoluta. Logró 60.519 votos, lo que se tradujo en 16 concejales, que eran los mismos que tenía. El PSOE quedó arrastrado por la caída generalizada en España y ni siquiera el contar con un candidato pujante y relativamente novedoso como Paco Cuenca le salvó del fracaso. Perdió un concejal (pasó de 9 a 8) y en consecuencia afronta su tercer mandato consecutivo en la oposición. Allí les acompañan los dos ediles de IU, que prácticamente calcó sus resultados de 2007, y Mayte Olalla, que consiguió un acta para las siglas UPyD. Una auténtica sorpresa.

Pero si previsible era el triunfo popular en la capital, y también en Motril (donde Carlos Rojas logró la mayoría absoluta), Guadix o feudos de menor entidad como Churriana de la Vega, Albolote u Otura, no lo era tanto su ascenso en localidades como Loja, Armilla o Almuñécar. En los tres sitios ejerce ahora de partido gobernante, tras fraguar unos pactos que tienen su miga.

En Loja, el partido más votado fue el PSOE, que bajó de 13 a 10 concejales y por tanto se quedó a dos ediles de la mayoría absoluta. El PP subió de 6 a 8 y la llave quedaba en manos de Convocatoria por Loja, con tres representantes.

Los independientes pusieron a los demás una condición difícil de asumir: el que quisiera pactar con ellos tendría que renunciar al que había sido su cabeza de lista: Miguel Castellano, en el caso de los socialistas, y Leo Ruiz, en el de los populares. Para sorpresa de muchos, los dos grandes partidos aceptaron y al final fue el PP el que se llevó el gato al agua. Ahora, Joaquín Camacho es su alcalde. Castellano abandonó la política local (dicen las malas lenguas que temía recibir el mismo trato que él dispensó a CpL cuando gobernaba), aceptó un cargo secundario en la Junta y, al dar ese paso, se esfumaron las posibilidades que tenía de ser incluido en las listas al Senado, algo sobre lo que se había especulado bastante.

En Armilla, el PSOE volvió a ser el partido más votado, con bastante diferencia (tres concejales) sobre un PP que tiraba de uno de sus hombres fuertes, Antonio Ayllón, para intentar la gesta. Los populares, no obstante, se salieron con la suya porque alcanzaron un acuerdo con los independientes de Idea y porque los tres representantes de UpyD decidieron no apoyar la lista más votada (como es su costumbre) aduciendo que el candidato socialista, Gerardo Sánchez, tenía pendiente un proceso judicial. Pese a no estar formalmente en el equipo de gobierno, lo cierto es que UPyD lo apuntala con su apoyo en los plenos.

En cuanto a Almuñécar, lo que hubo allí fue por lo menos inusual. PP, IU y PA se pusieron de acuerdo para desbancar de la Alcaldía a Juan Carlos Benavides, cuyo partido, Convergencia Andaluza, fue el más respaldado en las urnas. Pese a todo, hacía falta que para confirmar el cambio político se sumara a ese pacto uno de los cuatro concejales del PSOE, y eso fue precisamente lo que ocurrió. En la sesión de investidura, los socialistas colocaron cuatro sobres en una mesa y los barajaron. En tres de ellos estaba el nombre de su candidato, Francisco Prados, y en otro el de la aspirante del PP, Trinidad Herrera. Ni siquiera ellos mismos supieron quién apoyó a la popular, pero el caso es que todos afrontaron las consecuencias de sus actos, que por ahora se limitan a la apertura de un expediente por parte de la dirección provincial.

Del derrumbe socialista se salvaron pocos municipios. Pedro Fernández mantuvo la mayoría absoluta en Baza, Noel López hizo lo propio en Maracena y Gonzalo Fernández Pulido la rozó en Salobreña. Sergio Bueno también se quedó al borde en Santa Fe, donde se ha dado una circunstancia rocambolesca: una de las ocho concejales socialistas, Ana Bella Camacho, se pasó al grupo de no adscritos por estar en desacuerdo con la dirección local y va por libre, en el sentido de que respalda al PP o al PSOE, según le conviene. Los populares, que consiguieron los mismos representantes que los socialistas, se vinieron arriba al contar con esa aliada a tiempo parcial y en la práctica están haciendo muy difícil la gobernabilidad, amén de que proponen mociones que destilan cierto aire revanchista como fijar los plenos el mismo día y a la misma hora que el de la Diputación, para que el edil del PSOE José María Aponte tenga que elegir entre uno y otro, o reducir a la mitad el sueldo del regidor.

El 2011 quedará, de forma especial, como el año en el que el Partido Popular alcanzó su anhelado sueño de presidir la Diputación de Granada, un objetivo en el que habían trabajado intensamente en los últimos años y que no se logró hasta las elecciones de mayo. La imagen de Sebastián Pérez tomando posesión de su cargo fue el símbolo más claro del relevo en la provincia.

La llegada del PP supuso la despedida de Antonio Martínez Caler (PSOE) tras ocho años al frente de la casa provincial y tuvo además un tono histórico porque era la primera vez de la democracia en la que a los populares les tocaba gobernar.

La batalla política de las municipales se marcó como objetivo vencer en los 168 municipios de la provincia, pero en el fondo estaba en juego el tablero de la Diputación. Los populares acabaron mandando por la consolidación de sus espacios electorales, por el avance en el Área Metropolitana y la capital y porque obtuvieron representación en la hasta entonces inexpugnable para ellos Comarca del Poniente.

Las urnas dejaron al PP como fuerza mayoritaria con 14 diputados, seguido del PSOE (11) e IU (2). Los de Pérez le habían dado la vuelta al panorama e incluso no necesitaban de ningún apoyo para respaldar sus decisiones.

El traspaso de poderes no se puede definir que haya sido impecable. Los socialistas critican que el PP ha entrado como elefante en cacharrería y los últimos responden que lo que pasa es que los de José Entrena, portavoz de los socialistas, no terminan de acostumbrarse a estar en el lado de la oposición.

A principios de julio, el presidente provincial confesó que temía encontrarse "absolutamente de todo". Aquel anuncio ha acabado en varias ocasiones en los tribunales. Martínez Caler y la secretaria general del PP de Granada, Luisa García Chamorro, se cruzaron declaraciones por el caso de la destrucción de documentos de la institución provincial, una serie de facturas y escritos que supuestamente habían sido arrojados a la basura y que llegaron en un paquete anónimo a la sede del PP. La Fiscalía ya ha archivado las diligencias de investigación y ha remitido el expediente a la Agencia Española de Protección de Datos para que valore si se ha cometido alguna infracción.

Martínez Caler optó por no acudir a la toma de posesión por las acusaciones. Digamos que García Lorca los reconcilió, ya que sí que asistió a los galardones anuales de la institución, en los que el poeta fue nombrado Hijo Predilecto y se reconoció a los siete presidentes de la institución provincial.

Las mayorías del PP en la Diputación y en el Ayuntamiento han implicado que ambas instituciones vuelvan a caminar de la mano. Los ejemplos más significativos son la incorporación del Consistorio al Patronato de Turismo y a la Agencia Provincial de Extinción de Incendios. Como resultado del nuevo clima de entendimiento, acudirán de nuevo unidos a la feria turística Fitur después de siete años de continuas polémicas.

El presidente de la Diputación ya avisó que cuando llegara iba a levantar las alfombras... Así se entiende que las palabras que más ha repetido el equipo de gobierno han sido austeridad y transparencia. Estas consignas son las que han provocado que los primeros pasos de la nueva gestión hayan estado trufados de rifirrafes entre unos y otros, aunque en el último pleno del año, el navideño, cada cual puso de lo suyo para rebajar la tensión.

El caso de las dietas fue uno de los que más polvareda levantó. Partió de la denuncia del PP de los excesos cobrados en el anterior mandato por IU y PSOE. Le siguió las dobles facturas emitidas por unos proyectos en Marruecos -la Fiscalía ya dijo que ve indicios de delito-, luego se centrarían en el uso indebido de una Visa de Oro del ex gerente de Visogsa, los escoltas de Pérez, el viaje a Dubai... y los capítulos que llegarán, seguro, en 2012.

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