Granada

La batalla sin fin en las cuevas

  • Desde 2006, el Ayuntamiento intenta desalojar de 'okupas' el Cerro de San Miguel, cada vez más ruinoso Ahora prepara una ofensiva "pleito a pleito"

La historia del Cerro de San Miguel desde 2006 es un bucle. Cuevas ruinosas y llenas de okupas, en un entorno insalubre. El Ayuntamiento intenta desalojarlas, cierra las que puede y los habitantes de allí protestan... A los pocos días los huecos se reabren y la montaña continúa habitada en las mismas o peores condiciones del principio. Pero el Gobierno local del PP no ha tirado la toalla y ahora prepara la enésima ofensiva, esta vez "pleito a pleito".

La mayoría de los habitantes de las cuevas del Cerro de San Miguel son bastante nómadas. Ocupantes que se quedan durante unos meses del año (sobre todo en el invierno) y se marchan en las épocas de calor. El Ayuntamiento ha tratado de extinguir esta costumbre okupa de varias formas. La primera ofensiva de 2006 fue por las bravas, en pleno invierno y con el Cerro lleno de ocupantes. Casi un centenar de policías, técnicos, operarios y excavadoras entraron en la zona a tapar todas las cuevas que se pudiera por motivos de seguridad, pues las lluvias habían deteriorado mucho la tierra corrediza del Cerro. A las pocas semanas las cuevas estaban abiertas de nuevo.

Con menos parafernalia y aprovechando las épocas de baja ocupación en San Miguel, el Ayuntamiento ha hecho sucesivos intentos de tapar cuevas. Y en medio de todo esto, una batalla legal. Los tribunales no han apoyado las tentativas del Ayuntamiento, que ha tenido que gastar mucho dinero y tiempo en hacer estudios pormenorizados de la situación administrativa, urbanística y legal de cada una de las cuevas.

Ahora, seis años después, la concejal de Urbanismo actual, Isabel Nieto, admite que "todo el dinero gastado hasta la fecha en tapar cuevas  ha sido tirado a la basura". La edil reconoce que cada otoño los ocupantes llegan al Cerro y vuelven a excavar. "Siguen abriendo agujeros", explica Isabel Nieto.

Las nuevas excavaciones agravan cada vez más el problema originario de esas cuevas y es que, en realidad, pocas de ellas lo son de verdad. Es decir, que no son las viviendas trogloditas históricas típicas de algunas zonas montañosas de esta provincia, como por ejemplo las del Sacromonte. Según han detectado los técnicos de Urbanismo en sus estudios de estos años, la mayoría de esas cuevas han sido excavadas en las últimas décadas y son relativamente recientes. Esto, unido al hecho de que el terreno del Cerro de San Miguel es inestable, provoca una importante situación de peligro para sus moradores, que tampoco hacen obras de seguridad en las viviendas para mantener un mínimo estructural. Solo hay unas pocas (media docena, según los cálculos de Urbanismo) que podrían tener unas condiciones habitables y cuyos propietarios escapan del perfil de los ocupantes mayoritarios.

Estas salvedades son las que más han complicado el proceso de desahucio general emprendido en un principio por el Ayuntamiento, pues sus propietarios han batallado para que se les reconociera una situación diferente: la propiedad de sus cuevas y su habitabilidad.

Es más, los propios jueces, incluyendo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, han obligado al Ayuntamiento a tomar medidas particulares para cada caso, pues en  2008 rechazó la petición municipal de autorización para hacer un desalojo y un cierre global de las cuevas del Cerro de San Miguel.

Pese a las mil complicaciones que ha generado este tema, el Gobierno local del PP sigue empeñado en buscar una solución. "Estoy decidida a hacerlo y he dado las directrices para que se vuelva a intentar, aunque tengamos que ir a pleito una a una (cada cueva)", declaró a este periódico la concejal de Urbanismo.

En los últimos meses los técnicos del Ayuntamiento mantienen un control de las cuevas de la zona, donde se realizan inspecciones periódicas para controlar los movimientos. Se ha detectado que el Cerro se ha ocupado este invierno, como ocurre habitualmente.

Nieto explicó que hay tres motivos principales para que el Ayuntamiento mantenga la batalla en el Cerro de San Miguel. El primero es la inseguridad de las cuevas. El deterioro cada vez mayor, unido a las constantes lluvias de los últimos inviernos, ha agravado mucho la inestabilidad de los alojamientos horadados en el Cerro. "En cualquier momento podría haber un problema grave y tenemos que tratar de evitarlo", agregó la responsable de Urbanismo.

La segunda justificación es la insalubridad en la zona. Durante todo el invierno se van acumulando basuras y suciedad en un entorno que no tiene servicios urbanos, pues se trata de un terreno rústico. Con la llegada del calor, la situación se convierte en "insostenible", según la concejal granadina.

Y la siguiente motivación es atender las reivindicaciones de los vecinos legales de los entornos próximos, que llevan años reclamando una solución al Ayuntamiento. "Son vecinos igual que los que viven en Recogidas y tienen derecho a que les solucionemos este problema", agregó Nieto.

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