Granada

"La salud pública es nuestra joya y no podemos deteriorarla"

  • Cientos de científicos acuden a un congreso de la Escuela de Salud Pública para debatir sobre el futuro de la sanidad

El congreso iberoamericano de Epidemiología y Salud Pública que se está celebrando estos días en la Escuela Andaluza de Salud Pública acoge a unos 700 expertos para debatir sobre el futuro de este sector. Ayer se inauguró con un invitado de excelencia que provocó el 'aforo completo' en el auditorio: el presidente del Centre for Global Economy and Geopolitics (ESADE), Javier Solana, quien también fue secretario general de la OTAN y alto representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea.

Solana, en declaraciones previas a periodistas, se refirió a varios temas de actualidad estatal e internacional. En relación al sistema sanitario público español, declaró que se trata de "una joya preciosa" por la que hay que hacer "todo lo posible para que no se deteriore". El presidente de ESADE hizo hincapié en el hecho de que España "históricamente ha ayudado mucho a otros países", algo que no debe perderse "porque los presupuestos sean menores o porque el país pierda el sentido de la generosidad debido a la crisis".

El ex representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea habló, tanto con los periodistas como en su ponencia posterior, sobre el nuevo orden mundial, en el que la pobreza se está perdiendo "porque la esperanza de vida ha aumentado y la cantidad de gente que vive con uno o dos dólares al día ha caído mucho y seguirá bajando", haciendo que los últimos años hayan sido positivos también por el crecimiento de países emergentes como China o Turquía.

En un auditorio abarrotado de personas procedentes de dieciséis países europeos y americanos, se refirió a la "injusticia" que es que los países del G-7 "sigan controlando el orden mundial" pese a que toda la riqueza "sobre la que reposa nuestro bienestar está generada porque han crecido los países en vías de desarrollo". Por esto mismo, declaró la necesidad de un "nuevo equilibrio en el orden mundial", que dará lugar a "una gran revolución" donde cambiarán los países que gobiernen la política económica mundial.

Por este mismo motivo, el presidente de ESADE hizo un llamamiento de "urgencia" ante el crecimiento de la población mundial y la falta de recursos. Manifestó que los 7.000 millones de habitantes con los que cuenta actualmente el planeta pasarán a ser 9.000 en poco tiempo. Por lo tanto, se trata de 2.000 millones de personas que pasarán de la pobreza a la clase media y que demandarán bienes de consumo, por lo que ese incremento supondrá, según Solana, "una presión sobre los recursos que afectarán a la alimentación, el agua y la salud".

También Solana, al que en la ponencia le acompañaba el director del Instituto de Salud Global de Barcelona y experto en malaria, Pedro Alonso, se refirió a la situación política a nivel internacional. "Estamos viviendo un desgobierno mundial en el que no somos capaces de encontrar un liderazgo global, no tenemos instituciones que sean capaces de gestionar los bienes públicos globales", explicó.

Precisamente en relación a esto último se refirió al hablar de la próxima reunión del G-20 que se celebra hoy en San Petersburgo, en Rusia, donde los jefes de Estado discutirán sobre cómo salir de la crisis económica de los países occidentales. Solana habló de "días clave" los que quedan por delante en relación a la crisis de Siria, tema que también se abordará en la reunión y que será votado por el Congreso de EEUU el próximo lunes. El ex secretario general de la OTAN recordó que él siempre ha abogado "por encontrar la solución por la vía del diálogo", dejando así clara su consideración de que en este aspecto no se debería "luchar o castigar la violación de una ley internacional mediante la violación de otra ley internacional".

Solana señaló que lo que se haga "tiene que ser lo mejor para los ciudadanos de Siria". En su opinión, si se demostrara que el gobierno de Bashar al Assad hubiera usado armas químicas contra su pueblo -quebrantando así un convenio internacional- debería de ser sancionado, pero esto no tendría por qué acarrear una acción militar, tal y como propone el presidente estadounidense Barack Obama.

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