La pluviometría en Granada no es, ni lo será, una ciencia exacta. No obedece a patrones, ni a lógica alguna. Nada permite prever cómo será un año, una estación. Algo que obliga, en estas latitudes, a ser extremadamente cuidadoso cuando se trata de la gestión del agua. En estos términos se suele argumentar desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir el modelo de administración de este recurso. También desde las empresas suministradoras. Los datos avalan la cautela. Estamos en época de vacas flacas y nadie puede predecir cuándo volverá la lluvia. Ni cómo lo hará.

La información pluviométrica recopilada en la estación de la Lancha de Cenes desde 1960 da cuenta de años extremadamente secos precedidos de temporadas de auténticos diluvios. No hay que irse muy lejos en el tiempo para ver lo cambiante que es el tiempo en Granada, una provincia que, en la actualidad, vive de las rentas hídricas de los años 2009, 2010 y 2011. Desde entonces, los años hidrológicos se han cerrado con más pena que gloria. Y este 2016 va camino de eso, de terminar con unos registros discretos en cuanto a lluvia recogida.

Desde que empezó el siglo XXI ha habido de todo. En 2005 las precipitaciones fueron escasísimas, como demuestran los 155,90 litros por metro cuadrado recogidos en Cenes. En julio y en agosto de aquel año no cayó ni una gota, algo normal en Granada. No lo fue tanto que en contador se quedara a cero también en enero, algo que desde 1960 sólo había ocurrido en 1983 y 1993.

Aquel bache de mediados de década pasó. Vinieron años de intensas lluvias. En 2010 cayeron 713,50 litros por metro cuadrado, y en 2013 se superó ese registro con unos espléndidos 768,9 litros por metro cuadrado. Sin embargo, desde entonces los datos indican que se ha estado por debajo de la media histórica. A falta de poco más de un mes para que finalice el año hidrológico, en Granada capital han caído de octubre a agosto 332,4 litros por metro cuadrado. En 2015 fueron 362, y un año antes 374. Todos estos registros están por debajo de la media histórica calculada para esa estación de medición, 415,3 litros por metro cuadrado.

Por cierto, el año más espléndido en lluvias fue 1996, que se cerró con 945 litros por metro cuadrado. Cabe recordar la desesperación con la que los granadinos miraban al cielo sólo dos años antes, el del Mundial de esquí pospuesto por falta de precipitaciones.