Granada

La Sierra sufre los efectos de la Ley de Murphy en su día de cierre

  • Las continuas precipitaciones dejan casi un metro de nieve cuando ya no hay posibilidad de retrasar la fecha de clausura · Cetursa insiste en que su decisión fue razonada y consensuada con los técnicos

Guillermo Ortega / granada

Casi todo el mundo conoce la Ley de Murphy, cuyo enunciado es el siguiente: si algo puede salir mal, saldrá mal. Ayer, el fatalismo del que es abanderado el tal Murphy se manifestó en todo su esplendor en Sierra Nevada.

Porque ya es casualidad (negativa) que en el último día de la temporada nevara de la forma que lo hizo en la Sierra. Cetursa, la empresa pública que gestiona la estación, había decidido hace dos semanas adelantar el cierre al 15 de abril basándose, fundamentalmente, en la cada vez menor presencia de nieve, la bajada de las reservas hoteleras y las poco halagüeñas previsiones meteorológicas.

Y cuando ya estaba todo el mundo empaquetando, como quien dice, zas, rompe a nevar y lo que era una fina capa de apenas treinta centímetros se convierte en casi un metro.

En la Plaza de Andalucía, en Pradollano, hay dos grados bajo cero. Está tan blanca que casi duelen los ojos al mirar. Parece mentira que sea 15 de abril y es obvio que en Cetursa muchos habrían dado lo más grande por haber tenido un día así a principios de marzo, cuando lo único que había, por más que se buscase, era sol.

Pero Sierra Nevada no es un chiringuito que se abre o cierra a demanda. La decisión, adoptada tras consultar a los técnicos, no tenía marcha atrás. Se contaba con que algunos empresarios se quejarían, como siempre ocurre. Pero todo habría sido más fácil, o menos incómodo, si ayer hubiera brillado el sol y se hubiera observado, como en días atrás, cómo el deshielo dejaba aflorar cada vez más rocas. Piedras, dígase de paso, de las que se quejaron no pocos esquiadores, que reclamaban pistas de más calidad.

A las 11:30 hay bastante animación, aunque también es cierto que hay más paseantes que esquiadores. La cola para acceder al telecabina que asciende a Borreguiles no es nada del otro mundo, y en las taquillas donde se venden los forfaits los empleados trabajan, pero no están desbordados.

Sólo se han abierto la pista de principiantes y la del Río. Nueve kilómetros en total. Al menos no hay viento, como el sábado, y se pudo abrir, pero la afluencia de público no es espectacular, una impresión visual que después corroboran los datos facilitados por Cetursa: 1.515 esquiadores. Y eso que se podían comprar dos forfaits por el precio de uno.

Hay, eso sí, bastantes granadinos que han subido a ver la nieve, pero sin esquíes. En los bares hay bastante actividad y es comprensible que esos negocios sí se quejen, porque dos semanas más no le supondrían mucho gasto y probablemente sí algunos ingresos. Otra cosa son los hoteles: algunos ya habían cerrado después de la Semana Santa, sin esperar al carpetazo de la temporada.

La nieve de ayer se mantendrá durante cierto tiempo y teóricamente el esquí sería hasta posible. ¿Valía la pena prolongar la temporada dos semanas más sólo por eso? María José López, directora de Cetursa, entiende que no.

"Este tipo de decisiones son siempre controvertidas y las protestas son un clásico, pero creo que ha sido una decisión responsable porque la afluencia de público que estábamos teniendo era escasa, la venta anticipada había caído muchísimo, la ocupación hotelera apenas había superado el 50% en la Semana Santa... Ésta es una estación pública y el dinero de todos no se puede gastar a lo loco, hay que mirarlo de una manera especial en una situación tan complicada como la que vivimos", explica.

López recordó que el cierre se acordó a principios de abril siguiendo el criterio de los técnicos y a la vista de las circunstancias adversas. "La nieve estaba en situación muy precaria, con un deshielo creciente en Borreguiles, con agua debajo de la nieve y, en general, poca calidad e inseguridad para los usuarios, porque algunas piedras habían quedado al descubierto. También se notó un descenso importante de la demanda, cosa que por lo demás suele ser normal a partir de abril, cuando la gente empieza a pensar más en la playa que en la nieve. La ocupación durante la Semana Santa no fue buena y los partes meteorológicos no auguraban nieve a corto plazo", resumió.

Tampoco ve que sea un delito cerrar mientras hay nieve. De hecho, la directora recordó que hace dos años Cetursa echó el candado tras una temporada excepcional y con cinco metros de nieve bajo los pies de los esquiadores, y que el año pasado había tres metros. "Ahora hay apenas 30 centímetros. Bueno, con lo que está cayendo hoy algo más, unos 70, pero en todo caso menos que en otros años. La única diferencia es que no hemos llegado a mayo, que hemos adelantado el cierre dos semanas, pero lo hemos hecho por un motivo razonable, no por capricho", insiste.

A las dos de la tarde son muchos los coches que bajan por la A-395 en dirección a Granada, pero casi ninguno sube. Sí lo hace una máquina quitanieves y hay que agradecerlo, porque si no la carretera estaría impracticable. Aun así, hacen falta cadenas y se circula muy despacito, pero por lo menos eso da pie a solazarse con el panorama, con los pinos blanqueados por los copos y, ahora que ha levantado la niebla, la visión de unos montes coronados por lo que primero es nieve contundente y, conforme se va bajando, más bien parece chantillí. Eso, a mediados de abril, no tiene precio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios