Granada

El 'Nieuw Amsterdam' conquista Motril

  • El crucero, el más grande que ha recibido hasta ahora el Puerto, es tan largo como tres campos de fútbol, tan alto como 14 pisos y transporta a más de 2.000 turistas

Centenares de curiosos se acercaron ayer al Puerto de Motril para contemplar la majestuosidad del crucero Nieuw Amsterdam de la compañía Holland America Line atracado en el muelle de Las Azucenas. Desde la dársena pesquera, grupos de familias enteras se agolpaban para fotografiar a este buque.

Entre ellos, Pepi Rueda, una granadina que tiene un apartamento en la playa, que aprovechó estos días para descansar y, de paso, contemplar este buque. "Hemos leído en el periódico que venía el barco y no nos lo hemos querido perder", comentaba mientras intentaba fotografiar con el móvil el crucero. "Es una pasada", repetía una y otra vez, mientras confesaba al agente de la Policía Portuaria que a ella el itinerario que le gustaría hacer alguna vez era el de las islas griegas. "Lo mejor de este viaje es cuando llegas a Duvronik", contestó él, que daba la casualidad que precisamente lo había realizado.

Las dimensiones no pasaban desapercibidas. Con 284 metros de eslora, lo que significa una extensión equivalente a tres campos de fútbol, una altura de un edificio de 14 pisos de altura y una capacidad superior a 3.000 personas entre pasaje y tripulación, el Nieuw Amsterdam en el barco más grande que atraca en Motril, por lo que ni el mismo presidente de la Autoridad portuaria de Motril, Francisco Álvarez de la Chica, se resistió a inmortalizar el momento.

El dirigente del Puerto subrayó que era un "revulsivo muy importante para la comarca y para la ciudad", y añadió que "hay que seguir trabajando con las asociaciones de comerciantes para que valoren que esto es una oportunidad que se les presenta a su puerta y que representa una nueva cultura dirigida a un tipo de turista de elite".

El presidente indicó que la llegada de barcos como éste demuestran que "tenemos la capacidad técnica para darle soporte a un buque de estas características y la vamos a incrementar con el dragado del muelle de Las Azucenas, pues va a permitir que llegar al calado de la totalidad de los barcos de cualquier naviera del mundo".

Más próximo al barco, Mr. Omen quería también captar una imagen de su mujer cerca del crucero con una pequeña cámara. No resultó sencillo, pues el contraluz le jugaba una mala pasada y no se podía ver con nitidez el visor. Además, era muy complicado meter en el encuadre un objeto de tal envergadura.

Esta pareja de holandeses disfrutaba de unos días de vacaciones a bordo de este crucero. Habían subido a la ciudad, pero ya a mediodía se disponían a regresar para comer en cubierta y disfrutar de los servicios que ofrece el crucero. El turista, con algunos conocimientos de castellano, lamentaba que no hubiera más negocios abiertos. "Me gustaría haber visto el Corte Inglés", comentaba.

Consciente de este hándicap, la Asociación de Mujeres Empresarias (EMAS) había instalado unas carpas con pequeñas tiendas de productos típicos en la plaza de las Comunidades Autónomas, donde está ubicada la Oficina de Turismo, para que los turistas pudieran hacer las compras. Mari Carmen Rodríguez, miembro de esta asociación, explicó que en su stand habían adquirido pequeños artículos de consumo como mermeladas y miel, pues pese a que también ella vendía aceite y vino, sabía que los turistas preferían objetos más pequeños.

También desde la Asociación de Comerciantes de la ciudad animaron a los establecimientos a abrir sus puertas pese a ser festivo, pues una ocasión como ésta de recibir a más de 2.000 turistas no se da todos los días. Finalmente, algunos negocios del Centro Comercial Abierto decidieron subir la persiana. La alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, destacó que "es importante que los cruceristas cuando vienen a la ciudad se lleven la imagen de que es una ciudad viva, con comercio, donde se puedan hacer cosas".

Peter Show se acercó a la Oficina de Turismo y, después de recoger el mapa de la ciudad para orientarse, comentó con su inequívoco acento americano que el único objetivo que se había marcado era "caminar por el municipio antes de regresar a cubierta". Este septuagenario jubilado de Oregon que viajaba solo conocía ya muchas ciudades españolas: Málaga, Valencia y Barcelona, entre otras, pues ya se había embarcado en varios cruceros.

Una de las curiosidades que más llamó la atención al público en general fue la degustación de la caña de azúcar. Jonh Jones, de Carolina Beach, no dudó en preguntar a un muchacho vestido de mondero cómo de la caña se podía extraer el azúcar. Con ayuda de un intérprete, el muchacho explicó a grandes rasgos el proceso de la elaboración, y acto seguido, no dudó en probar el dulzor de la caña y quedó gratamente sorprendido.

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