Granada

Las fábricas de hormigón se paralizan y el 'stock' colapsa las instalaciones

  • Los empresarios detienen la producción y reducen el número de trabajadores · El sector soporta, además, altas deudas ante el impago de las constructoras

Las fábricas de prefabricados de hormigón de la provincia se han convertido en todo un mar de piedra. La imposibilidad de vender el material -debido a la escasez de obras que se están llevando a cabo en Granada- está colapsando las instalaciones de las empresas, donde se amontonan los ladrillos y las viguetas.

"Los patios están totalmente llenos, no hay cabida para más material. Esto es un desastre", lamenta el presidente de la Asociación de Fabricantes de Prefabricados de Hormigón de Granada, Guillermo Álvarez.

En este sentido, el representante empresarial matiza que sólo los ladrillos de hormigón están teniendo algo de salida al mercado con destino a la culminación de las pocas obras que siguen en marcha. Sin embargo, la venta de viguetas -empleadas en las primeras fases de las construcciones- se ha detenido ante la escasez de nuevos proyectos inmobiliarios por las promotoras y constructoras granadinas.

Y si no hay venta ni más espacio para almacenar el stock, a los empresarios del sector sólo les queda una opción: parar la producción. De este modo, si hace cuatro meses, el sector denunciaba que la mitad de las fábricas había puesto el freno de mano a la maquinaria, la paralización de la productividad afecta actualmente al cien por cien de los profesionales granadinos, según anuncia Álvarez.

"Estamos trabajando una o dos horas durante tres días a la semana", asegura el presidente de la Asociación empresarial, quien añade que el sector ya se encuentra en "fase de recesión". Con este panorama de crisis, Álvarez no descarta que en los próximos meses muchas empresas tengan que cerrar. "Numerosas empresas se encuentran en una situación crítica", afirma.

Por si fuera poco, los fabricantes de prefabricados de hormigón tienen que hacer frente al impago de cuantiosas deudas contraídas por empresas constructoras que no disponen de liquidez suficiente para pagar el material comprado. "Una empresa importante de 1.500 trabajadores me iba a comprar material, pero cuando investigué su liquidez comprobé que tenía cero euros en créditos caución. De ahí, que la mayoría de los empresarios hayamos tenido que colgar carteles de 'Venta al contado', porque si no no nos pagan lo poco que vendemos", explica Álvarez.

Además, los impagos de las constructoras provoca que el índice de morosidad de los fabricantes de prefabricados de hormigón suba y, con ello, los intereses de las entidades financieras para conceder préstamos a los empresarios, dejando al sector inmerso en una espiral sin salida, en la que los profesionales también tienen que afrontar los gastos de mantenimiento del material almacenado y los de amortización de la maquinaria de última generación con la que se habían equipado hace unos años las fábricas.

Ante esta situación, las plantillas de trabajadores de las fábricas se han reducido al mínimo. "En mi empresa (Viguetas Padul) trabajábamos 15 empleados y ahora quedamos cuatro personas y el chófer", confiesa Álvarez, quien sostiene que los empresarios están "desesperados" ante la crítica situación por la que atraviesa el sector.

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