Julián Roldán, coronel jefe saliente de la base aérea de Armilla y ala 78

"Una base aérea funciona como un pueblo y el coronel jefe es su alcalde"

  • Opina que las críticas al trabajo militar son fruto del desconocimiento y aboga por acercarlo a las aulas Cree que los países europeos deberían apostar firmemente por un ejército único.

El coronel Julián Roldán Martínez (Chinchón, Madrid, 1958) ha sido durante los dos últimos años "el alcalde" de la Base Aérea de Armilla, un histórico aeropuerto militar que, según sus propias palabras, es muy similar "a un pueblo". La principal diferencia es que su población, jerarquizada, va uniformada -sólo un centenar de sus 550 habitantes son civiles- y convive bajo estrictas pautas y normas militares. Además, por estar ubicada en este 'enclave' una reconocida escuela de pilotos militares, sus habitantes viven rodeados de helicópteros y tienen el privilegio de ser espectadores de primera fila de las acrobacias imposibles de la Patrulla Aspa. Roldán, que el pasado viernes fue sustituido en la Jefatura del Ala 78 por el coronel José Antonio Ayllón, regresa ahora a su tierra natal, muy satisfecho de haber estado a cargo de una unidad "excelente".

-¿Qué balance hace de su etapa al frente de la Base Aérea?

-El balance es magnífico. Yo creo que quitando la parte personal, tu familia, lo mejor que te puede pasar en la vida es poder estar en una unidad de estas características, donde se enseña a pilotar helicópteros, y que encima se encuentra en un entorno privilegiado. La unidad es excelente, y no solamente por el personal y la misión que hace, sino por la ciudad donde está ubicada. Ha sido un placer trabajar aquí como coronel y como comandante militar aéreo del aeropuerto de Granada. Esta base reúne todos los requisitos para poder disfrutar de la responsabilidad del mando.

-¿Se puede decir entonces que Armilla ha sido el destino de su vida?

-Sí, pero como coronel, pues no puedo dejar de reconocer los 20 años que estuve en Madrid en Cuatro Vientos, donde la mitad de mi estancia la pasé en la Unidad de Salvamento y la otra mitad transportando personalidades.

-¿A qué personalidades ha transportado?

-He estado siete años volando personalmente con su majestad el Rey y he instruido en el helicóptero a su alteza el Príncipe de Asturias. También prácticamente con los últimos cuatro presidentes del Gobierno he realizado muchos vuelos. Aparte de eso, en el último período de mi estancia en Madrid, en el Ala 48, que es como se llama la unidad, tuve la oportunidad de ir tres veces a mandar la Unidad de Aeroevacuación Médica de Afganistán.

-¿Y cómo se portan los presidentes del Gobierno en el helicóptero?

-Bueno, cada uno tiene sus peculiaridades. Cuando un presidente del Gobierno llega al helicóptero, lo primero que se hace es darle novedades. Hay presidentes que dan la mano de manera más cordial y otros de forma más seria, pero normalmente la autoridad tiene mucho respeto al comandante de aeronave. Tiene que tener la confianza de que el que comanda esa aeronave tiene mucha responsabilidad y va a hacer el vuelo con la máxima seguridad, así como que le va a dejar en el sitio donde le tiene que llevar a la hora precisa, independientemente de las condiciones meteorológicas en las que se desarrolle el vuelo. Con el tiempo, cuando van viendo que las misiones las hacemos con precisión y seguridad, van cogiendo confianza y van más tranquilos, como si viajaran con el conductor de su coche oficial.

-¿Con qué presidente alcanzó más confianza? Si se puede decir, claro.

-Sí. Yo empecé volando con el presidente Felipe González y era una persona muy cordial en el trato. Se notaba perfectamente que desde el inicio tenía plena confianza en nosotros. Tenga presente que en esta unidad, que se creó en el año 73, no hemos tenido ningún accidente con las autoridades. Son muchos años volando con ellas y le garantizo que aunque haya personalidades que puedan ser reacias a subir a un helicóptero la seguridad es plena. La gente piensa que un helicóptero, por sustentarse en unas aspas girando, es muy endeble. Sin embargo, el helicóptero tiene unas características que permiten, ante cualquier emergencia, poderlo llevar a tierra con una máxima seguridad, con mayor seguridad casi que el avión, pues el helicóptero no necesita una pista de aterrizaje.

-¿De verdad es más seguro el helicóptero que el avión?

-Para mí, el helicóptero es mucho más seguro que el avión. La inseguridad del helicóptero está en que nosotros no vamos de un aeropuerto a otro donde dispones de todos los servicios. Por ejemplo, si tenemos que hacer un rescate en montaña, tenemos que buscar el área donde tomar tierra; tenemos que reconocer la zona, evaluarla y decidir dónde aterrizar, y no está preparado ese terreno ni dispones de una información meteorológica precisa. Luego, el trabajo que hacemos los helicopteristas es un poco a demanda: un salvamento no está previsto. El transporte de personalidades está previsto, pero tienes la responsabilidad de que no puedes fallar en esa misión, pues si la autoridad no llega a tiempo al lugar donde la esperan, la responsabilidad no es de la autoridad, es del piloto. Te acostumbras a asumir esa serie de responsabilidades.

-¿Es muy complicado entonces ser helicopterista?

-Cuando la gente me pregunta eso yo siempre digo que lo complicado a veces es empezar. Luego es un trabajo al que te acostumbras y esa responsabilidad la asumes con tu experiencia, y la verdad es que llega un momento en que las palpitaciones del corazón las mantienes independientemente de los factores que puedan intervenir de alguna manera en que tengas que modificar los parámetros de la misión.

-El nuevo coronel, José Antonio Ayllón, se apellida como el ex alcalde de Armilla. ¿Son familia?

-Sí, son familia. Son primos. Incluso me comentó el coronel Ayllón que estudiaron en el mismo colegio. Ayllón es de Loja, es granadino, así que van a tener un coronel de la tierra. Pero que conste que yo me siento de la tierra también, pues para mí Armilla es mi segunda casa.

-¿Hoy en día es fácil o difícil ser militar?

-No es fácil ingresar. Depende a lo que aspire una persona. Ingresar en la escala de Oficiales es francamente complicado; los procesos selectivos son difíciles. Ingresar en Suboficiales tampoco es fácil, hay que estar preparado. En tropa, ha habido un momento en que había mucha demanda, con lo cual los requisitos se rebajaban. Pero hoy en día ingresar no es nada sencillo y en determinadas especialidades se requiere mucha preparación. Las Fuerzas Armadas, gracias a Dios, tienen muy buena imagen y, en unos momentos difíciles como los de ahora, nosotros hacemos todo el esfuerzo para mantener los valores. La sociedad ve que hacemos nuestras misiones con orgullo e ilusión, que nos gusta siempre cooperar y ayudar a la población civil porque para eso estamos, y ese tipo de valores al final calan en la sociedad y hace que seamos la imagen en la que se fijan muchos jóvenes.

-¿Cree que los jóvenes están viendo en el Ejército una posible salida profesional ante el paro existente?

-Sí, no sé en qué porcentaje, pero estoy convencido de que muchas personas han barajado entrar para buscar un puesto de trabajo aunque no les guste el Ejército. Mire, yo no conocía el Ejército, pero me metí para trabajar profesionalmente en él y me llenó. A veces, entrar sin conocer también puede ser bueno; va a depender mucho de tus ganas de colaborar e integrarte en ese trabajo y también de las personas que te encuentres dentro. Le diré que los militares cada vez están más formados y son más profesionales y que se convive como si fuéramos una familia; sí, con una jerarquía, pero para trabajar de una manera más eficiente y más disciplinada.

-Dentro de la Base Aérea está la escuela de pilotos militares, ¿pero qué más se hace aquí?

-Una base aérea es como un pueblo. Tiene su alcalde, que es el coronel, y después tiene sus servicios. En nuestro caso tenemos una misión principal, que es enseñar a pilotos militares a volar helicópteros y luego tenemos todo lo que apoya para que esa misión principal salga adelante con la máxima seguridad, como es un grupo de material potente, que se encarga del mantenimiento de los helicópteros, entre otras funciones. Luego hay otros apoyos: incendios, controladores, seguridad, intendencia... En definitiva, todos los servicios que son necesarios para que podamos realizar nuestra misión con autonomía. Insisto, es como un pueblo pero con nuestra manera de trabajar.

-Y luego está la Patrulla Aspa.

-Sí, que por cierto el año que viene cumple diez años. Está formada por el mismo grupo de profesores de la escuela de pilotos, que una vez cada quince días se reúnen, ensayan las maniobras en vuelo y se preparan para las misiones que el Ejército del Aire nos haya autorizado. Las exhibiciones de esta patrulla, que es la única del mundo que las hace con cinco helicópteros, las solemos hacer en fines de semana y en ellas se muestra la capacidad, la precisión y las habilidades que tienen nuestros pilotos. Es un trabajo peligroso, arriesgado, pero ponemos todo nuestro esfuerzo en extremar las medidas de seguridad.

-Mujeres pilotos no hay muchas.

-Ahora mismo no, aunque poco a poco va habiendo más. Yo creo que el porcentaje puede rondar el 6 o 7 por ciento. De helicópteros tenemos ahora mismo prácticamente un 5 por ciento. En el último curso realizado aquí había siete pilotos, de los cuales solamente uno era mujer y ha sido la número uno.

-¿Qué le parece que Noruega obligue a la mujer a hacer la 'mili'?

-Pienso que todo lo que sea obligado no es bueno a no ser que sea una necesidad. Anteriormente se hacía la 'mili' obligatoria y la mujer hacía un servicio social sustitutorio. Si eso ocurría entonces era porque sería una necesidad, pero, desde mi punto de vista, el que cualquier español o cualquier ciudadano de cualquier país preste un tiempo determinado a la sociedad, que se integre voluntariamente para hacer algo social, es bueno. Creo que aportar un año de nuestra vida a nuestra sociedad, a la edad que se determine, sea en el Ejército o sea en instituciones civiles, nos da un plus de cohesión como país.

-¿Qué opina de la política de Defensa del Gobierno central?

-La política de Defensa me parece bastante correcta. Cada ejército está dedicándose a concentrar sus esfuerzos en la misión que tiene asignada y se está potenciando mucho la industria, lo cual beneficia principalmente a la población civil y a todos nuestros técnicos. Luego estamos utilizando nuestros medios para apoyar a otras naciones que tienen necesidades.

-¿Los recortes por la crisis están afectando al Ejército del Aire?

-Muchísimo. Somos el segundo país europeo con menos presupuesto. Pienso que poco a poco nos iremos dando cuenta de que es necesario ir aumentándolo. Los ejércitos cada vez nos abrimos más a la sociedad y hacemos mucho esfuerzo para que conozcan cómo trabajamos. Creo que para criticar a una institución o a cualquier profesional hay que conocer cómo trabaja; criticar sin conocer es perder el tiempo.

-Hay gente que viviría sin los militares.

-Mire, yo preferiría también que desaparecieran los bomberos, pues significaría que no habría incendios y no serían ya necesarios. El problema es que desaparecieran y luego se declarase un fuego. Cuando existe algo es porque hay una necesidad. El Ejército es necesario. Nosotros estamos para proteger, no estamos para atacar.

-¿Qué cambiaría del Ejército actual?

-Creo que necesitamos más integración europea; más acuerdo entre los dirigentes de Europa para concentrar todos nuestros esfuerzos para hacer un único ejército. De esa manera, disminuiríamos los efectivos, los gastos militares y tendríamos una protección de Europa común. Hacia ahí debería de ir el cambio. Lo que ocurre es que eso es muy utópico y es un proceso muy largo. Un ejército único es bueno, pero para lograrlo unos tienen que ceder más que otros y esa voluntad es muy compleja.

-¿Quiénes son los volantones?

-(Risas). Los volantones son una Asociación de Amigos de la Base Aérea de Armilla. Está formada por personas que vinieron aquí para hacer la 'mili' y que, pasado el tiempo, se dieron cuenta de que habían creado un espíritu y decidieron asociarse. En 2008 lo plasmaron en un documento, se les autorizó y tenemos muy buena relación con ellos.

-¿En qué consiste el proyecto Ala 78 Natural?

-Nace de la afición de un suboficial nuestro, que se llama Juan Ramón Méndez, de plasmar en sus fotografías la flora y la fauna que existe en la Base. Esa afición ha dado lugar a una página web que se llama así, Ala 78 Natural y que cuenta ya con más de 30.000 visitas. Está teniendo mucho éxito, pues a veces pensamos que con el ruido de los helicópteros aquí no hay ni una mosca y es todo lo contrario.

-Ustedes apoyan la Universiada.

-Sí, es un proyecto que es bueno para Granada y que en 2015 traería a muchos estudiantes a convivir y a participar en los juegos de invierno. Nosotros tenemos unos medios que se pueden integrar y si en un momento dado, dentro de los planes de Defensa, se requiere nuestro apoyo, nuestra predisposición ahí está.

-¿Cree que es bueno acercar el Ejército a las aulas?

-Sí. Pienso que hay que dar una visión real de lo que es el Ejército. La gente tiene que saber qué es lo que hacemos y que en un futuro cada uno elija. Yo creo que a veces el problema estriba en los padres, que se empeñan en que su hijo no sea algo consiguiendo muchas veces el efecto contrario. Hay quien piensa que cuando visitamos las aulas vamos a convencerles de que sean militares y no se trata de eso, sino de dar información veraz y adecuada sobre lo que somos y hacemos.

-¿A dónde va ahora?

-Vuelvo al lugar de donde vine: al Mando de Personal, a Madrid, a dedicarme a todo lo que son los recursos humanos, como en cualquier otra empresa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios