Cada cierto tiempo, Dolores Mirasol de Cámara amanece con un ramo de flores bajo los brazos. Jóvenes parejas se acercan hasta el cementerio de San José para obsequiar a la 'Bella durmiente', a 'La Novia' eterna, con un ramillete, confiando así en tener más suerte que ella el día de su matrimonio. 134 años después de fallecer, la leyenda ha transformado la historia de la dama, tiñéndola de romanticismo y convirtiéndola en una bella joven a la que sobrevino la muerte justo el día de su boda. Pero el 7 de agosto de 1881 Dolores Mirasol no tenía previsto casarse.

El bello monumento que decora la lápida ha sido el responsable de generar románticas leyendas a lo largo del último siglo. Pero la historia de la 'Bella Durmiente' de Granada es mucho más terrenal, y está bien documentada. Tanto, de hecho, que la obra funeraria ha ganado el premio en esta categoría del Concurso de Cementerios de España.

Puede que Dolores Mirasol no fuera tan joven como representa su efigie, ni tuviera fecha de matrimonio, pero sí es cierto que sus familiares quisieron representarla como la princesa durmiente del cuento de Charles Perrault. La Aurora del cementerio de San José, vestida al gusto clásico y representada como una musa bucólica, corona de hiedra incluida, no fue una novia llorada por su eterno prometido. Fue una hermana amada por sus hermanos, que no se resignaron a perderla y la imaginaron como la princesa que yace sumida en un sueño del que despertará pasados cien años.

El monumento funerario fue encargado por los familiares de Dolores, encabezados por el prócer Pedro Nolasco Mirasol de la Cámara, senador del reino, catedrático de Derecho Civil y afamado abogado, que llegó a ser en varias ocasiones decano del Colegio de Abogados. Amante de la literatura y de los clásicos, el distinguido granadino quiso dar a su hermana uno de los monumentos más bellos y evocadores del cementerio.

La historia oculta y detallada de 'La Novia' ha sido la más votada en la segunda edición del certamen organizado por la revista Adiós con el patrocinio de Funespaña y la colaboración de la Asociación de Funerarias y Cementerios Municipales. En los siguientes puestos han quedado la historia de amor ocurrida en el cementerio municipal de Valencia; la antología del cementerio de Torrero, en Zaragoza; el origen del Circo del Ensanche del camposanto de Derio, en Bilbao; y la imagen de la visita del director Alfred Hitchcock al cementerio de San Sebastián.

La necrópolis granadina también ha obtenido puestos destacados en las otras dos categorías en las que competía en el certamen. Las votaciones populares le han dado el segundo puesto al Mirador del Agua del cementerio municipal de San José en la categoría de mejor monumento arquitectónico. Este espacio singular del camposanto está pensado para el esparcimiento de cenizas mediante una cascada de agua que, a través de un juego de acequias, acaba depositándolas en el jardín situado en el nivel inferior. Su cuidado e innovador diseño, realizado por el arquitecto granadino José Ibáñez Berbel en 2013, el entorno en que se ubica y las vistas panorámicas de Granada y su vega, lo convierten en un espacio único para la realización de ceremonias de despedida y como lugar de recuerdo.

Además, el ángel del Panteón de los Rodríguez-Acosta, realizado en el año 1900 por el escultor italiano Enrico Butti, ha obtenido el segundo puesto en la categoría de mejor escultura, en la que ha resultado vencedor el cementerio de La Carriona de Avilés, en Asturias, inaugurado en el año 1890.