urbanismo | primer paso para la construcción de las viviendas

Santa Adela cumple su sueño con el inicio de la tercera fase

  • Medio centenar de familias firman las actas para renunciar a sus pisos a cambio de nuevas viviendas El alcalde preside un emotivo acto donde los vecinos logran una demanda histórica

La barriada más peleona de la ciudad recibió ayer su recompensa tras seis años de intensa lucha. Alrededor de sesenta vecinos de Santa Adela firmaron de manos del alcalde de Granada, Paco Cuenca, las actas de avenencia de expropiación de sus pisos, el primer paso formal antes de que las máquinas derriben estas viviendas para después construir su nuevo hogar. Un trámite que ilusionó ayer a quienes muy pronto recibirán sus casas pero también a aquellos que lo harán en fases posteriores. Porque sin duda, el inicio de este procedimiento da esperanza a todos los vecinos que han sobrevivido estos conjunto de edificios al borde de la ruina y que, en un futuro, se convertirá en un barrio completamente regenerado.

Loli Perea es una de las vecinas de la barriada que cambiará de casa en esta primera subfase. Tras años de lucha y de vivir rodeada de humedades que le han provocado reúma, esta vecina firmó ayer este documento que le aproxima a la llave de su nuevo hogar. Un día el de ayer, sin duda de fiesta en su casa, un bajo ubicado en Santa Adela que cambiará por un octavo donde, adelanta, brillará la luz del sol. "Me vine con tres años a vivir aquí, me marché cuando me casé y tiempo después volví. Llevo 25 años viviendo en este piso", relata Perea a través de los barrotes de la ventana que separan su cocina de la calle.

Una de las cosas que más ilusión le hacen tanto a Loli como a su hija Yolanda es el tema de la luz. Después de tantos años viviendo en un bajo con las lámparas encendidas desde bien temprano no es de extrañar que se les ilumine la cara de pensar que vivirán en una octava planta.

Mientras llega ese momento, ya buscan piso pues está previsto que en torno a octubre abandonen su hogar para el inicio de las obras. "La única queja que tenemos es que solo nos dan 333 euros para pagar el alquiler mientras derriban y construyen nuestra casa. Estamos buscando piso por la zona pero la verdad es que son muy caros", detalla Yolanda, que no obstante está contenta porque ya "queda menos".

Paulina Sánchez es otra de las vecinas que estrenará hogar. Según cuenta esta vecina, dispone de una vivienda en una de los bloques afectados en la segunda subfase. Sin embargo, este piso está en tan mal estado que se ve obligada a vivir en el que fue el hogar de su madre en una de las edificaciones que va a ser demolida y que queda a pocos metros. Por este motivo, también está buscando piso por la zona para realojarse junto a su familia mientras se traslada a su nueva vivienda. "Estoy deseando que me den el dinero para el realojo, he pasado mucho ahí...", relató ayer esta vecina cuyos recuerdos le empañan los ojos. Ahora, con la reconstrucción del barrio de Santa Adela, Paulina cree que la vida le brinda un giro hacia algo mejor.

La intervención municipal en la barriada de Santa Adela permitió la construcción de 149 viviendas en una primera fase, con una inversión de 10,9 millones, a la que se sumó la demolición de 184 y la construcción de otras 257 tras una inversión de 9,9 millones. La crisis económica motivó que tras estas dos fases el Ayuntamiento de Granada, liderado en aquel entonces por el PP aparcase estos proyectos que sin embargo finalmente han sido rescatados gracias al empeño y el esfuerzo de los vecinos que no han cesado su lucha. Dada la envergadura de la tercera fase, ésta ha sido dividida en tres partes que arrancan ahora gracias a un acuerdo pionero entre el municipio, la Junta y el Gobierno central con fondos estatales.

Ahora, lo que esperan los vecinos es que la regeneración del barrio avance para que todos estrenen piso y no solo quienes ayer firmaron el acta de avenencia. "A mi piso le quedan por lo menos ocho o nueve años", vaticina en este sentido Ana Romera, una vecina que teme que las administraciones vuelvan a guardar en el cajón estos proyectos. Romera recuerda cómo los vecinos han movido cielo y tierra para conseguir que las administraciones se pongan manos a la obra y ya adelanta: seguirán luchando para que el proyecto continúe. "Vamos a tener que estar luchando toda la vida, a este paso para cuando llegue la mía iré con bastón, ¿cómo voy a manifestarme?", bromea Romera, que ya se vistió de zombi años atrás para protagonizar una sonada protesta a las puertas del Ayuntamiento. También a la espera de estrenar vivienda está Dolores Jiménez, que llegó al barrio tras vivir tres años en los albergues adaptados tras el terremoto de 1956 que dejó a miles de familias granadinas sin hogar ni pertenencias. "Hoy estoy contenta porque se van consiguiendo cosas pero llevamos toda una vida de lucha", reconoce Jiménez, que recuerda que los vecinos han pagado hasta tres veces el precio de sus viviendas. "Cuando llegué no estaban ni las calles pero claro que nos hizo ilusión estrenar nuestro piso", rememora esta vecina cuya vivienda pertenece a la segunda subfase. "Tienen que darnos una solución porque las casas, aunque les han dado un lavado de cara, están muy mal. Hay ratas y cucarachas...", detalla.

De esto también saben Pepi Soto y Luz Divina, madre e hija que viven en dos bloques distintos de la barriada. Para mejorar su piso, Luz, que vive con su pareja y sus tres hijas, ha llegado a duplicar los tabiques dejando una cámara de aire de por medio. Ni siquiera esta obra ni las constantes capas de pintura han logrado acabar con las humedades. "Este piso también es de la segunda subfase, esperamos que siga adelante el proyecto porque así no se puede vivir. Nos ha salido dos veces una rata por el water, por eso les tengo dicho a mis niñas que coloquen un cuenco de Hello Kitty sobre la tapa para que siempre esté cerrado", relata. Su madre Pepi, en su edificio, no corre mejor suerte. Mientras muestra el portal no duda en rascar la pared de la que se desprenden restos de escayola rápidamente. "Esta fatal", remarca esta vecina que recuerda otra época de Santa Adela más afable. Corrían los años 80 y la asociación de vecinos llegó a concederles galardones por cómo habían decorado la barriada. "Antes nos conocíamos todos, había muy buena relación y durante las fiestas decorábamos los balcones... Ahora a muchos vecinos ni los conocemos", lamenta Pepi.

Entre las integrantes de la plataforma también destaca Mari Carmen Pérez, más conocida como Chica. Esta mujer no ha dejado de luchar durante todos estos años por la reactivación de este proyecto a pesar de que ella ya dispone de una de las viviendas construidas en las anteriores fases. Sin embargo, sus ideales le han llevado a pelear junto a sus vecinos por algo que considera de justicia social. "Mi piso es una maravilla y por eso pienso que todos los vecinos tenemos el mismo derecho a conseguir esto", destaca Pérez, que reconoce que no ha dejado de pelear porque considera que esta regeneración de Santa Adela "es un derecho y una mejora para el barrio". Para ella, es importante acabar con esta imagen de pobreza en una zona donde viven muchas buenas personas. "He querido seguir con ellos y buscar medios para el cambio. Hace cuatro años cuando nos pidieron la mejora de los edificios por las ITES decidimos retomar las movilizaciones con más fuerza. Ha merecido la pena; la lucha ha dado resultado para conseguir un objetivo justo para todos y para el barrio. La unión ha sido clave aunque nos hayan dicho tantas veces que no era posible", destaca Chica.

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